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Closterium ralfsii navega hoy por la vida descubriendo el nuevo año como luna en cuarto creciente, en una mueca de sonrisa que hace segura su travesía incierta en el océano de una gota de agua, profunda como el abismo, misteriosa y de mágica belleza.
Así es Closterium , líneas puras de sencillez, en curvas suaves de luna... y discretamente se mece en equilibrio perfecto entre los claros de sol de las aguas de las lagunas mientras germina el año. Dos pequeñas perlas brillan cerca de sus extremos, dentro de una burbuja donde se mueven nerviosos y vivos minúsculos cristales de mineral, estas dos perlas son los balancines que ajustan con precisión el equilibrio de su cuerpo de arco esbelto.
Se conocen casi cuatro centenares de especies y variedades de Closterium todas hermanas, a veces de parecido extraordinario y todas ellas pintadas con un toque de armonía pura, esencia de belleza en curvas de vida. La de hoy Closterium ralfsii var. hybridum , lleva el nombre de Ralfs, quien en época de Darwin estudió toda esta familia de algas que son joyas vivas .
Aunque de forma muy variada Closterium ralfsii presenta contornos de arco amplio, casi curvatura de góndola y su pared esta surcada de extremo a extremo por finas estrías apenas perceptibles que se cierran en sus ápices biselados.
Closterium ralfsii extiende sus largos brazos que la ayudan a flotar y sostienen cerca de la superficie, como lo hacen con dos de sus hermanas, Closterium Kützingii de las aguas frías y limpias de las lagunas de montaña y Closterium rostratum de las charcas y regatos mansos ricos en materia orgánica.
La fotografía tomada por Isabel López de Munain se ha realizado a 400 aumentos empleando la técnica de contraste de interferencia y procede de una muestra tomada el 18 de diciembre de 2016 en la la laguna de Sobrado dos Monxes.
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Eunotia es un género de diatomeas, representado por cerca de 300 taxones y constituido por especies de aspecto muy heterogéneo cuya vista valvar (ligeramente curvada y estrecha) es muy diferente a su vista conectiva (casi siempre rectangular y más ancha) . Las células de Eunotia siempre aparecen curvadas en vista valvar, una veces, casi en forma cerrada de C y en otras ocasiones de forma abierta, como un arco sin tensión. Todas ellas también presentan un rafe muy corto, generalmente observable en vista conectiva que puede ser simple o estar bifurcado y abrirse en diferentes posiciones.
Con estas particularidades, más fáciles de apreciar directamente que de explicar, las diatomeas de este género pueden vivir aisladas o como la que mostramos hoy aquí, agrupadas en formaciones coloniales acintadas, lo que ha hecho que a veces se haya confundido con el género Fragilaria con el que presenta alguna similitud por esta forma tan característica de desarrollarse.
Las diatomeas del género Eunotia viven casi siempre en aguas de poca corriente o estancadas, en ocasiones incluso charcos de muy pequeñas dimensiones, pero casi siempre prefieren hacerlo en zonas de aguas ácidas o ligeramente ácidas y por ello son bastante comunes en las turberas.
En cualquier caso, Eunotia es una diatomea amante de las orillas donde vive libre o asociada a plantas acuáticas sumergidas y no presenta aparentemente estructuras de fijación para sujetarse a los sustratos sobre los que se desarrolla.
Aunque la taxonomía de este género es bastante compleja y controvertida, la especie que mostramos hoy aquí parece corresponder claramente a Eunotia pectinalis por su forma de crecer dando lugar a estructuras acintadas, por la estructura, forma y tamaño de los frústulos en esta vista conectiva y por las finas estrías que constituyen su ornamentación.
Eunotia pectinalis está muy repartida por toda Europa y, con frecuencia, forma largos filamentos, de los que hoy solo se observa un corto fragmento.
La fotografía tomada con Isabel López de Munain se ha realizado a 400 aumentos empleando la técnica de contraste de fase y procede de una muestra tomada el 18 de diciembre de 2016 en la la laguna de Sobrado dos Monxes.
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Eunotia es un género de diatomeas, representado por cerca de 300 taxones y constituido por especies de aspecto muy heterogéneo cuya vista valvar (ligeramente curvada y estrecha) es muy diferente a su vista conectiva (casi siempre rectangular y más ancha) . Las células de Eunotia siempre aparecen curvadas en vista valvar, una veces, casi en forma cerrada de C y en otras ocasiones de forma abierta, como un arco sin tensión. Todas ellas también presentan un rafe muy corto, generalmente observable en vista conectiva que puede ser simple o estar bifurcado y abrirse en diferentes posiciones.
Con estas particularidades, más fáciles de apreciar directamente que de explicar, las diatomeas de este género pueden vivir aisladas o como la que mostramos hoy aquí, agrupadas en formaciones coloniales acintadas, lo que ha hecho que a veces se haya confundido con el género Fragilaria con el que presenta alguna similitud por esta forma tan característica de desarrollarse.
Las diatomeas del género Eunotia viven casi siempre en aguas de poca corriente o estancadas, en ocasiones incluso charcos de muy pequeñas dimensiones, pero casi siempre prefieren hacerlo en zonas de aguas ácidas o ligeramente ácidas y por ello son bastante comunes en las turberas.
En cualquier caso, Eunotia es una diatomea amante de las orillas donde vive libre o asociada a plantas acuáticas sumergidas y no presenta aparentemente estructuras de fijación para sujetarse a los sustratos sobre los que se desarrolla.
Aunque la taxonomía de este género es bastante compleja y controvertida, la especie que mostramos hoy aquí parece corresponder claramente a Eunotia pectinalis por su forma de crecer dando lugar a estructuras acintadas, por la estructura, forma y tamaño de los frústulos en esta vista conectiva y por las finas estrías que constituyen su ornamentación.
Eunotia pectinalis está muy repartida por toda Europa y, con frecuencia, forma largos filamentos, de los que hoy solo se observa un corto fragmento.
La fotografía tomada con Isabel López de Munain se ha realizado a 400 aumentos empleando la técnica de epifluorescencia y procede de una muestra tomada el 18 de diciembre de 2016 en la la laguna de Sobrado dos Monxes.
FINAL ETAPA 31:Baamonde - Sobrado dos Monxes.
MONASTERIO DE SANTA MARIA DE SOBRADO DOS MONXES,DE LOS SIGLOS X-XI
FINAL ETAPA 31:Baamonde - Sobrado dos Monxes.
MONASTERIO DE SANTA MARIA DE SOBRADO DOS MONXES,DE LOS SIGLOS X-XI
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Como escapada de la mitología griega, Amoeba proteus es casi hidra, sus cabezas de serpiente que son pies y manos a la vez se multiplican y se abren por todas partes, huye de un Hércules imaginario, pero sin saber hacia donde ir. Cambia de forma continuamente y en cada segundo se transforma, ya no es la que era hace un instante.
A pesar de intentar disimular y despistar cambiando, quizá temiendo que Hércules vaya a aparecer de un momento a otro a cortar alguna de sus cabezas, Amoeba proteus es inconfundible, precisamente por eso, por su cambio continuo. En su avance desordenado se hace con lo que encuentra a su paso, algas, diatomeas, désmidos, pequeños protozoos que incluso se mueven vivos en su interior como en una gran jaula. Amoeba lo atrapa todo, lo necesita para alimentar a todas sus cabezas que emergen, aquí y allí. Hoy el menú de nuestra ameba, parece que ha sido de un solo plato, se ha dado un atracón del alga blindada Trachelomonas.
Sin embargo, este pequeño monstruo del agua, de apariencia desconcertante, pues nunca muestra su rostro, es completamente inofensivo y ayuda a que las aguas turbias se tornen cristalinas.
Amoeba proteus, también llamada Chaos diffluens es quizá la ameba más conocida, pero ni mucho menos la más común. Su interior es como una vidriera móvil, con las algas verdes, gotitas de grasa, cristales de proteínas, gránulos de almidón y plaquitas de leucina, se mueven en un caleidoscopio asimétrico, todo dirigido por un solo núcleo, el de este microorganismo gigante tan desconcertante, ya lo hemos dicho, como inofensivo.
Amoeba proteus procede de una muestra de agua recolectada en la Laguna de Sobrado dos Monxes en Coruña y ha sido fotografiada a 400 aumentos empleando la técnica de contraste de interferencia.
Con nuestra gratitud para Antonio Martínez Ron por la reseña incluida en su excelente blog Fogonazos de nuestro proyecto...y también a Paul por su referencia en www.dataisnature.com/ y por su magnífica galería
Puedes tener otra infomación en la exposición LA VIDA OCULTA DEL AGUA
Y en este catálogo
También en la galería de Fotolog
Y nuestro granito de arena por la Paz
Fachada del monasterio de Sobrado dos Monxes, en Sobrado (La Coruña, Galicia, España).
Es edificio barroco de finales del s. XVII, y principios del XVIII
Fachada del monasterio de Sobrado dos Monxes, en Sobrado (La Coruña, Galicia, España).
Es edificio barroco de finales del s. XVII, y principios del XVIII
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De alguna forma especial tienen que comunicarse las algas para poder dibujar estrellas, lunas, esferas o corazones en el agua y es que Dimorphococcus cordatus , es de éstas últimas.
Vive formando colonias y cada colonia está formada por pequeñas familias de cuatro individuos, de esas cuatro células, las dos que se disponen en la parte central, adoptan una forma ovalada, pero las otras dos, que se sitúan hacia afuera, dibujan corazones verdes…¿estarán diciendo algo?
Cada una de estas familias de cuatro se une a las demás por cordones gelatinosos que mantienen a la colonia agrupada, una reunión de familias bien avenidas y, ésta, flotando rueda y rueda, y recorre así, siempre, lagunas de aguas limpias y oxigenadas.
De todas éstas, lunas, esferas, estrellas y corazones hemos encontrado en las muestras de las aguas traídas de Coruña…para quien la quiera recoger, de corazón.
Estrellas: Pediastrum
Lunas: Selenastrum
Esferas: Eremosphaera
Corazones: ésta, Dimorphococcus cordatus.
Dimorphococcus cordatus procede de una muestra de agua recolectada en la Laguna de Sobrado dos Monxes en Coruña y ha sido fotografiada a 400 aumentos empleando la técnica de contraste de interferencia.
Con nuestra gratitud para Antonio Martínez Ron por la reseña incluida en su excelente blog Fogonazos de nuestro proyecto...y también a Paul por su referencia en www.dataisnature.com/ y por su magnífica galería
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Arcella es la ameba con caparazón de siempre, como un perro fiel, sin saber por qué, allá donde vayamos nunca nos falla. Dentro de su cascarón de media naranja se mueve despacio asomándose como una tortuga por la única ventana que, como un ojo de buey, se abre en el centro de su base circular.
Juega a despistarnos, no tiene pies ni cabeza ¿o sí? Algo asoma despacio como si fuese el borde de un caracol: primero ancho, después estrecho, ahora se alarga, luego se divide en dos como una lengua de lava fría que se abre por aquí o por allá. Son sus pies manos, sus pseudópodos, una mano ahora de siete dedos con los que camina sobre el fondo o nada flotando, con los que recoge las pequeñas algas o los restos vegetales de los que se alimenta.
Su nave monoplaza, su escudo, su casa, es del color de la tierra cálida, siempre adornada con un abrigo de punto fino, elegante, pero a veces tan cotidiano que no nos damos cuenta de su valor.
Desde Canarias a Galicia, en Ciudad Real, Zamora o La Rioja, en las lagunas gélidas o en los ríos viejos, en los charcos o en las fuentes, parece que le da igual, allí encontramos su presencia sin condiciones, como la presencia de un verdadero amigo.
La fotografía de hoy procede de una muestra recolectada hace unos días, junto con Antonio Prunell, en la laguna de Sobrado dos Monxes en Coruña y se ha realizado a 400 aumentos empleando la técnica de contraste de interferencia.
Inauguramos hoy un vídeo de prueba de la ameba Lecquereusia.
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En continuo movimiento, pero sin moverse del lugar, bien sujeta por la base, Vorticella monilata es un ciliado que encoje su cuerpo en un muelle para volver en un instante a estirase y abrir su extremo como el cáliz de una flor.
Vorticella monilata es de las pocas vorticelas que viven formando ramilletes y también, quizá la única que adorna su copa con botoncitos bordados en hileras, parecidos a los de Euglena spirogyra o Phacus suecicus ¿es moda en esta laguna?.
Su corona de cilios es casi invisible, pero tan potente como un tornado al que va cayendo todo lo que pasa cercano, es un remolino que parece no tener fin. Las aspas de hilo que son cilios no se detienen ni un momento y, de vez en cuando, para no aburrirse, juegan a hacer malabares con algún despistado que pasa cerca, es lo que le ha ocurrido a la redonda Trachelomonas, posiblemente Vorticella la ha confundido con una pelota y entre flexión y flexión juega con ella a un juego de circo.
Vorticella monilata habita en arroyos y lagunas de aguas limpias y puede crecer formando grupos sobre la superficie de algunas plantas acuáticas.
Vorticella monilata procede de una muestra de agua recolectada en la Laguna de Sobrado dos Monxes en Coruña y ha sido fotografiada a 400 aumentos empleando la técnica de contraste de interferencia.
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En el agua no se distingue apenas, solamente una tenue luz lateral hace que la sombra de sus contornos muestre su avance, avance de una lengua que lame todo a su paso quedándose con el fino alimento de las bacterias. Su cuerpo es una erupción fría, continua y casi lineal. A diferencia de lo que hace unos días podíamos ver en la reina de las amebas, Amoeba proteus . En Saccamoeba clava no puede haber discusiones pues es un único pie el que avanza o retrocede gira, o sigue recto.
En su base se distingue una parte ramificada, el uroide, como una raíz o un arado que parece arañar su el recorrido sujetándose con unos filamentos cortos y rígidos. El interior de Saccamoeba es hialino y encierra un solo núcleo esférico, es quizá la única forma geométrica que puede distinguirse en este ser cambiante, tan diferente a las ordenadas y metódicas algas de la forma como los désmidos y las diatomeas.
Aquí la vida se muestra con toda su intensidad, no en la belleza de estar, sino en la de la acción, que es su ser. El movimiento delata la vida de esta masa irreconocible, pero palpitante, en cada segundo.
Saccamoeba clava procede de una muestra de agua recolectada en la Laguna de Sobrado dos Monxes en Coruña y ha sido fotografiada a 200 aumentos empleando la técnica de contraste de interferencia.
Con nuestra gratitud para Antonio Martínez Ron por la reseña incluida en su excelente blog Fogonazos de nuestro proyecto...y también a Paul por su referencia en www.dataisnature.com/ y por su magnífica galería
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