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En el marco del programa público "Mortals of the World, Unite!" se celebró una mesa redonda en torno a "Inmortalidad, eterna juventud y muerte" que tuvo lugar el jueves 11 de julio de 2024 a las 18:00h en el espacio Clima Fitness de Matadero.

 

Este evento abordó la inmortalidad, la eterna juventud y la muerte desde diferentes perspectivas atendiendo a los retos sociales, éticos, científicos, ambientales, estéticos, tecnológicos, políticos y filosóficos asociados a la búsqueda para alargar la vida humana en un contexto de crisis climática, bélica y migratoria.

 

En el encuentro participaron María A. Blasco (investigadora biomolecular y autora de Morir joven, a los 140 junto con Mónica G. Salomone), Igor Bragado (arquitecto y autor de Death Report y Planet Fitness: Anthropo-Frontierism and the Survival of the Fittest junto con Miles Gertler) y Albert Cortina (coautor y coordinador junto con Miquel-Àngel Serra del libro ¿Humanos o posthumanos? Singularidad tecnológica y mejoramiento humano, entre otros).

"Autodestruct me, baby!" Posthuman Social Club #5 (Super Autodrome / Prater Wien, 9.7.2025)

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El proyecto GAMÍN 4.0 nace como una colección creada en Bogotá, un ejercicio de exploración estética y social que convirtió la carencia, el dolor y la locura en un lenguaje de moda. Las primeras piezas físicas fueron diseñadas desde la contradicción: de la elegancia y el estatus al despojo y la vulnerabilidad de la calle. El resultado fue un relato vivo donde los códigos de vestimenta opuestos se fusionan hasta borrar sus fronteras, dando lugar a un nuevo cuerpo social y artístico.

La colección original se materializó en prendas con tonos grisáceos y negros, cargadas de texturas superpuestas y acabados distressed (rasgado, sucio, mal cortado, decolorado). Se usaron sacos de paño, telas pesadas y reutilización de prendas donadas o desechadas, junto a recursos como el upcycling, el patchwork y la mezcla de ropa second hand y vintage adquirida en espacios icónicos de Bogotá como San Victorino, la Plaza España y el Parque Tercer Milenio.

 

Posteriormente, este universo fue trasladado a un plano digital mediante la creación de obras de moda generadas con inteligencia artificial. A partir del trabajo original, surgió una segunda narrativa: En este nuevo territorio, las piezas de IA se convirtieron en visiones especulativas de un cuerpo urbano del porvenir: chaquetas metálicas corroídas por el óxido, pantalones desgarrados con acabados luminosos como neón roto, botas hechas de retazos híbridos entre cuero sintético y chatarra industrial. Los rostros, espectrales y bellos, evocaban la dureza de la calle mezclada con la sofisticación de pasarelas imposibles. El gamín se reimagina como un arquetipo posthumano, hijo de la decadencia pero revestido de aura mística, que porta la basura como joya, la cicatriz como ornamento y la precariedad como símbolo de poder estético.

 

El tránsito entre lo físico y lo digital revela la potencia de GAMÍN: un manifiesto de moda, arte y tecnología donde lo roto se vuelve sublime, lo marginal se eleva y el futuro viste con la memoria de la calle.

GAMÍN 4.0 no es solo una colección, es un dispositivo cultural que tensiona las fronteras entre moda, marginalidad y futuro. Las piezas físicas y digitales conviven como reliquias y fantasmas de un mismo gesto creativo: subvertir los códigos de la carencia para transformarlos en una estética de resistencia. En esta dialéctica, lo local se proyecta hacia un horizonte global y especulativo, donde la calle bogotana se convierte en laboratorio de futuros posibles. GAMÍN se erige así como una poética visual y política que cuestiona qué significa vestir en tiempos de crisis, y qué formas nuevas de belleza pueden nacer de la ruina.

 

El proyecto GAMÍN 4.0 nace como una colección creada en Bogotá, un ejercicio de exploración estética y social que convirtió la carencia, el dolor y la locura en un lenguaje de moda. Las primeras piezas físicas fueron diseñadas desde la contradicción: de la elegancia y el estatus al despojo y la vulnerabilidad de la calle. El resultado fue un relato vivo donde los códigos de vestimenta opuestos se fusionan hasta borrar sus fronteras, dando lugar a un nuevo cuerpo social y artístico.

La colección original se materializó en prendas con tonos grisáceos y negros, cargadas de texturas superpuestas y acabados distressed (rasgado, sucio, mal cortado, decolorado). Se usaron sacos de paño, telas pesadas y reutilización de prendas donadas o desechadas, junto a recursos como el upcycling, el patchwork y la mezcla de ropa second hand y vintage adquirida en espacios icónicos de Bogotá como San Victorino, la Plaza España y el Parque Tercer Milenio.

 

Posteriormente, este universo fue trasladado a un plano digital mediante la creación de obras de moda generadas con inteligencia artificial. A partir del trabajo original, surgió una segunda narrativa: En este nuevo territorio, las piezas de IA se convirtieron en visiones especulativas de un cuerpo urbano del porvenir: chaquetas metálicas corroídas por el óxido, pantalones desgarrados con acabados luminosos como neón roto, botas hechas de retazos híbridos entre cuero sintético y chatarra industrial. Los rostros, espectrales y bellos, evocaban la dureza de la calle mezclada con la sofisticación de pasarelas imposibles. El gamín se reimagina como un arquetipo posthumano, hijo de la decadencia pero revestido de aura mística, que porta la basura como joya, la cicatriz como ornamento y la precariedad como símbolo de poder estético.

 

El tránsito entre lo físico y lo digital revela la potencia de GAMÍN: un manifiesto de moda, arte y tecnología donde lo roto se vuelve sublime, lo marginal se eleva y el futuro viste con la memoria de la calle.

GAMÍN 4.0 no es solo una colección, es un dispositivo cultural que tensiona las fronteras entre moda, marginalidad y futuro. Las piezas físicas y digitales conviven como reliquias y fantasmas de un mismo gesto creativo: subvertir los códigos de la carencia para transformarlos en una estética de resistencia. En esta dialéctica, lo local se proyecta hacia un horizonte global y especulativo, donde la calle bogotana se convierte en laboratorio de futuros posibles. GAMÍN se erige así como una poética visual y política que cuestiona qué significa vestir en tiempos de crisis, y qué formas nuevas de belleza pueden nacer de la ruina.

 

El proyecto GAMÍN 4.0 nace como una colección creada en Bogotá, un ejercicio de exploración estética y social que convirtió la carencia, el dolor y la locura en un lenguaje de moda. Las primeras piezas físicas fueron diseñadas desde la contradicción: de la elegancia y el estatus al despojo y la vulnerabilidad de la calle. El resultado fue un relato vivo donde los códigos de vestimenta opuestos se fusionan hasta borrar sus fronteras, dando lugar a un nuevo cuerpo social y artístico.

La colección original se materializó en prendas con tonos grisáceos y negros, cargadas de texturas superpuestas y acabados distressed (rasgado, sucio, mal cortado, decolorado). Se usaron sacos de paño, telas pesadas y reutilización de prendas donadas o desechadas, junto a recursos como el upcycling, el patchwork y la mezcla de ropa second hand y vintage adquirida en espacios icónicos de Bogotá como San Victorino, la Plaza España y el Parque Tercer Milenio.

 

Posteriormente, este universo fue trasladado a un plano digital mediante la creación de obras de moda generadas con inteligencia artificial. A partir del trabajo original, surgió una segunda narrativa: En este nuevo territorio, las piezas de IA se convirtieron en visiones especulativas de un cuerpo urbano del porvenir: chaquetas metálicas corroídas por el óxido, pantalones desgarrados con acabados luminosos como neón roto, botas hechas de retazos híbridos entre cuero sintético y chatarra industrial. Los rostros, espectrales y bellos, evocaban la dureza de la calle mezclada con la sofisticación de pasarelas imposibles. El gamín se reimagina como un arquetipo posthumano, hijo de la decadencia pero revestido de aura mística, que porta la basura como joya, la cicatriz como ornamento y la precariedad como símbolo de poder estético.

 

El tránsito entre lo físico y lo digital revela la potencia de GAMÍN: un manifiesto de moda, arte y tecnología donde lo roto se vuelve sublime, lo marginal se eleva y el futuro viste con la memoria de la calle.

GAMÍN 4.0 no es solo una colección, es un dispositivo cultural que tensiona las fronteras entre moda, marginalidad y futuro. Las piezas físicas y digitales conviven como reliquias y fantasmas de un mismo gesto creativo: subvertir los códigos de la carencia para transformarlos en una estética de resistencia. En esta dialéctica, lo local se proyecta hacia un horizonte global y especulativo, donde la calle bogotana se convierte en laboratorio de futuros posibles. GAMÍN se erige así como una poética visual y política que cuestiona qué significa vestir en tiempos de crisis, y qué formas nuevas de belleza pueden nacer de la ruina.

 

El proyecto GAMÍN 4.0 nace como una colección creada en Bogotá, un ejercicio de exploración estética y social que convirtió la carencia, el dolor y la locura en un lenguaje de moda. Las primeras piezas físicas fueron diseñadas desde la contradicción: de la elegancia y el estatus al despojo y la vulnerabilidad de la calle. El resultado fue un relato vivo donde los códigos de vestimenta opuestos se fusionan hasta borrar sus fronteras, dando lugar a un nuevo cuerpo social y artístico.

La colección original se materializó en prendas con tonos grisáceos y negros, cargadas de texturas superpuestas y acabados distressed (rasgado, sucio, mal cortado, decolorado). Se usaron sacos de paño, telas pesadas y reutilización de prendas donadas o desechadas, junto a recursos como el upcycling, el patchwork y la mezcla de ropa second hand y vintage adquirida en espacios icónicos de Bogotá como San Victorino, la Plaza España y el Parque Tercer Milenio.

 

Posteriormente, este universo fue trasladado a un plano digital mediante la creación de obras de moda generadas con inteligencia artificial. A partir del trabajo original, surgió una segunda narrativa: En este nuevo territorio, las piezas de IA se convirtieron en visiones especulativas de un cuerpo urbano del porvenir: chaquetas metálicas corroídas por el óxido, pantalones desgarrados con acabados luminosos como neón roto, botas hechas de retazos híbridos entre cuero sintético y chatarra industrial. Los rostros, espectrales y bellos, evocaban la dureza de la calle mezclada con la sofisticación de pasarelas imposibles. El gamín se reimagina como un arquetipo posthumano, hijo de la decadencia pero revestido de aura mística, que porta la basura como joya, la cicatriz como ornamento y la precariedad como símbolo de poder estético.

 

El tránsito entre lo físico y lo digital revela la potencia de GAMÍN: un manifiesto de moda, arte y tecnología donde lo roto se vuelve sublime, lo marginal se eleva y el futuro viste con la memoria de la calle.

GAMÍN 4.0 no es solo una colección, es un dispositivo cultural que tensiona las fronteras entre moda, marginalidad y futuro. Las piezas físicas y digitales conviven como reliquias y fantasmas de un mismo gesto creativo: subvertir los códigos de la carencia para transformarlos en una estética de resistencia. En esta dialéctica, lo local se proyecta hacia un horizonte global y especulativo, donde la calle bogotana se convierte en laboratorio de futuros posibles. GAMÍN se erige así como una poética visual y política que cuestiona qué significa vestir en tiempos de crisis, y qué formas nuevas de belleza pueden nacer de la ruina.

 

Artist Statement:

 

In Friend Request (Wet Eden), I construct a devotional moment between the synthetic and the feral. The central figure, nude and newly emerged, clings to a device inscribed with the word “FRIEND,” but the question lingers: is this a plea, a designation, or an ironic brand? The surrounding creatures slick, unblinking, and strangely tender act as witnesses or gods or algorithms. Their intimacy is unsettling. Their closeness is love or surveillance, maybe both.

 

This piece belongs to the #10000HourProject and continues my visual exploration of what it means to be seen, consumed, and “liked” in ecosystems both digital and mythic. The liquid is not just water; it’s data, amniotic memory, and screen glare. I want viewers to question who the real predator is what watches, what we invite into our orbit, and what we mistake for affection.

 

Hashtags :

#RhondaMelo embodies digital mythology in this latest generative work as #Melora, where the sensual becomes synthetic and the grotesque becomes devotional. Friend Request (Wet Eden) joins the #10000HourProject as a visual artifact of intimacy, surveillance, and semi-sentient connection.

 

#Melora<3 #MeloraArtist #AIArt #DigitalSurrealism #WetEden #SyntheticNymph #NeoMythology #VisualSeduction #AlgorithmicIntimacy #PostHuman #DataFluidity #MachineTenderness #AlienRitual #DigitalFlesh #UncannyErotica #ConceptualAI #ViralVulnerability #HyperrealArt #DigitalDevotion #MeloraProject

in a world so white

what else could I say?

 

We're PoStHuMaN and HaRdWiReD...

"Autodestruct me, baby!" Posthuman Social Club #5 (Super Autodrome / Prater Wien, 9.7.2025)

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L'investigador imparteix la conferència 'Màquines que pinten soles i animals artistes: cultura visual en temps posthumans'

13/11/2023

El proyecto GAMÍN 4.0 nace como una colección creada en Bogotá, un ejercicio de exploración estética y social que convirtió la carencia, el dolor y la locura en un lenguaje de moda. Las primeras piezas físicas fueron diseñadas desde la contradicción: de la elegancia y el estatus al despojo y la vulnerabilidad de la calle. El resultado fue un relato vivo donde los códigos de vestimenta opuestos se fusionan hasta borrar sus fronteras, dando lugar a un nuevo cuerpo social y artístico.

La colección original se materializó en prendas con tonos grisáceos y negros, cargadas de texturas superpuestas y acabados distressed (rasgado, sucio, mal cortado, decolorado). Se usaron sacos de paño, telas pesadas y reutilización de prendas donadas o desechadas, junto a recursos como el upcycling, el patchwork y la mezcla de ropa second hand y vintage adquirida en espacios icónicos de Bogotá como San Victorino, la Plaza España y el Parque Tercer Milenio.

 

Posteriormente, este universo fue trasladado a un plano digital mediante la creación de obras de moda generadas con inteligencia artificial. A partir del trabajo original, surgió una segunda narrativa: En este nuevo territorio, las piezas de IA se convirtieron en visiones especulativas de un cuerpo urbano del porvenir: chaquetas metálicas corroídas por el óxido, pantalones desgarrados con acabados luminosos como neón roto, botas hechas de retazos híbridos entre cuero sintético y chatarra industrial. Los rostros, espectrales y bellos, evocaban la dureza de la calle mezclada con la sofisticación de pasarelas imposibles. El gamín se reimagina como un arquetipo posthumano, hijo de la decadencia pero revestido de aura mística, que porta la basura como joya, la cicatriz como ornamento y la precariedad como símbolo de poder estético.

 

El tránsito entre lo físico y lo digital revela la potencia de GAMÍN: un manifiesto de moda, arte y tecnología donde lo roto se vuelve sublime, lo marginal se eleva y el futuro viste con la memoria de la calle.

GAMÍN 4.0 no es solo una colección, es un dispositivo cultural que tensiona las fronteras entre moda, marginalidad y futuro. Las piezas físicas y digitales conviven como reliquias y fantasmas de un mismo gesto creativo: subvertir los códigos de la carencia para transformarlos en una estética de resistencia. En esta dialéctica, lo local se proyecta hacia un horizonte global y especulativo, donde la calle bogotana se convierte en laboratorio de futuros posibles. GAMÍN se erige así como una poética visual y política que cuestiona qué significa vestir en tiempos de crisis, y qué formas nuevas de belleza pueden nacer de la ruina.

 

El proyecto GAMÍN 4.0 nace como una colección creada en Bogotá, un ejercicio de exploración estética y social que convirtió la carencia, el dolor y la locura en un lenguaje de moda. Las primeras piezas físicas fueron diseñadas desde la contradicción: de la elegancia y el estatus al despojo y la vulnerabilidad de la calle. El resultado fue un relato vivo donde los códigos de vestimenta opuestos se fusionan hasta borrar sus fronteras, dando lugar a un nuevo cuerpo social y artístico.

La colección original se materializó en prendas con tonos grisáceos y negros, cargadas de texturas superpuestas y acabados distressed (rasgado, sucio, mal cortado, decolorado). Se usaron sacos de paño, telas pesadas y reutilización de prendas donadas o desechadas, junto a recursos como el upcycling, el patchwork y la mezcla de ropa second hand y vintage adquirida en espacios icónicos de Bogotá como San Victorino, la Plaza España y el Parque Tercer Milenio.

 

Posteriormente, este universo fue trasladado a un plano digital mediante la creación de obras de moda generadas con inteligencia artificial. A partir del trabajo original, surgió una segunda narrativa: En este nuevo territorio, las piezas de IA se convirtieron en visiones especulativas de un cuerpo urbano del porvenir: chaquetas metálicas corroídas por el óxido, pantalones desgarrados con acabados luminosos como neón roto, botas hechas de retazos híbridos entre cuero sintético y chatarra industrial. Los rostros, espectrales y bellos, evocaban la dureza de la calle mezclada con la sofisticación de pasarelas imposibles. El gamín se reimagina como un arquetipo posthumano, hijo de la decadencia pero revestido de aura mística, que porta la basura como joya, la cicatriz como ornamento y la precariedad como símbolo de poder estético.

 

El tránsito entre lo físico y lo digital revela la potencia de GAMÍN: un manifiesto de moda, arte y tecnología donde lo roto se vuelve sublime, lo marginal se eleva y el futuro viste con la memoria de la calle.

GAMÍN 4.0 no es solo una colección, es un dispositivo cultural que tensiona las fronteras entre moda, marginalidad y futuro. Las piezas físicas y digitales conviven como reliquias y fantasmas de un mismo gesto creativo: subvertir los códigos de la carencia para transformarlos en una estética de resistencia. En esta dialéctica, lo local se proyecta hacia un horizonte global y especulativo, donde la calle bogotana se convierte en laboratorio de futuros posibles. GAMÍN se erige así como una poética visual y política que cuestiona qué significa vestir en tiempos de crisis, y qué formas nuevas de belleza pueden nacer de la ruina.

 

El proyecto GAMÍN 4.0 nace como una colección creada en Bogotá, un ejercicio de exploración estética y social que convirtió la carencia, el dolor y la locura en un lenguaje de moda. Las primeras piezas físicas fueron diseñadas desde la contradicción: de la elegancia y el estatus al despojo y la vulnerabilidad de la calle. El resultado fue un relato vivo donde los códigos de vestimenta opuestos se fusionan hasta borrar sus fronteras, dando lugar a un nuevo cuerpo social y artístico.

La colección original se materializó en prendas con tonos grisáceos y negros, cargadas de texturas superpuestas y acabados distressed (rasgado, sucio, mal cortado, decolorado). Se usaron sacos de paño, telas pesadas y reutilización de prendas donadas o desechadas, junto a recursos como el upcycling, el patchwork y la mezcla de ropa second hand y vintage adquirida en espacios icónicos de Bogotá como San Victorino, la Plaza España y el Parque Tercer Milenio.

 

Posteriormente, este universo fue trasladado a un plano digital mediante la creación de obras de moda generadas con inteligencia artificial. A partir del trabajo original, surgió una segunda narrativa: En este nuevo territorio, las piezas de IA se convirtieron en visiones especulativas de un cuerpo urbano del porvenir: chaquetas metálicas corroídas por el óxido, pantalones desgarrados con acabados luminosos como neón roto, botas hechas de retazos híbridos entre cuero sintético y chatarra industrial. Los rostros, espectrales y bellos, evocaban la dureza de la calle mezclada con la sofisticación de pasarelas imposibles. El gamín se reimagina como un arquetipo posthumano, hijo de la decadencia pero revestido de aura mística, que porta la basura como joya, la cicatriz como ornamento y la precariedad como símbolo de poder estético.

 

El tránsito entre lo físico y lo digital revela la potencia de GAMÍN: un manifiesto de moda, arte y tecnología donde lo roto se vuelve sublime, lo marginal se eleva y el futuro viste con la memoria de la calle.

GAMÍN 4.0 no es solo una colección, es un dispositivo cultural que tensiona las fronteras entre moda, marginalidad y futuro. Las piezas físicas y digitales conviven como reliquias y fantasmas de un mismo gesto creativo: subvertir los códigos de la carencia para transformarlos en una estética de resistencia. En esta dialéctica, lo local se proyecta hacia un horizonte global y especulativo, donde la calle bogotana se convierte en laboratorio de futuros posibles. GAMÍN se erige así como una poética visual y política que cuestiona qué significa vestir en tiempos de crisis, y qué formas nuevas de belleza pueden nacer de la ruina.

 

"Autodestruct me, baby!" Posthuman Social Club #5 (Super Autodrome / Prater Wien, 9.7.2025)

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