View allAll Photos Tagged WorldExploration
Espejismos rosicleres
Ya no me fruncen el ceño
Ni me cobran alquileres
Las mujeres que olvidé
Bajo el sol que me apuñala
Vivo sin patria ni dueño
Como el aire lo regalan
Y el alma nunca la empeño
Con las sobras de mis sueños
Me sobra para comer
¿De qué voy a lamentarme?
Bulle la sangre en mis venas
Cada día al despertarme
Me gusta resucitar
A quien quiera acompañarme
Le cambio versos por penas
Bajo los puentes del Sena
De los que pierden el norte
Se duerme sin pasaporte
Y está mal visto llorar
Joaquin Sabina
Pushing through the market square
So many mothers sighing (sighing)
News had just come over
We had five years left to cry in (cry in)
News guy wept and told us
Earth was really dying (dying)
Cried so much his face was wet
Then I knew he was not lying (lying)
I heard telephones, opera house, favorite melodies
I saw boys, toys, electric irons and TV's
My brain hurt like a warehouse, it had no room to spare
I had to cram so many things to store everything in there
And all the fat, skinny people
And all the tall, short people
And all the nobody people
And all the somebody people
I never thought I'd need so many people
No entres dócil en esa buena noche,
La vejez debería arder y delirar al final del día;
Rabia, rabia contra el ocaso de la luz.
Los sabios, ante el fin, saben que está bien la oscuridad,
Porque sus palabras no lograron abrirla con un rayo,
No entres dócil en esa buena noche.
Hombre bueno, que lagrimea aún el brillo de la última ola
Tus frágiles andanzas danzan en una bahía verde,
Rabia, rabia contra el ocaso de la luz.
Hombre bárbaro que atrapaste el sol en vuelo y lo cantaste,
Y aprendiste muy tarde y lo fuiste lamentando en el camino,
No entres dócil en esa buena noche.
Hombre grave, cercano a la muerte, ante su cegador panorama
Cuyos ojos ciegos arden como meteoros alegres,
Rabia, rabia contra el ocaso de la luz.
Y tú, mi padre, que estás ya en la triste altura,
Maldice y bendíceme con tus lágrimas feroces, te lo ruego.
No entres dócil en esa buena noche.
Rabia, rabia contra el ocaso de la luz.
Dylan Thomas
Do not go gentle into that good night,
Old age should burn and rave at close of day;
Rage, rage against the dying of the light.
Though wise men at their end know dark is right,
Because their words had forked no lightning they
Do not go gentle into that good night.
Good men, the last wave by, crying how bright
Their frail deeds might have danced in a green bay,
Rage, rage against the dying of the light.
Wild men who caught and sang the sun in flight,
And learn, too late, they grieved it on its way,
Do not go gentle into that good night.
Grave men, near death, who see with blinding sight
Blind eyes could blaze like meteors and be gay,
Rage, rage against the dying of the light.
And you, my father, there on the sad height,
Curse, bless, me now with your fierce tears, I pray.
Do not go gentle into that good night.
Rage, rage against the dying of the light.
On bended knee is no way to be free
Lifting up an empty cup, I ask silently
All my destinations will accept the one that's me
So I can breathe
Circles they grow and they swallow people whole
Half their lives they say goodnight to wives they'll never know
A mind full of questions, and a teacher in my soul
And so it goes
Don't come closer or I'll have to go
Holding me like gravity are places that pull
If ever there was someone to keep me at home
It would be you
Everyone I come across, in cages they bought
They think of me and my wandering, but I'm never what they thought
I've got my indignation, but I'm pure in all my thoughts
I'm alive
Wind in my hair, I feel part of everywhere
Underneath my being is a road that disappeared
Late at night I hear the trees, they're singing with the dead
Overhead
Leave it to me as I find a way to be
Consider me a satellite, forever orbiting
I knew all the rules, but the rules did not know me
Guaranteed
Eddie Vedder
Había sido la última oportunidad. Ahora lo sabía.
De todos modos, pensó, hubiera podido ahorrarme la humillación de la llamada y el último diálogo, diálogo de mudos, en la mesa del café. Sentía en la boca un sabor a moneda vieja y piel adentro una sensación de cosa rota. No sólo a la altura del pecho, no: en todo el cuerpo: como si las vísceras se le hubieran adelantado a morir antes que la conciencia lo hubiera resuelto.
Sin duda, tenía todavía muchas gracias que dar, a mucha gente, pero se le importaba un carajo. La garúa lo mojaba con suavidad, le mojaba los labios, y él hubiera preferido que la garúa no lo tocara de aquella manera tan conocida. Iba bajando hacia la playa y después se hundió lentamente en el mar sin sacarse siquiera las manos de los bolsillos, y todo el tiempo lamentaba que la garúa se pareciera tanto a la mujer que él había amado y había inventado, y también lamentaba entrar en la muerte con el rostro de ella abarcando la totalidad de la memoria de su paso por la tierra: el rostro de ella con el pequeño tajo en el mentón y aquel deseo de invasión en los ojos.
Eduardo Galeano
"Esto me llevó a recordar la visión de Big Pop en Graetna con el viejo Bull. Y durante un momento llegué al punto del éxtasis al que siempre había querido llegar; a ese paso completo a través del tiempo cronológico camino de las sombras sin nombre; al asombro en la desolación del reino de lo mortal con la sensación de la muerte pisándome los talones, y un fantasma siguiendo sus pasos y yo corriendo por una tabla desde la que todos los ángeles levantan el vuelo y se dirigen al vacío sagrado de la vacuidad increada, mientras poderosos e inconcebibles esplendores brillan en la esplendente Esencia Mental e innumerables regiones del loto caen abriendo la magia del cielo. Oía un indescriptible rumor hirviente que no estaba en mi oído sino en todas partes y no tenía nada que ver con el sonido. Comprendí que había muerto y renacido innumerables veces aunque no lo recordaba porque el paso de vida a muerte y de muerte a vida era fantasmalmente fácil; una acción mágica sin valor, lo mismo que dormir y despertar millones de veces, con una profunda ignorancia totalmente casual. Comprendí que estas ondulaciones de nacimiento y muerte sólo tenían lugar debido a la estabilidad de la Mente intrínseca, igual que la acción del viento sobre la superficie pura, serena y como de un espejo del agua. Sentí una dulce beatitud oscilante, como un gran chute de heroína en plena vena; como un trago de vino al atardecer que hace estremecerse; mis pies vacilaron. Pensé que iba a morir de un momento a otro."
Jack Kerouac
En el camino
Escultura conocida con el nombre de La Piedad (o madre con hijo muerto), de la escultora Käthe Kollwitz (1867-1945), una mujer que vivió el drama de la guerra en sus propias carnes: perdió un hijo en un campo de batalla de la Primera Guerra Mundial, así como la destrucción de su estudio y muchas de sus obras durante los bombardeos en la Segunda Guerra Mundial. Sufrió, además, el hostigamiento que el régimen nacionalsocialista hizo hacia los artistas vanguardistas. La muerte de su marido en 1940 le produjo una gran desazón y la convirtió en una artista muy pesimista y muy crítica de la sociedad del momento.
La escultura expuesta aquí es una magnífica obra que no nos dejará indiferentes. Representa la figura de la Piedad, una madre que acoge en su regazo a su hijo (soldado) muerto por la guerra. Una imagen llena de desgarro con una simbología plena de dolor y de profundidad sentimental. La escultora traza un llanto silencioso e íntimo en un rostro repleto de dolor y unas manos tiernas que envuelven el cuerpo inerte de su vástago.
En los días lluviosos o de nevada la estatua se cubre con el agua o la nieve caída ya que atraviesan el óculo superior abierto al exterior. En esas circunstancias el factor dramático del interior está asegurado.
El silencio se hace latente en el interior del edificio. Unos bancos adosados a la pared nos posibilitan poder sentarnos y contemplar la escena en toda su plenitud. La habitación es un espacio diáfano y vacío de decoración donde la sola presencia de la escultura domina por sí sola todo el habitáculo.
La entrada de la luz natural a través de la apertura superior y su proyección por todo el interior del edificio envuelve a la figura configurando una imagen que enaltece todavía más su carácter dramático, solemne y conmemorativo del Memorial.
Mientras estamos sentados, viajeros, paseantes y turistas entran, paran, miran, toman fotografías y salen del lugar, todo ello en una singular armonía casi mística. Algunos se sientan. El lugar es un remanso de paz, como suele ser en estos recintos, donde el silencio y el pensamiento interior está asegurado.
The Neue Wache is an impressive neoclassical building located on Unter den Linden, Berlin’s main thoroughfare. It has a striking façade with a portico with Doric columns.
King Frederick William III of Prussia instructed the construction of the new guardhouse in front of his palace. In 1931, the edifice was remodeled as a memorial for the victims of World War I. In 1960, it became a place to commemorate the victims of the German Fascism. Nowadays, it pays tribute to all the victims of war and dictatorship.
The man who said “I’d rather be lucky than good” saw deeply into life. People are afraid to face how great a part of life is dependent on luck. It’s scary to think so much is out of one’s control. There are moments in a match when the ball hits the top of the net and for a split second it can either go forward or fall back. With a little luck it goes forward and you win. Or maybe it doesn’t and you lose.
"Aquel que dijo, más vale tener suerte que talento, conocía la esencia de la vida... La gente tiene miedo a reconocer que gran parte de la vida depende de la suerte. Asusta pensar cuantas cosas se escapan a nuestro control... En un partido hay momentos en que la pelota golpea el borde de la red y en una fracción de segundo puede seguir hacia adelante o caer hacia atrás... Con un poco de suerte seguirá hacia adelante y ganas, o no lo hace y pierdes..."