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A Greek song and I translate it into English... is wonderful music and words... Travel in Greece again! :)) Opaaaaaa
Because logic ends where you start
and everything collapses with your touch
and everything is built from the beginning again
and all the stars and the galaxies
dance within me until morning
that's why I love you
Because you engrave new wounds on my body
and I become dirt, flesh and blood and you become my soul
and the restless nights dissapear from my life
that's why I love you
And because thousands exist so that I can tell you
and only in your hands I feel pure
and wherever I may search in my mind's corners I will find you
that's why I love you, that's why I love you
that's why I love you, that's why I love you
because you fill my every sense with birds and color
and a blind person turns on a light
to see deep into my conscience
and not a bit shame will be left for me
to spit on her with all of my strength
that's why I love you
e, and if you scatter me and gather me
in the fishers' nets of the night
and in the harmonica's notes
of the toughest, the softest
and all my joy comes out into the pavements nude
that's why s'agapo...
Song: www.youtube.com/watch?v=_-pL2_xoMpY&ab_channel=GrVids...
From L-R (top row): Lomo Smena 8M (rarer type, with black front plate), Lomo Smena Symbol, Zenit TTL with Helios 85-200mm zoom lens, Fed 3, Zenit 3M; (bottom row) Belomo Avto-Vilia, Fed 2, Lomo Lubitel 166B
Processed in Lightroom Classic, DxO Photo Lab and Photoshop with Color Efex and Portrait Pro, converted to black and white and recoloured using Photoshop's neural filters. // Model: Kseniya
La gente rodea un vehículo de Pierre Faure en los Campos Elíseos de París durante la guerra.
El visionario Pier Fauré y su prototipo de vehículo eléctrico.
Los coches eléctricos no son un concepto reciente, aunque muchos crean que nacieron con Tesla o con las nuevas regulaciones medioambientales.
La realidad es que ya a finales del siglo XIX existían prototipos y pequeños vehículos impulsados por baterías, que competían directamente contra los motores de vapor y de combustión interna.
Un ejemplo llamativo es el diminuto auto de tres ruedas diseñado por el ingeniero francés Pierre Faure junto al diseñador Michel Dufet, justo antes de la Segunda Guerra Mundial.
Este ligero biplaza pesaba apenas 550 kg y utilizaba un motor eléctrico alimentado por seis baterías de 100Ah/72V.
Su autonomía y simplicidad lo hacían ideal para la ciudad, y podía recargarse en unas 12 horas desde un enchufe doméstico común.
Para los estándares de la época, era un avance notable.
Lo más interesante es que el proyecto apareció en un contexto de gran incertidumbre energética.
Durante la guerra y las posteriores crisis del petróleo, un auto como este podría haber sido una solución real para miles de personas que necesitaban movilidad sin depender de la gasolina.
Sin embargo, como ocurrió con muchas ideas adelantadas a su tiempo, no logró consolidarse en un mercado que ya estaba dominado por los motores de combustión, más baratos y fáciles de mantener.
Hoy, mirando en retrospectiva, se puede ver a Pierre Faure y Michel Dufet como visionarios.
Su concepto anticipó lo que más tarde se convertiría en una de las principales tendencias de la industria: los vehículos eléctricos compactos para entornos urbanos.
Aunque su pequeño coche no se produjo masivamente, sí dejó una huella como inspiración para futuros proyectos.
Además, este auto de tres ruedas representaba una filosofía diferente: movilidad sencilla, ligera y eficiente.
En una época en que la mayoría de fabricantes apostaban por autos cada vez más grandes y complejos, Faure propuso lo contrario: un vehículo práctico, económico y sin lujos innecesarios.
Ese mismo espíritu minimalista es el que hoy retoman muchos fabricantes con los llamados “city cars eléctricos”.
Por eso, aunque el prototipo de Faure no pasó a la historia como un éxito comercial, sí merece un lugar en la memoria del automovilismo.
Fue un recordatorio de que la innovación no siempre triunfa de inmediato, pero puede sembrar la semilla de lo que vendrá después.
Al fin y al cabo, cada coche eléctrico moderno tiene un poco del ADN de aquellos pioneros que soñaron con un futuro sin humo ni gasolina.