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el catalán Ramón Carnicer i Batlle autor de nuestro Himno Nacional, hasta dónde sé, nunca estuvo en Chile

En la ciudad de Madrid, dejó de existir el 17 de marzo de 1855 el autor de la música de nuestro actual Himno Nacional, el catalán Ramón Carnicer Battle, a la edad de 66 años de edad, quien nunca pisó tierra chilena.

www.youtube.com/watch?v=cl_-fT6uaz4

 

 

Fue en la capital inglesa donde Carnicer tuvo la oportunidad de escribir la música para la segunda y

definitiva versión d

 

Cabe señalar que Carnicer inició su vida artística en Barcelona, lugar donde adquirió gran reputación como profesor de música y director de orquesta, lo que le permitió viajar por Europa. Como compositor, está considerado entre los más grandes valores de su tiempo.

 

Creador de varias óperas entre las que destacan Lucrecia Borgia, Adela de Lusiñan, Elena y Constantino, Don Juan Tenorio y Cristóforo Colombo. También compuso una Misa Solemne para 8 voces y orquesta y dos Misas de Réquiem. Adicionalmente, fue autor de un sinnúmero de canciones ligeras que se popularizaron y le dieron gran fama y popularidad.

 

Quizás una de sus composiciones más nobles fue las vigilias con orquesta para las exequias del rey Fernando VII, pues en su tiempo fue un liberal adverso a la monarquía. De hecho, por sus ideas fue finalmente desterrado a Inglaterra.

 

En estas condiciones, Carnicer conoció en Londres al Ministro Plenipotenciario chileno Mariano Egaña Fabre, del Gobierno de Ramón Freire Serrano, con quien entabló amistad. Entonces Egaña, conociendo su experiencia, le encargó la composición de un nuevo himno, sobre el mismo texto de Bernardo de Vera y Pintado.

 

En este punto, cabe consignar, que el primer Himno Nacional fue ordenado por Bernardo O’Higgins Riquelme el 19 de julio de 1819, recayendo la responsabilidad de su composición musical al genial músico y violinista chileno Manuel Robles Gutiérrez y la letra al argentino de Bernardo Vera.

 

Este himno Nacional se estrenó el 20 de agosto de 1820 en el Teatro de Domingo Arteaga, aunque según otros historiadores, ya se había tocado y cantado en las fiestas de septiembre de 1819. En todo caso, ésta se acostumbraba a cantar todas las noches que había función en el establecimiento.

 

Pero la tradición fue desapareciendo con el tiempo y finalmente se ordenó que sólo se cantase en el aniversario de la patria. A su vez, la canción comenzó a ser criticada en Chile, razón por la cual, Egaña le solicitó a Carnicer la nueva melodía.

 

El músico español, la compuso para canto a dos voces las estrofas y a tres el estribillo con acompañamiento de piano, en el año 1827, fecha en que regresó a su país. Cabe señalar que el piano en el cual Carnicer se inspiró para el Himno Patrio, se encuentra actualmente en el Museo Histórico Nacional de Santiago.

 

Mientras tanto, su himno se estrenó en Santiago, en el Teatro de Arteaga, en diciembre de 1828, en un concierto de la Sociedad Filarmónica que incluyó, además, la Canción Nacional de Robles y obras de Isidora Zegers, quien llegó a ser la primera directora del Conservatorio Nacional de música y también se presentaron obras de otros compositores.

 

Posteriormente, en 1847, se le solicitó a Eusebio Lillo Robles una nueva letra para nuestro Himno Nacional, porque el de Vera era muy ofensivo para los españoles. Entonces la música de Carnicer que ha llegado a nuestros días, dejó sin solución el verso "o el asilo contra la opresión", lo que originó agrias controversias con Andrés Bello López, célebre autoridad del idioma español, autor de "Una Gramática" y primer Rector de la Universidad de Chile.

 

Adicionalmente, el autor jamás imaginó que su música sería paulatinamente deformada por los chilenos, quienes bajamos su tonalidad, flexibilizamos los ritmos y cambiamos parte de la melodía. Esto indujo al gobierno de Pedro Montt Montt a dictar un Decreto Supremo, comisionando al Director del Conservatorio, para que imprimiera mil ejemplares ajustados estrictamente al manuscrito de Carnicer.

 

Pero las fallas no se solucionaron con este decreto, y en julio de 1941, al finalizar el gobierno de Pedro Aguirre Cerda, otro emanado de la misma Secretaría de Estado, autorizó la impresión de cinco mil copias más, iguales a las anteriores, para corregir las imprecisiones populares y estimular su adecuada enseñanza.

 

El problema continuó y 39 años más tarde en 1980, un tercer decreto modificó los aspectos melódicos ajustándolos a nuestras costumbres, el que tampoco resolvió la situación. Además a la dictadura se le ocurrió hacer cantar unos versos pateros que han dividido al país hasta hace poco.

 

Por lo tanto, en los actos oficiales se recurre a la grabación, apoyando de esta manera al público en su canto, lo que soluciona parcialmente el problema que significa la ignorancia generalizada de nuestro Himno Nacional.

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Uploaded on August 2, 2013
Taken on August 1, 2013