DSC0818 Calle del Zoco Este, Gerasa/Jerash
Con la conquista romana de Gerasa o Jerash, en el año 63 a.C., la ciudad y sus contornos fueron anexionados a la provincia romana de Siria, y más tarde se integró en la Decápolis. En el 90 d.C. se incorporó a la provincia de Arabia, que incluía la ciudad de Filadelfia (actual Ammán). Los romanos garantizaron la paz y la seguridad en el área, lo que permitió a sus habitantes dedicar su tiempo y sus energías al desarrollo económico y a la construcción, debido a ello en la segunda mitad del siglo I, la ciudad de Jerash alcanzó una gran prosperidad. En el 106 el emperador Trajano construyó calzadas que atravesaban las provincias orientales, lo cual se incrementó en los años 129-130, y contribuyó a que muchas de las actividades comerciales que llegaron se establecieran en la ciudad. El emperador Adriano visitó Jerash y una inscripción en latín registra la dedicatoria religiosa hecha por los miembros de la guardia imperial que invernaron allí. El arco de triunfo -o Arco de Adriano- fue erigido para solemnizar la visita. Gerasa está considerado uno de los sitios más grandes y mejor conservados de la arquitectura romana en el mundo fuera de Italia.
Durante la ocupación bizantina, se construyeron varias iglesias, y bajo los cimientos de una de ellas que fue construida en el año 530, se descubrió un piso de mosaico con una inscripción en hebreo, por lo que se cree que en alguna ocasión cumplió como una sinagoga. La ciudad alcanzó un tamaño intramuros de 800.000 metros cuadrados. En el año 614, la invasión persa fue la causa del rápido declinar de Jerash. Sin embargo, la ciudad conoció un nuevo período de esplendor durante la época omeya, como han demostrado recientes excavaciones. En 746, un gran terremoto destruyó gran parte de la ciudad y sus alrededores. Durante la época de las Cruzadas, algunos de sus monumentos fueron convertidos en fortalezas, entre ellos el Templo de Ártemis. Balduino II de Jerusalén, capturó y quemó esta fortaleza en los años 1121-1122. Las caras interiores de las paredes del templo todavía muestran claramente el efecto del gran incendio.
DSC0818 Calle del Zoco Este, Gerasa/Jerash
Con la conquista romana de Gerasa o Jerash, en el año 63 a.C., la ciudad y sus contornos fueron anexionados a la provincia romana de Siria, y más tarde se integró en la Decápolis. En el 90 d.C. se incorporó a la provincia de Arabia, que incluía la ciudad de Filadelfia (actual Ammán). Los romanos garantizaron la paz y la seguridad en el área, lo que permitió a sus habitantes dedicar su tiempo y sus energías al desarrollo económico y a la construcción, debido a ello en la segunda mitad del siglo I, la ciudad de Jerash alcanzó una gran prosperidad. En el 106 el emperador Trajano construyó calzadas que atravesaban las provincias orientales, lo cual se incrementó en los años 129-130, y contribuyó a que muchas de las actividades comerciales que llegaron se establecieran en la ciudad. El emperador Adriano visitó Jerash y una inscripción en latín registra la dedicatoria religiosa hecha por los miembros de la guardia imperial que invernaron allí. El arco de triunfo -o Arco de Adriano- fue erigido para solemnizar la visita. Gerasa está considerado uno de los sitios más grandes y mejor conservados de la arquitectura romana en el mundo fuera de Italia.
Durante la ocupación bizantina, se construyeron varias iglesias, y bajo los cimientos de una de ellas que fue construida en el año 530, se descubrió un piso de mosaico con una inscripción en hebreo, por lo que se cree que en alguna ocasión cumplió como una sinagoga. La ciudad alcanzó un tamaño intramuros de 800.000 metros cuadrados. En el año 614, la invasión persa fue la causa del rápido declinar de Jerash. Sin embargo, la ciudad conoció un nuevo período de esplendor durante la época omeya, como han demostrado recientes excavaciones. En 746, un gran terremoto destruyó gran parte de la ciudad y sus alrededores. Durante la época de las Cruzadas, algunos de sus monumentos fueron convertidos en fortalezas, entre ellos el Templo de Ártemis. Balduino II de Jerusalén, capturó y quemó esta fortaleza en los años 1121-1122. Las caras interiores de las paredes del templo todavía muestran claramente el efecto del gran incendio.