Edificio España, Gran Vía, Leganitos, Palacio Real y Plaza de España visto desde Torre Madrid con mi nuevo Nikon 14-24 pata negra
Amparo, Domingo, no desesperéis, os explico como la hice:
Hablé con Carmena y le dije que la única forma en la que podía superar vuestras fotografías era tirando unos fuegos artificiales desde el Templo de Debód para que me iluminaran los tejados de Madrid. Al principio fue que no, pero luego nos dimos cuenta de que teníamos encima la Fiesta Nacional, el 12, y que podía ser un buen pretexto. Así pues, nos hicimos los locos, nos pusimos manos a la obra y aquí tenéis el resultado…
Ah!, se me olvidaba, y esto fue lo más complicado, la luz que despide el Palacio Real habría quemado la foto. ¡La que tuve que montar!, ni os imagináis..., solo accedieron a apagar la iluminación del Palacio cuando les propuse montar un espectáculo de luces y sonido en la fachada de Palacio (el mismo día y hora, claro) e invitar a los Madrileños a asistir a la proyección con motivo de la Fiesta de la Hispanidad. Pues hasta esto coló. Todos fueron un amor.
Ya os digo, un stress de preparación, sincronización, coordinación, logística, ¡y yo qué sé!, ¡y me gasté una pasta en copas claro!, os podéis imaginar, pero creo que me quedó redondo. Competitividad en estado salvaje, lo que haga falta, el fin justificando cualquier medio.
Edificio España, Gran Vía, Leganitos, Palacio Real y Plaza de España visto desde Torre Madrid con mi nuevo Nikon 14-24 pata negra
Amparo, Domingo, no desesperéis, os explico como la hice:
Hablé con Carmena y le dije que la única forma en la que podía superar vuestras fotografías era tirando unos fuegos artificiales desde el Templo de Debód para que me iluminaran los tejados de Madrid. Al principio fue que no, pero luego nos dimos cuenta de que teníamos encima la Fiesta Nacional, el 12, y que podía ser un buen pretexto. Así pues, nos hicimos los locos, nos pusimos manos a la obra y aquí tenéis el resultado…
Ah!, se me olvidaba, y esto fue lo más complicado, la luz que despide el Palacio Real habría quemado la foto. ¡La que tuve que montar!, ni os imagináis..., solo accedieron a apagar la iluminación del Palacio cuando les propuse montar un espectáculo de luces y sonido en la fachada de Palacio (el mismo día y hora, claro) e invitar a los Madrileños a asistir a la proyección con motivo de la Fiesta de la Hispanidad. Pues hasta esto coló. Todos fueron un amor.
Ya os digo, un stress de preparación, sincronización, coordinación, logística, ¡y yo qué sé!, ¡y me gasté una pasta en copas claro!, os podéis imaginar, pero creo que me quedó redondo. Competitividad en estado salvaje, lo que haga falta, el fin justificando cualquier medio.