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Piedra del Sol
El monumento escultórico que por excelencia identifica a los mexicas es la Piedra del Sol, descubierta en diciembre de 1790, en la plaza mayor de la capital de la Nueva España. Por su contenido simbólico, en el que se advierten los nombres de los días y los soles cosmogónicos, se le llamó injustificadamente calendario Azteca.
Se trata de un gran altar de sacrificio gladiatorio, conocido como temalacatl, que no fue concluido debido a una profunda rotura, que parte de uno de los lados hacia el centro de la pieza por su parte posterior. Seguramente, a pesar de la fractura, debió ser utilizado con el propósito de sustentar la lucha de los guerreros en la ceremonia del Tlacaxipehualitzi.
En el diseño del disco se reconoce le rostro de Xiuhtecuhtli, quien emerge del agujero de la tierra, sujetando un par de corazones humanos y mostrando su lengua transformada en cuchillo de sacrificios. Lo rodean los cuatro soles que antecedieron al quinto sol, incritos a su vez en la secuencia de veinte signos de los días; ésto se enmarcan con la figura del sol con sus cuatro rayos, acompañados simétricamente de las púas del sacrificio. Rodean al astro Xiuhcoatl o "Serpiente de Fuego", las que lo llevan por el firmamento.
Visiten mas fotos mias en: www.flickr.com/photos/monchor1a/
Piedra del Sol
El monumento escultórico que por excelencia identifica a los mexicas es la Piedra del Sol, descubierta en diciembre de 1790, en la plaza mayor de la capital de la Nueva España. Por su contenido simbólico, en el que se advierten los nombres de los días y los soles cosmogónicos, se le llamó injustificadamente calendario Azteca.
Se trata de un gran altar de sacrificio gladiatorio, conocido como temalacatl, que no fue concluido debido a una profunda rotura, que parte de uno de los lados hacia el centro de la pieza por su parte posterior. Seguramente, a pesar de la fractura, debió ser utilizado con el propósito de sustentar la lucha de los guerreros en la ceremonia del Tlacaxipehualitzi.
En el diseño del disco se reconoce le rostro de Xiuhtecuhtli, quien emerge del agujero de la tierra, sujetando un par de corazones humanos y mostrando su lengua transformada en cuchillo de sacrificios. Lo rodean los cuatro soles que antecedieron al quinto sol, incritos a su vez en la secuencia de veinte signos de los días; ésto se enmarcan con la figura del sol con sus cuatro rayos, acompañados simétricamente de las púas del sacrificio. Rodean al astro Xiuhcoatl o "Serpiente de Fuego", las que lo llevan por el firmamento.
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