Máximo Sanguinetti
Café de Buenos Aires...
Café de Buenos Aires…
“Como olvidarte en esta queja.?...
Cafetín de Buenos Aires… “
Este es un pequeño fragmento de los versos correspondientes al Tango “Cafetín de Buenos Aires” de Enrique Santos Discépolo en la letra y de Mariano Mores en la música.
Es una de las mejores obras del acervo tanguero.
Y para mi gusto personal, su mejor interprete vocal fue Edmundo Rivero en la Orquesta de Héctor Stamponi.
Este Tango expresa una visión particular sobre un Café de Buenos Aires.
Pero también hay otras expresiones. Muchísimas, y de las más variadas. Con un valor incalculable para un sitio como El Café.
Yo también tengo mi visión al respecto, pues he concurrido con frecuencia a él.
El Café es un lugar emblemático para muchos de nosotros. Es un lugar muy propio.
Muy nuestro.
Es allí donde vamos a encontrarnos con los amigos. Para hablar de cualquier tema en debates interminables.
Es allí donde compartimos alegrías, tristezas o ilusiones con el amigo más íntimo.
O con la compañera de toda la vida.
O a disfrutar de una charla con un ser querido.
Es allí donde vamos para una reunión circunstancial con personas. Comercial o laboral.
Es allí donde vamos cuando debemos hacer tiempo en la espera que esté disponible el lugar de la cercanía donde haremos un trámite o una compra.
Es un lugar de paso. Es una posta.
Allí donde vamos para estar solos, también. inmersos en nuestros propios pensamientos.
O simplemente a tomar un café, mientras vemos sin mirar a la gente pasar.
Es un lugar de encuentros. De reflexiones. Y de ocio, también.
El Café es lugar donde estamos y nos sentimos cómodos.
Inclusive hay personas que allí encuentran el lugar adecuado para estudiar.
Se ha escrito mucho sobre estos lugares. Y la relación de las personas que lo frecuentan, con ellos.
Y continuarán escribiendo sus historias de manera inagotable.
Es que el Café, a través del tiempo, es parte de nuestra identidad popular.
Y hay muchas historias que lo tienen como protagonista.
O como mudo testigo de imborrables acontecimientos personales. Que es lo mismo.
Es muy común proponer a alguien de modo amistoso: “Porque no vamos a tomar un café.?”.
Es como el principio de un acuerdo.
Donde el Café aparece como el lugar neutral. Pero no porque no pertenezca a nadie. Si no porque pertenece a todos por igual. Que de alguna manera nos espera y nos cobija.
Intento interpretar en ésta, mi fotografía de un pocillo de café y una medialuna, que hoy comparto con Ustedes, la imagen y el momento que tanto añoro del Café.
Hoy la pandemia nos restringe. Hay que cuidarse. Y mucho.
Y con mis 75 años declarados oficialmente como de riesgo, yo no puedo ni debo ir al Café que iba con frecuencia.
No pierdo la esperanza que en algún día no muy lejano este desastre termine, y entonces podré ir.
Solo o acompañado.
Para sentarme a la misma mesa que acostumbro junto al ventanal de mi local favorito, y decir a modo de encargo: “Mozo, lo de siempre por favor. Para mí, un café chico y una medialuna de manteca.”.
Algún día será, seguramente. Y que no quepan dudas que lo disfrutaré intensamente.
Un abrazo a todos. Muchas gracias por compartir.
Esta presentación está dedicada a mi amigo Horacio Patrone.
Espero que sea de su agrado. He tratado de hacer lo mejor. Como Él lo merece.
Es que nos debemos una extensa y seguramente amena charla sobre el Arte fotográfico. Con un café de por medio, por supuesto. O varios.
Lo hemos planeado hasta el hartazgo, pero el Destino y las circunstancias, han impedido hasta el momento darnos ese lujo de reunirnos en un Café de Buenos Aires.
Buenos Aires.
Argentina.
Argentina Enero de 2021
EXPLORE: MUCHAS GRACIAS.
Café de Buenos Aires...
Café de Buenos Aires…
“Como olvidarte en esta queja.?...
Cafetín de Buenos Aires… “
Este es un pequeño fragmento de los versos correspondientes al Tango “Cafetín de Buenos Aires” de Enrique Santos Discépolo en la letra y de Mariano Mores en la música.
Es una de las mejores obras del acervo tanguero.
Y para mi gusto personal, su mejor interprete vocal fue Edmundo Rivero en la Orquesta de Héctor Stamponi.
Este Tango expresa una visión particular sobre un Café de Buenos Aires.
Pero también hay otras expresiones. Muchísimas, y de las más variadas. Con un valor incalculable para un sitio como El Café.
Yo también tengo mi visión al respecto, pues he concurrido con frecuencia a él.
El Café es un lugar emblemático para muchos de nosotros. Es un lugar muy propio.
Muy nuestro.
Es allí donde vamos a encontrarnos con los amigos. Para hablar de cualquier tema en debates interminables.
Es allí donde compartimos alegrías, tristezas o ilusiones con el amigo más íntimo.
O con la compañera de toda la vida.
O a disfrutar de una charla con un ser querido.
Es allí donde vamos para una reunión circunstancial con personas. Comercial o laboral.
Es allí donde vamos cuando debemos hacer tiempo en la espera que esté disponible el lugar de la cercanía donde haremos un trámite o una compra.
Es un lugar de paso. Es una posta.
Allí donde vamos para estar solos, también. inmersos en nuestros propios pensamientos.
O simplemente a tomar un café, mientras vemos sin mirar a la gente pasar.
Es un lugar de encuentros. De reflexiones. Y de ocio, también.
El Café es lugar donde estamos y nos sentimos cómodos.
Inclusive hay personas que allí encuentran el lugar adecuado para estudiar.
Se ha escrito mucho sobre estos lugares. Y la relación de las personas que lo frecuentan, con ellos.
Y continuarán escribiendo sus historias de manera inagotable.
Es que el Café, a través del tiempo, es parte de nuestra identidad popular.
Y hay muchas historias que lo tienen como protagonista.
O como mudo testigo de imborrables acontecimientos personales. Que es lo mismo.
Es muy común proponer a alguien de modo amistoso: “Porque no vamos a tomar un café.?”.
Es como el principio de un acuerdo.
Donde el Café aparece como el lugar neutral. Pero no porque no pertenezca a nadie. Si no porque pertenece a todos por igual. Que de alguna manera nos espera y nos cobija.
Intento interpretar en ésta, mi fotografía de un pocillo de café y una medialuna, que hoy comparto con Ustedes, la imagen y el momento que tanto añoro del Café.
Hoy la pandemia nos restringe. Hay que cuidarse. Y mucho.
Y con mis 75 años declarados oficialmente como de riesgo, yo no puedo ni debo ir al Café que iba con frecuencia.
No pierdo la esperanza que en algún día no muy lejano este desastre termine, y entonces podré ir.
Solo o acompañado.
Para sentarme a la misma mesa que acostumbro junto al ventanal de mi local favorito, y decir a modo de encargo: “Mozo, lo de siempre por favor. Para mí, un café chico y una medialuna de manteca.”.
Algún día será, seguramente. Y que no quepan dudas que lo disfrutaré intensamente.
Un abrazo a todos. Muchas gracias por compartir.
Esta presentación está dedicada a mi amigo Horacio Patrone.
Espero que sea de su agrado. He tratado de hacer lo mejor. Como Él lo merece.
Es que nos debemos una extensa y seguramente amena charla sobre el Arte fotográfico. Con un café de por medio, por supuesto. O varios.
Lo hemos planeado hasta el hartazgo, pero el Destino y las circunstancias, han impedido hasta el momento darnos ese lujo de reunirnos en un Café de Buenos Aires.
Buenos Aires.
Argentina.
Argentina Enero de 2021
EXPLORE: MUCHAS GRACIAS.