Mariangela Petrizzo
03 de Febrero
Un otaku (@phenobarbital) me recordó de una pasión dormida por las tareas diarias: Tonari no Totoro. Hace unos 7 años la veíamos unas tres-cuatro veces a la semana con nuestros hijos mayores. Una amiga japonesa que entonces estaba por Alcalá aprendiendo castellano, solía juntarse con nosotros algunas veces a la semana y su mamá nos enviaba cosas muy ricas y bonitas desde Japón. Así llegaron a nosotros estos hermosos muñecos que, además, vibran!!! (y nos ayudaron con la terapia de Abril, en especial el Gatobús)
03 de Febrero
Un otaku (@phenobarbital) me recordó de una pasión dormida por las tareas diarias: Tonari no Totoro. Hace unos 7 años la veíamos unas tres-cuatro veces a la semana con nuestros hijos mayores. Una amiga japonesa que entonces estaba por Alcalá aprendiendo castellano, solía juntarse con nosotros algunas veces a la semana y su mamá nos enviaba cosas muy ricas y bonitas desde Japón. Así llegaron a nosotros estos hermosos muñecos que, además, vibran!!! (y nos ayudaron con la terapia de Abril, en especial el Gatobús)