Pep Photography
Olhar para o rio do esquecimento
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En la mitología griega, Lete o Leteo (en griego antiguo Λήθη Lếthê, ‘olvido’ u ‘ocultación’) es uno de los ríos del Hades. Beber de sus aguas provocaba a los difuntos un olvido completo de toda su vida anterior. Algunos griegos antiguos creían que bebían de este río las almas antes de reencarnasen, de forma que no recordasen sus vidas pasadas.
Lete era también una náyade, hija de Eris (‘Discordia’ en la Teogonía de Hesíodo), si bien probablemente sea un personificación separada del olvido más que una referencia al río que lleva su nombre.
Algunas religiones mistéricas privadas enseñaban la existencia de otro río, el Mnemósine, cuyas aguas al ser bebidas hacían recordar todo y alcanzar la omnisciencia. A los iniciados se enseñaba que se les daría a elegir de qué río beber tras la muerte y que debían beber del Mnemósine en lugar del Lete. Estos dos ríos aparecen en varios versos inscritos en placas de oro del siglo IV a. C. en adelante, halladas en Turios al sur de Italia y por todo el mundo griego
Los muertos bebiendo las aguas del río Letheo-Kennington
LEYENDA:
Aunque no destaca por su caudal ni por su longitud, el río Limia gozó de trascendencia internacional durante la Edad Antigua.
Tiene su fuente primigenia en uno de los montes de la Sierra de San Mamed, el Talariño (en Sarreaus). Desde allí hasta su desembocadura en Viana do Castelo, sus 135 kilómetros de curso internacional se alimentan de otros afluentes, entre los que se encuentra el canal de la antigua laguna de Antela. Recorre las comarcas gallegas a las que da nombre –Alta y Baixa Limia– y pasa por tierras del norte de Portugal, donde se le denomina “Lima”. Cerca de su desembocadura da nombre a la villa de Ponte de Lima (considerada la tercera más antigua del país luso porque fue fundada por Teresa de León en el año 1125).
Lo que hace único a este curso fluvial es su antiquísima fama, pues ya los autores clásicos lo tuvieron presente en sus obras: Salustio, Estrabón, Tito Livio, Apiano, Silio Itálico, Plutarco y Floro. Estos politeístas creían que al norte del Limia se encontrarían los felices “Campos Elíseos”, una especie de Paraíso, pero atravesar sus tranquilas aguas conllevaría perder los recuerdos para siempre (e incluso la vida); pues lo identificaban con el río Lethes (nombre griego), o Flumen Oblivionis –”río del Olvido”–
Así lo creyeron los soldados de Décimo Junio Bruto cuando llegaron a sus orillas en el año 138 antes de Cristo, poniendo una barrera infranqueable a sus ansias de conquista. Pero este valiente general romano decidió cruzar sus aguas para desmentirlo. Según las crónicas, tomó elestandarte de su ejército y atravesó el cauce para, desde la otra orilla, llamar por su nombre a los temerosos soldados demostrando que no había muerto ni perdido la memoria. Una vez franqueada esta frontera fluvial, siguieron su avance por territorios galaicos hasta llegar al Atlántico, donde una puesta de sol les provocó tal temor que les hizo dar la vuelta. La hazaña limiana y su triunfo contra los bracarenses llevó a Bruto a conseguir el sobrenombre de “Galaico” y el título de procónsul de los Lusitanos y Galaicos.
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En la mitología griega, Lete o Leteo (en griego antiguo Λήθη Lếthê, ‘olvido’ u ‘ocultación’) es uno de los ríos del Hades. Beber de sus aguas provocaba a los difuntos un olvido completo de toda su vida anterior. Algunos griegos antiguos creían que bebían de este río las almas antes de reencarnasen, de forma que no recordasen sus vidas pasadas.
Lete era también una náyade, hija de Eris (‘Discordia’ en la Teogonía de Hesíodo), si bien probablemente sea un personificación separada del olvido más que una referencia al río que lleva su nombre.
Algunas religiones mistéricas privadas enseñaban la existencia de otro río, el Mnemósine, cuyas aguas al ser bebidas hacían recordar todo y alcanzar la omnisciencia. A los iniciados se enseñaba que se les daría a elegir de qué río beber tras la muerte y que debían beber del Mnemósine en lugar del Lete. Estos dos ríos aparecen en varios versos inscritos en placas de oro del siglo IV a. C. en adelante, halladas en Turios al sur de Italia y por todo el mundo griego
Los muertos bebiendo las aguas del río Letheo-Kennington
LEYENDA:
Aunque no destaca por su caudal ni por su longitud, el río Limia gozó de trascendencia internacional durante la Edad Antigua.
Tiene su fuente primigenia en uno de los montes de la Sierra de San Mamed, el Talariño (en Sarreaus). Desde allí hasta su desembocadura en Viana do Castelo, sus 135 kilómetros de curso internacional se alimentan de otros afluentes, entre los que se encuentra el canal de la antigua laguna de Antela. Recorre las comarcas gallegas a las que da nombre –Alta y Baixa Limia– y pasa por tierras del norte de Portugal, donde se le denomina “Lima”. Cerca de su desembocadura da nombre a la villa de Ponte de Lima (considerada la tercera más antigua del país luso porque fue fundada por Teresa de León en el año 1125).
Lo que hace único a este curso fluvial es su antiquísima fama, pues ya los autores clásicos lo tuvieron presente en sus obras: Salustio, Estrabón, Tito Livio, Apiano, Silio Itálico, Plutarco y Floro. Estos politeístas creían que al norte del Limia se encontrarían los felices “Campos Elíseos”, una especie de Paraíso, pero atravesar sus tranquilas aguas conllevaría perder los recuerdos para siempre (e incluso la vida); pues lo identificaban con el río Lethes (nombre griego), o Flumen Oblivionis –”río del Olvido”–
Así lo creyeron los soldados de Décimo Junio Bruto cuando llegaron a sus orillas en el año 138 antes de Cristo, poniendo una barrera infranqueable a sus ansias de conquista. Pero este valiente general romano decidió cruzar sus aguas para desmentirlo. Según las crónicas, tomó elestandarte de su ejército y atravesó el cauce para, desde la otra orilla, llamar por su nombre a los temerosos soldados demostrando que no había muerto ni perdido la memoria. Una vez franqueada esta frontera fluvial, siguieron su avance por territorios galaicos hasta llegar al Atlántico, donde una puesta de sol les provocó tal temor que les hizo dar la vuelta. La hazaña limiana y su triunfo contra los bracarenses llevó a Bruto a conseguir el sobrenombre de “Galaico” y el título de procónsul de los Lusitanos y Galaicos.