No Men`s Land!
Sin duda alguna, el viaje en el tren mixto Uyuni - Avaroa - Ollague (Chile) ha sido el mas espectacular y extremo que he tenido oportunidad de hacer (hasta el momento) como aficionado al ferrocarril.
Partimos de la celebre localidad de Uyuni a las 04:45 de la madrugada, con una temperatura de -14º en pleno invierno Andino en un antidiluviano coche de pasajeros Fiat Materfer de clase económica, sin calefacción y sin luz, puesto que estaba acoplado a una tolva.
El pequeño y valiente grupo de pasajeros, en su mayoría trabajadores de la cercana mina San Cristobal, afrontaríamos unas duras condiciones de viaje.
Atravesando el Salar de Chiguana (en la foto) entre las 5 y 7 de la madrugada el frío se agudizo desplomándose la temperatura hasta los -25º.
Pese a llevar varias capas de ropa térmica y botas gruesas, sentía como el intenso frío punzante se clavaba en mis articulaciones con el único sonido en la interminable penumbra del fuerte viento en el exterior y una cumbia villera que sonaba en algún dispositivo electrónico.
Al amanecer, el compañerismo de los buenos amigos ferroviarios Gustavo Soto y el conductor Virgilio de Ferroviaria Andina (FCA) hicieron que olvidásemos las penurias climatológicas disfrutando de un buen desayuno en tal mágico paraje con dulce de leche y yerba mate.
Finalmente a las 10:15 de la mañana llegamos a la fronteriza localidad de Avaroa donde tras fotografiar diversas maniobras, me invitaron a continuar viaje con el personal de cabina en el mercante paquetero hasta Chile y traer de vuelta a Bolivia la otra composición de vacío. Después de cruzar la frontera del desierto, regresamos a almorzar junto con el jefe de estación y el mecánico.
Mi mas sincero y cordial homenaje a estos auténticos ferroviarios de vocación y corazón, que desempeñan su trabajo en unas condiciones climatológicas adversas; con interminables jornadas de trabajo y no siempre merecida retribución económica ni social, los cuales por un día me hicieron formar parte de su familia facilitándome mi movilidad y haciéndome sentir como un ferroviario mas.
No es tierra de hombres, es tierra de valientes.
Salar de Chiguana, Potosí (Bolivia). Año 2012.
No Men`s Land!
Sin duda alguna, el viaje en el tren mixto Uyuni - Avaroa - Ollague (Chile) ha sido el mas espectacular y extremo que he tenido oportunidad de hacer (hasta el momento) como aficionado al ferrocarril.
Partimos de la celebre localidad de Uyuni a las 04:45 de la madrugada, con una temperatura de -14º en pleno invierno Andino en un antidiluviano coche de pasajeros Fiat Materfer de clase económica, sin calefacción y sin luz, puesto que estaba acoplado a una tolva.
El pequeño y valiente grupo de pasajeros, en su mayoría trabajadores de la cercana mina San Cristobal, afrontaríamos unas duras condiciones de viaje.
Atravesando el Salar de Chiguana (en la foto) entre las 5 y 7 de la madrugada el frío se agudizo desplomándose la temperatura hasta los -25º.
Pese a llevar varias capas de ropa térmica y botas gruesas, sentía como el intenso frío punzante se clavaba en mis articulaciones con el único sonido en la interminable penumbra del fuerte viento en el exterior y una cumbia villera que sonaba en algún dispositivo electrónico.
Al amanecer, el compañerismo de los buenos amigos ferroviarios Gustavo Soto y el conductor Virgilio de Ferroviaria Andina (FCA) hicieron que olvidásemos las penurias climatológicas disfrutando de un buen desayuno en tal mágico paraje con dulce de leche y yerba mate.
Finalmente a las 10:15 de la mañana llegamos a la fronteriza localidad de Avaroa donde tras fotografiar diversas maniobras, me invitaron a continuar viaje con el personal de cabina en el mercante paquetero hasta Chile y traer de vuelta a Bolivia la otra composición de vacío. Después de cruzar la frontera del desierto, regresamos a almorzar junto con el jefe de estación y el mecánico.
Mi mas sincero y cordial homenaje a estos auténticos ferroviarios de vocación y corazón, que desempeñan su trabajo en unas condiciones climatológicas adversas; con interminables jornadas de trabajo y no siempre merecida retribución económica ni social, los cuales por un día me hicieron formar parte de su familia facilitándome mi movilidad y haciéndome sentir como un ferroviario mas.
No es tierra de hombres, es tierra de valientes.
Salar de Chiguana, Potosí (Bolivia). Año 2012.