Puer "tacha" Detalle.
Esta imagen la tomé en Toledo y me recuerda el cuento …Un padre, afligido por el mal carácter de su hijo, le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que se enfadara con alguien, debería clavar un clavo detrás de la puerta.
El primer día, clavó 37! Al día siguiente, fueron 25. Al tercer día, pudo frenarse y clavó 17… Pero, a medida que aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos, pues el clavar le hacía pensar sobre su mala actitud.
Llegó el día en que pudo controlar su carácter y orgulloso fue a decirle a su padre que ese día no había clavado nada!Este le sugirió que ahora retirara un clavo por cada día que lograra controlarse. Los días pasaron y el joven pudo finalmente anunciar a su padre que no quedaban más clavos para retirar de la puerta.
Su padre le tomó la mano, lo llevó hasta la puerta y le dijo:
_Has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta. Nunca más será la misma.
Cada vez que tú pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que aquí ves. Tú puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero la herida permanece.
“Una ofensa verbal es tan dañina como una ofensa física. Hay que reparar cada agujero y muy difícilmente lograrás que quede como antes.”
Puer "tacha" Detalle.
Esta imagen la tomé en Toledo y me recuerda el cuento …Un padre, afligido por el mal carácter de su hijo, le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que se enfadara con alguien, debería clavar un clavo detrás de la puerta.
El primer día, clavó 37! Al día siguiente, fueron 25. Al tercer día, pudo frenarse y clavó 17… Pero, a medida que aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos, pues el clavar le hacía pensar sobre su mala actitud.
Llegó el día en que pudo controlar su carácter y orgulloso fue a decirle a su padre que ese día no había clavado nada!Este le sugirió que ahora retirara un clavo por cada día que lograra controlarse. Los días pasaron y el joven pudo finalmente anunciar a su padre que no quedaban más clavos para retirar de la puerta.
Su padre le tomó la mano, lo llevó hasta la puerta y le dijo:
_Has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta. Nunca más será la misma.
Cada vez que tú pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que aquí ves. Tú puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero la herida permanece.
“Una ofensa verbal es tan dañina como una ofensa física. Hay que reparar cada agujero y muy difícilmente lograrás que quede como antes.”