En el Pireo
Cuando hacemos un crucero vemos que estos grandes buques que desplazan cientos de miles de toneladas, antes de entrar a un puerto disminuyen la velocidad. Esperan la llegada de un pequeño barco y luego comienza una serie de maniobras milimétricas para poder entrar por la bocana del puerto y atracar suavemente en el muelle asignado. Cuando somos pasajeros olvidamos todas las personas que están detrás de nuestros servicios. Algunas, con tareas tan arriesgadas como las del práctico de puerto.
Aquí traje este ese pequeño barquito que parece una hormiguita al lado del gigante crucero, en él, viaja el "práctico de puerto" que en una maniobra siempre peligrosa, sube al crucero para guiar al capitán. El pequeñín vuelve a puerto cuando el práctico ya está a bordo del crucero.
En el Pireo
Cuando hacemos un crucero vemos que estos grandes buques que desplazan cientos de miles de toneladas, antes de entrar a un puerto disminuyen la velocidad. Esperan la llegada de un pequeño barco y luego comienza una serie de maniobras milimétricas para poder entrar por la bocana del puerto y atracar suavemente en el muelle asignado. Cuando somos pasajeros olvidamos todas las personas que están detrás de nuestros servicios. Algunas, con tareas tan arriesgadas como las del práctico de puerto.
Aquí traje este ese pequeño barquito que parece una hormiguita al lado del gigante crucero, en él, viaja el "práctico de puerto" que en una maniobra siempre peligrosa, sube al crucero para guiar al capitán. El pequeñín vuelve a puerto cuando el práctico ya está a bordo del crucero.