HumanWolf
Desconexión
Pasamos por muchas etapas a lo largo de nuestra vida, en todas ellas vamos condicionados por el tiempo. El tiempo, ese gran aliado en ocasiones, ese enemigo hambriento e insaciable en otras.
Siempre intento buscar ese espacio tan necesario al margen de todo, abrir el paréntesis y desconectar. Olvidar la hora o el día, las preocupaciones o tareas pendientes. Dedicarle tiempo al sentir. Para mí y justo ahora, una de las cosas más importantes en la vida y que a menudo solemos olvidar.
Recuerdo especialmente uno de esos momentos por su intensidad, sucedió un día al azar de algún mes de cualquier año.
De pie frente al mar, pisando una orilla que en vez de arena, estaba cubierta por un fino polvo dorado que envolvía mis pies. El sol resplandeciente allá arriba, en un cielo imponente salpicado por nubes huidizas, movidas por el viento. Un viento que creaba notas en mis oídos, unidos a la sinfonía de las olas que traía el agua, junto a la brisa que golpeaba mi cuerpo, ahora resplandeciente.
Giré la cabeza, te observé. Ahí estabas, sintiendo el entorno y todo lo que te rodeaba de una manera tan similar a la mía.. Bailabas, danzabas armoniosamente dibujando semicírculos en la arena, creando paz y armonía. Con la cabeza muy alta pero pisando firme aunque volaras.
No tengáis miedo a sentir, dejaos llevar por los impulsos, buscar la tregua entre mente, cuerpo y alma.
Disfrutar la vida.
Desconexión
Pasamos por muchas etapas a lo largo de nuestra vida, en todas ellas vamos condicionados por el tiempo. El tiempo, ese gran aliado en ocasiones, ese enemigo hambriento e insaciable en otras.
Siempre intento buscar ese espacio tan necesario al margen de todo, abrir el paréntesis y desconectar. Olvidar la hora o el día, las preocupaciones o tareas pendientes. Dedicarle tiempo al sentir. Para mí y justo ahora, una de las cosas más importantes en la vida y que a menudo solemos olvidar.
Recuerdo especialmente uno de esos momentos por su intensidad, sucedió un día al azar de algún mes de cualquier año.
De pie frente al mar, pisando una orilla que en vez de arena, estaba cubierta por un fino polvo dorado que envolvía mis pies. El sol resplandeciente allá arriba, en un cielo imponente salpicado por nubes huidizas, movidas por el viento. Un viento que creaba notas en mis oídos, unidos a la sinfonía de las olas que traía el agua, junto a la brisa que golpeaba mi cuerpo, ahora resplandeciente.
Giré la cabeza, te observé. Ahí estabas, sintiendo el entorno y todo lo que te rodeaba de una manera tan similar a la mía.. Bailabas, danzabas armoniosamente dibujando semicírculos en la arena, creando paz y armonía. Con la cabeza muy alta pero pisando firme aunque volaras.
No tengáis miedo a sentir, dejaos llevar por los impulsos, buscar la tregua entre mente, cuerpo y alma.
Disfrutar la vida.