NO A HIDROAYSEN. No a las represas. No a la represión. No al empresariado. No a llenar el desierto de paneles solares. No a las termoeléctricas. No a los cerros tapados de parques eólicos. No a los residuos nucleares. No a la energía nuclear. No a los núcleos radioactivos. No al CO2. No a la electricidad. No a la disipación de cargas. No a electrocutarse. No a la matriz energética. No a la energía. No a la segunda ley de la termodínamica. No a la termodinámica. No a la Patagónia. No a la agonía. No a la carne. No a los huesos. No a los osteoblastos. No a la plantas mareomotrices. No a las plantas. No a la cesantía. No al empleo. No al desarrollo. No al crecimiento económico. No al alza del IPC. No al capitalismo. No a la consciencia de clase. No a la explotación del pobre. No a los pobres. No a la sociedad. No a la corrupción de los políticos. No a los políticos. No a la política. No a la dictadura del proletariado. No a la guerra entre países. No a los países. No a la humanidad. No al arte, que nada logra. No a la ciencia, que todo lo destruye. No a la tecnología, que nos esclaviza. No a la ecología, que nos limita. No al medio ambiente, por frágil y caduco. No al mundo. No al futuro. No hay futuro. Todos los caminos conducen a su final.