Fermaker
¡Yo también tengo una cámara! ¿Quieres que te la enseñe?
©Copyright Reservado. Si se desea alguna imagen ponerse en contacto.
¡Yo también tengo una cámara! ¿Quieres que te la enseñe?
Así espetó Héctor mientras le enseñaba a sus padres mi última cámara, joya hoy, relegada a vejestorio 24 meses después, evolución lo llaman, ley de mercado consumista creo yo (aunque les haga el juego indecentemente).
Ni corto ni perezoso, abandonó la cocina excitado, para volver pasados unos segundos con una funda negra de plástico imitando piel. Lo abrió con esmero y nerviosismo a partes iguales, y no paró hasta que mostró orgulloso "su cámara".
Sorprendido me quedé al verla, ¡leche!, menuda reliquia aparecía ante mis ojos, una Kodak de carrete y foco fijo, con la única selección de luz natural o artificial como configuración... nada de autofocos, mediciones de luz, histogramas, o sensibilidades.
"Es la cámara que me regalaron para mi comunión", intentaba explicarme su padre, pero Héctor no permitía que nadie le robara el más mínimo ápice de protagonismo, haciendo que toda nuestra atención recayera sobre él y su cámara. Se sentía un hombre mayor, tenía lo mismo que el amigo de su padre, una cámara, pero en realidad no era una cámara cualquiera, pues había recorrido largos años para llegar al día de hoy ennoblecida por la edad, y cuidada con un mimo y una atención que sólo de pensarlo se me descubren en mi interior todas mis carencias en lo referente al cuidado y aprecio a las cosas materiales. ¿Acaso había olvidado que a mi también me regalaron una para tan insigne evento? No daba crédito a que, treinta años después, aquella cámara regalada a un niño de ocho años, se conservara tan bien y consiguiera cautivar como el primer día la atención y las ilusiones de un corazón noble e inocente como el de un niño. Hoy, cuando no hay nada que llene a un joven, porque lo tiene todo, cuando los juguetes son casi exclusivamente una video consola, esta Kodak nos viene a demostrar que no es lo correcto, y que lo mejor para crecer y formarse es no poner barreras ni a la imaginación ni a la ilusión.
Mientras él me retrataba en su imaginario, le devolví con la misma moneda. Lástima que yo no le sacara tan bien como seguro el me estaba sacando en su universo.
¡Bendita infancia!
Este año va a ser duro, dicen que va a ser el verdadero año del consumismo, porque usted lo pasará con su mismo coche, con su mismo traje, con su mismo televisor, con su mismo material fotográfico, y deseo que también con su mismo trabajo, pero que esto no nos impida disfrutar de la vida. Para todos vosotros, Feliz 2011
¡Yo también tengo una cámara! ¿Quieres que te la enseñe?
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¡Yo también tengo una cámara! ¿Quieres que te la enseñe?
Así espetó Héctor mientras le enseñaba a sus padres mi última cámara, joya hoy, relegada a vejestorio 24 meses después, evolución lo llaman, ley de mercado consumista creo yo (aunque les haga el juego indecentemente).
Ni corto ni perezoso, abandonó la cocina excitado, para volver pasados unos segundos con una funda negra de plástico imitando piel. Lo abrió con esmero y nerviosismo a partes iguales, y no paró hasta que mostró orgulloso "su cámara".
Sorprendido me quedé al verla, ¡leche!, menuda reliquia aparecía ante mis ojos, una Kodak de carrete y foco fijo, con la única selección de luz natural o artificial como configuración... nada de autofocos, mediciones de luz, histogramas, o sensibilidades.
"Es la cámara que me regalaron para mi comunión", intentaba explicarme su padre, pero Héctor no permitía que nadie le robara el más mínimo ápice de protagonismo, haciendo que toda nuestra atención recayera sobre él y su cámara. Se sentía un hombre mayor, tenía lo mismo que el amigo de su padre, una cámara, pero en realidad no era una cámara cualquiera, pues había recorrido largos años para llegar al día de hoy ennoblecida por la edad, y cuidada con un mimo y una atención que sólo de pensarlo se me descubren en mi interior todas mis carencias en lo referente al cuidado y aprecio a las cosas materiales. ¿Acaso había olvidado que a mi también me regalaron una para tan insigne evento? No daba crédito a que, treinta años después, aquella cámara regalada a un niño de ocho años, se conservara tan bien y consiguiera cautivar como el primer día la atención y las ilusiones de un corazón noble e inocente como el de un niño. Hoy, cuando no hay nada que llene a un joven, porque lo tiene todo, cuando los juguetes son casi exclusivamente una video consola, esta Kodak nos viene a demostrar que no es lo correcto, y que lo mejor para crecer y formarse es no poner barreras ni a la imaginación ni a la ilusión.
Mientras él me retrataba en su imaginario, le devolví con la misma moneda. Lástima que yo no le sacara tan bien como seguro el me estaba sacando en su universo.
¡Bendita infancia!
Este año va a ser duro, dicen que va a ser el verdadero año del consumismo, porque usted lo pasará con su mismo coche, con su mismo traje, con su mismo televisor, con su mismo material fotográfico, y deseo que también con su mismo trabajo, pero que esto no nos impida disfrutar de la vida. Para todos vosotros, Feliz 2011