elgorrionpoeta
Somewhere over the rainbow
“Negro, Você está doente?”
Preguntó Ze al verme vomitar una y otra vez. Habíamos acampado luego de transitar el cuarto día del camino; era nuestra última noche en las montañas y la dispepsia me tenía a mal traer; mucha fiebre y vómitos; mi único deseo era abrigarme, encerrarme en la carpa y dormir muchas horas. Los cuatro mil metros de altura no me afectaron la capacidad aerórbica pero sí, la digestión, todo lo que ingería lo expulsaba.
Después de adentrarme en la tienda, mis compañeros salieron en busca de otra expedición, esta vez, cerca del camping; el objetivo era visitar una galería de hallazgos Inca contiguos a un centro arqueológico. Decidí quedarme a dormir, de lo contrario sería muy difícil emprender camino al otro día.
Al cabo de unos minutos veo el cierre de la carpa entreabierto, me incliné para cerrarlo completamente y observé un resplandor proveniente de las montañas, los rayos del sol se colaban entre los pesados nubarrones, giré mi cabeza para llegar su punto de fuga y de repente, se planta frente a mi esta imagen; probablemente el cuadro natural más puro y conmovedor que haya visto alguna vez.
Saqué decididamente la cámara de la mochila, le monté uno de los lentes, ajusté los controles y disparé. Fueron diez minutos sin fiebre, sin malestar estomacal, sin deficiencias físicas; diez minutos con mi alma en otro lugar; en algún lugar sobre el arco iris.
Somewhere over the rainbow
“Negro, Você está doente?”
Preguntó Ze al verme vomitar una y otra vez. Habíamos acampado luego de transitar el cuarto día del camino; era nuestra última noche en las montañas y la dispepsia me tenía a mal traer; mucha fiebre y vómitos; mi único deseo era abrigarme, encerrarme en la carpa y dormir muchas horas. Los cuatro mil metros de altura no me afectaron la capacidad aerórbica pero sí, la digestión, todo lo que ingería lo expulsaba.
Después de adentrarme en la tienda, mis compañeros salieron en busca de otra expedición, esta vez, cerca del camping; el objetivo era visitar una galería de hallazgos Inca contiguos a un centro arqueológico. Decidí quedarme a dormir, de lo contrario sería muy difícil emprender camino al otro día.
Al cabo de unos minutos veo el cierre de la carpa entreabierto, me incliné para cerrarlo completamente y observé un resplandor proveniente de las montañas, los rayos del sol se colaban entre los pesados nubarrones, giré mi cabeza para llegar su punto de fuga y de repente, se planta frente a mi esta imagen; probablemente el cuadro natural más puro y conmovedor que haya visto alguna vez.
Saqué decididamente la cámara de la mochila, le monté uno de los lentes, ajusté los controles y disparé. Fueron diez minutos sin fiebre, sin malestar estomacal, sin deficiencias físicas; diez minutos con mi alma en otro lugar; en algún lugar sobre el arco iris.