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LEON, PLAZA MAYOR 2637 10-8-2021

PLAZA MAYOR

 

La plaza mayor de León, ubicada en el corazón del casco antiguo, fue finalizada en 1677 según planos de Francisco del Piñal siguiendo el ejemplo de otras plazas mayores españolas, en particular la de Madrid. El edificio del Consistorio que preside la plaza es de estilo barroco y fue diseñado por el propio Francisco del Piñal como balcón para que la corporación municipal presidiera los eventos de la plaza. La plaza era el gran centro comercial de la ciudad durante la Edad Media y hasta el siglo xix, dedicándose al mercado dos veces por semana y con la existencia de todo tipo de comercios en sus soportales, con supremacía de productos alimenticios, pero también boticas, ferreterías, platerías, artesanía, etc. Hoy en día el mercado en la plaza sigue existiendo, celebrándose cada miércoles y sábado.

 

Ha servido para las corridas de toros, se han realizado en ella ejecuciones públicas y celebraciones de la Corte Isabelina, también fue en esta plaza donde los leoneses se reunieron para dar el grito de guerra contra la ocupación francesa de 1810. Hoy en día es una zona muy frecuentada durante las fiestas patronales de San Juan y San Froilán, también durante carnavales y Semana Santa, ya que la mayor parte de procesiones pasan por esta popular plaza leonesa.

 

En el entorno de la plaza mayor se encuentra el barrio húmedo, que es como se conoce al distrito que abarca los alrededores de esta plaza y la de San Martín. Esta plaza fue el lugar en torno al cual se concentraban los artesanos, mercaderes y peregrinos de la ciudad de León y que hoy, desaparecidas esas actividades o desplazadas a otros lugares de la ciudad, han sido sustituidas por actividades hoteleras y de esparcimiento. En el flanco sur del barrio encontramos la plaza del Grano. El barrio, desde la calle La Rúa hasta la calle Caño Badillo, se encuentra jalonado de bares, cafés y mesones que convierten la zona en la mayor ruta del tapeo y en escaparate de las especialidades gastronómicas de la ciudad y de la provincia. Esta circunstancia, unida a la estrechez de sus calles y sus plazas, forman el espacio más típico de la ciudad, caracterizado por su trazado medieval con irregularidades urbanísticas y que es destino obligado para los turistas que visitan la ciudad. El 22 de mayo de 1995 se terminó su peatonalización.

 

LEON

 

León (en leonés, Llión) es un municipio8 y ciudad española ubicada en el noroeste de la península ibérica, capital de la provincia homónima, en la comunidad autónoma de Castilla y León. León contaba en enero de 2019 con 124 303 habitantes repartidos en una superficie de 39,03 km², y un área metropolitana de 203 191 habitantes según el mapa de áreas funcionales de la Junta de Castilla y León (otros proyectos dan cifras diferentes), distribuidos en quince municipios.

 

Nacida como campamento militar romano de la Legio VI Victrix hacia el 29 a. C., su carácter de ciudad campamental se consolidó con el asentamiento definitivo de la Legio VII Gemina a partir del año 74. Tras su parcial despoblación con motivo de la conquista musulmana de la península, León recibió un nuevo impulso como parte del Reino de Asturias. En 910 comenzó una de sus etapas históricas más destacadas al convertirse en cabeza del Reino de León, participando activamente en la Reconquista contra los musulmanes, llegando a ser uno de los reinos fundamentales en la configuración del Reino de España. La ciudad albergó las primeras Cortes de la historia de Europa en 1188, bajo el reinado de Alfonso IX, gracias a lo cual en 2011 fue proclamada por la UNESCO y por la Junta de Castilla y León como Cuna del Parlamentarismo.1 Desde la Baja Edad Media la ciudad dejó de tener la importancia de antaño, en parte debido a la pérdida de su independencia tras la integración del reino leonés en la Corona castellana, definitiva desde 1301.

 

Sumida en un período de estancamiento durante la Edad Moderna, en la guerra de la Independencia fue una de las primeras ciudades en sublevarse de toda España, y años después del fin de la misma, en 1833, adquiriría su rango de capital provincial. La llegada del siglo xx trajo consigo el Plan de Ensanche, que acrecentó la expansión urbanística que venía experimentando desde finales del siglo xix, cuando la ciudad se convirtió en un importante nudo de comunicaciones del noroeste con motivo del auge de la minería del carbón y de la llegada del ferrocarril.

 

Su patrimonio histórico y monumental, así como diversas celebraciones que tienen lugar a lo largo del año, entre las que destaca la Semana Santa, y su situación como paso obligado del Camino de Santiago, considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la convierten en una ciudad receptora de turismo nacional e internacional. Entre sus monumentos más representativos se encuentran la Catedral de Santa María de Regla, el mejor ejemplo del gótico clásico de estilo francés en España, la Basílica de San Isidoro, una de las iglesias románicas más importantes de España, tumba de los reyes de León medievales y considerada como la Capilla Sixtina del arte románico, el Monasterio de San Marcos, primer ejemplo de la arquitectura plateresca y renacentista española, el palacio de Los Guzmanes, el palacio de los Condes de Luna, la iglesia del Mercado o del Camino la Antigua, la iglesia de Palat del Rey, la Casa de las Carnicerías y la Casa Botines, de estilo modernista y realizada por el genial arquitecto catalán Antoni Gaudí; todos ellos declarados Bien de Interés Cultural.Ejemplo destacado de arquitectura moderna, y uno de los museos de la ciudad, es el MUSAC, de Mansilla + Tuñón Arquitectos.

 

Fundación y época romana

 

 

La ciudad de León surge hacia 29 a. C. como campamento militar romano de la Legio VI Victrix, en la terraza fluvial entre los ríos Bernesga y Torío, cerca de la ciudad astur de Lancia, con motivo de las llamadas guerras cántabras. A finales del siglo i, a partir de 74, el campamento es ocupado por la Legio VII Gemina, fundada por Galba, la cual permanecerá en León hasta aproximadamente principios del siglo v. Fue la única legión asentada en Hispania hasta la caída del Imperio Romano de Occidente (476), por lo que durante todo este tiempo León fue la capital militar de la Península. La ciudad perteneció al Convento Asturicense, con capital en Asturica Augusta, el cual formó parte de la provincia Tarraconense hasta el siglo iii, cuando, con la creación de la provincia de Gallaecia, fue integrado en ésta.

 

El trazado campamental romano original aún puede observarse en la actualidad, puesto que se conservan gran parte de las murallas que lo rodeaban en los siglos iii y iv. Alrededor de las murallas que delimitaban el campamento fue creándose un núcleo civil paralelo, la cannaba, en la que se asentaban todas las personas que se encargaban de cubrir las necesidades de los soldados. Por los restos arqueológicos se sabe que contaba con unas termas (con ruinas aún visibles bajo la catedral) e incluso un anfiteatro con capacidad para 5000 espectadores a extramuros, actualmente enterrado bajo la calle Cascalerías.

 

Épocas sueva, visigoda y musulmana

 

 

Tras el período romano, la ciudad formó parte del Reino suevo y posteriormente, tras su conquista, del Reino visigodo. Entre los siglos vi y viii la escasez de evidencias arqueológicas proyectan una imagen carente de vitalidad urbana, con una clara reducción del espacio habitado, aunque el descubrimiento de cerámicas pertenecientes al periodo omeya cordobés cerca de Puerta Obispo nos indica que la ciudad no fue abandonada completamente, sino que conservó cierta población estable. La ciudad fue conquistada, durante la invasión musulmana de la península, en el año 712, siendo recuperada en el 754 por Alfonso I aunque debido a su condición fronteriza se mantendría deshabitada durante casi un siglo.

 

Tendremos que esperar hasta el año 846 cuando un grupo de mozárabes intentó repoblar la ciudad, que pese haber permanecido despoblada al estar en el centro de la línea de combate entre cristianos y musulmanes aún conservaba sus murallas romanas. El intento fue frustrado por un ataque omeya que mantendría la ciudad despoblada hasta el año 853 en el que Ordoño I incorpora de forma efectiva la ciudad al Reino de Asturias, repoblándola con éxito. Sería finalmente con Ordoño II, que ocupó el trono (914 - 924) tras la muerte de su hermano García I, cuando la ciudad se convierte en capital del reino astur, iniciando el Reino de León.

 

Repoblación y capitalidad

 

La ciudad de León fue sede regia desde la fundación del reino, con García I, a principios del siglo x, hasta la integración en la Corona de Castilla en 1230, momento en que la capitalidad del reino unificado fue itinerante y debido a ello León fue creciendo y evolucionando en su desarrollo. En esta cuestión jugó un destacado papel el Camino de Santiago, quizás la más importante vía de circulación de gentes, ideas, cultura y arte del Medievo. En el siglo x destacarían reyes como Ordoño II, que fijó la capitalidad y consagró la primera catedral en las antiguas termas romanas, donde hoy se encuentra la catedral gótica, y su hijo Ramiro II, que construyó el primer palacio en Palat de Rey y, al igual que su padre, llevó a cabo exitosas campañas contra los musulmanes. La segunda mitad del siglo es de luchas civiles en León, reyes débiles con problemas con la nobleza, y de ataques y contraataques musulmanes a la ciudad, incluyendo uno de Almanzor, que causó graves daños. La recuperación y reordenamiento de la capital llegó con Alfonso V a inicios del siglo xi, así como el comienzo de la victoria cristiana en la península. Avanzado el siglo, hay un cambio de dinastía, destacando a Fernando I como rey iniciador de la basílica de San Isidoro, construida con motivo del traslado de los restos de San Isidoro a la ciudad y del panteón real del reino. Su sucesor Alfonso VI que pasó a los anales de historia por el avance en la reconquista con la conquista de Toledo y, sobre todo, por su relación política con el Cid, fue cuyo reinado presenció la consagración de la nueva catedral románica iniciada por Urraca en 1073, donde presumiblemente trabajarían los mismos canteros que en la basílica.

 

En el siglo xii, y tras el paso de la primera reina, Urraca I, destaca su hijo Alfonso VII, que avanzó notablemente la reconquista y llegó a coronarse emperador de toda Hispania en la antigua catedral leonesa. Es en este siglo cuando el geógrafo y viajero árabe Edrisi escribió lo siguiente sobre León: «Allí se practica un comercio muy provechoso. Sus habitantes son ahorradores y prudentes». Tenemos también noticia de León a través de diversos códices, entre ellos el Codex Calixtinus, manuscrito que, entre otras cosas, contiene información sobre la ruta que los peregrinos seguían hacia Santiago de Compostela. Con todo ello, la ciudad conoció el desarrollo de nuevos barrios, en ocasiones extramuros de una ciudad que ya se quedaba pequeña, y casi siempre a la vera del camino de los peregrinos, que accedían a la ciudad por la llamada Puerta Moneda.

 

Tras la muerte de Alfonso VII, este dividió los reinos de León y Castilla entre sus hijos; Fernando II reinó en León, destacando la reconquista de Extremadura. Su sucesor y último rey privativo de León fue Alfonso IX, que convocó las primeras cortes de Europa, con participación de todos los estamentos sociales, en la basílica de San Isidoro en 1188. Será en 1230, cuando tras su muerte la corona leonesa y la castellana recaen sobre la cabeza del monarca Fernando III el Santo, algo que supondría para León la pérdida de la capitalidad fija, pues esta se vuelve itinerante. No supondría no obstante el fin de la prosperidad de la ciudad, que durante todo el siglo xiii mantuvo un gran empuje comercial y crecimiento demográfico. Es en esta época cuando a mediados de siglo, Alfonso X el Sabio ordenó el derribo de la vieja catedral y la construcción de la actual, de estilo gótico.Corona de Castilla

Tras la integración del reino leonés en la Corona de Castilla pese a la pérdida de relevancia política la ciudad se mantuvo prospera y es durante el siglo xiii cuando la catedral de León se construiría, reiniciando su construcción por orden de Alfonso X en 1255 finalizando en 1302 la totalidad del templo. Durante el siglo xiv, León experimentó una crisis económica que vino acentuada por una serie de acontecimientos climáticos en toda Europa que mermaron las cosechas, produciendo hambrunas y endeudamiento de los campesinos. Estas circunstancias fueron agravadas con la llegada de la peste a León entre 1349 y 1350,35 la cual provocó una gran mortandad en la zona, despoblando pueblos y mermando, según fuentes de la época, en más de un cuarto la población de la zona. A esta serie de fatalidades se le unieron una inestabilidad política en toda la Corona castellana que produjo continuas tensiones que a menudo desembocaron en conflictos armados.

 

Con la llegada del siglo xv, las cosas comenzaron a mejorar, observándose un incremento notable en la población en la edificación de nuevas casas, reconstrucción de las anteriores y ensanche de los arrabales. Se hablaba en estos años de hacer una cerca que comprendiese el arrabal de la parte oriental de la ciudad, abarcando las iglesias de San Lorenzo, San Pedro de los Huertos y San Salvador del Nido de la Cigüeña. Así, la ciudad de León, a finales de siglo, contaba con una población entre los cuatro y cinco mil habitantes mientras que ciudades vecinas como Salamanca y Burgos tienen quince mil y diez mil habitantes.

 

Guerra de las comunidades

 

En el siglo xvi, la Guerra de las Comunidades contra Carlos I en León destacó por un insólito fervor comunero en el cabildo catedralicio y en los barrios extramuros. En la órbita local, las dos familias dominantes de aquella época, los Guzmanes, por parte de los comuneros, y los Quiñones, por parte del rey, hicieron de la guerra la excusa perfecta para resolver sus diferencias

 

Decadencia

 

En estos siglos, León vive un estancamiento de su población, algo normal en las ciudades del interior. El leve incremento poblacional en la ciudad no se debe a un incremento de la actividad industrial o comercial, sino al empuje de la agricultura de las zonas rurales que rodean la ciudad. Prueba de la decadencia comercial e industrial de la ciudad es lo acontecido con las fábricas de hilados. En 1749, bajo los auspicios del secretario de Estado, José de Carvajal y Lancaster, se levanta un edificio en el llamado Campo de San Francisco para ampliar la fábrica de hilaturas que ya funcionaba en la calle de la Rúa, pero en 1769 esta fábrica ya había dejado de funcionar. El empeño puesto por el secretario de Estado contó con la oposición de las autoridades locales. Según Real Orden de 24 de enero de 1786, a instancias del obispo Cuadrillero, se crea en este edificio un hospicio, cuya obra se completa en 1793. También hubo intentos, con la ilustración, de modernizar la ciudad y sanearla con la construcción de nuevas fuentes y equipamiento público, así como con la creación de una de las Sociedades Económicas de Amigos del País en la ciudad.

 

La ciudad de León, con 5500 habitantes (aunque algunos viajeros, como el reverendo J. Townsend, aumenten la cifra a 6170 almas) era, junto con Zamora, una de las ciudades menos pobladas de la región y de la meseta. Las malas condiciones higiénicas y el hacinamiento contrarrestaban el avituallamiento regular y asegurado por los municipios en épocas de crisis. Además, en épocas de malas cosechas, atraían a mendigos, vagabundos y marginados de los amplios alrededores que, agrupados en las puertas de conventos y obispados, esperaban unas relativas garantías de no morir de hambre, introduciendo en la ciudad epidemias que aumentaban la tasa de mortalidad.

 

Era industrial e independencia

 

En los días previos al estallido de la Guerra de la Independencia, en concreto el 24 de abril de 1808, tuvo lugar en León, al mismo tiempo que una serie de incidentes acaecidos en otras ciudades españolas como Burgos, Toledo o Madrid, una manifestación popular en favor de Fernando VII ante el miedo de que Carlos IV, el cual contaba con el favor de los franceses, volviera a reinar, suponiendo, por tanto, un rechazo a Napoleón.39 4041 El 26 de julio de ese mismo año la ciudad caería ante el general galo Jean-Baptiste Bessières. Retomado su dominio en junio de 1812, solo volvió a manos francesas durante un breve período en 1813, pero acto seguido los franceses se replegaron totalmente, volviendo la ciudad a la normalidad.

 

En 1833 la ciudad adquirió el rango de capital de su provincia, la cual formaría parte, junto a Zamora y Salamanca, de la Región de León. Entre finales de siglo y principios del xx, el desarrollo de la minería del carbón la convirtió en nudo comercial y de comunicaciones fundamental en todo el noroeste, con el desarrollo de diversas infraestructuras, entre las que destacan la construcción de su estación de ferrocarril (luego propiedad de Renfe y hoy, de Adif) para vías de Ancho Ibérico, y el trazado de una línea de Ferrocarril de vía estrecha, conocida como El hullero, que, desde León, conectaba las principales zonas de extracción carbonífera con el núcleo industrial de Bilbao.

 

En León, antes de la desamortización promovida por Juan Álvarez Mendizábal, gran parte de las tierras circundantes pertenecían a la iglesia, por lo que la ciudad tenía constreñido su crecimiento y carecía de una red vial adecuada, ya que las infraestructuras existentes se encontraban anticuadas, insuficientes para satisfacer las necesidades del nuevo y creciente tráfico rodado. Con la desamortización, las nuevas tierras desamortizadas quedaban libres para el desarrollo urbanístico, marcando un antes y un después en el desarrollo urbano de la ciudad que comenzó a superar su casco medieval. El ensanche, que es una forma de ordenar el espacio entre la ciudad y la nueva estación de tren, así como otros barrios de extrarradio, surgieron en las tierras eclesiásticas ahora libres. De todas las propiedades expropiadas, la que más destaca, es San Marcos, el cual fue vendido a la diputación por 985 700 reales, precio en el que había sido tasado.

 

Expansión urbana y ensanche

 

En 1863 llega el ferrocarril a la ciudad, ubicándose la nueva estación en la margen derecha del río. Son las instalaciones de la estación las que se convertirán en el principal factor dinamizador del crecimiento urbano leonés durante la segunda mitad del siglo xix y primeras décadas del siglo xx. La estación constituía un núcleo de fijación y expansión constituida por sus propias instalaciones, conectadas mediante otras obras públicas y accesos a la ciudad. La situación de la estación, en la margen derecha del río Bernesga, y al oeste de la ciudad vieja, fue determinante para el desarrollo urbano de los siguientes años, ya que la ciudad se expandió prioritariamente hacia esa zona. En los alrededores de la propia estación comenzaron a instalarse industrias interesadas, empezando a aparecer las primeras agrupaciones de población obrera que trabajaba en el ferrocarril, formando así el barrio de la Estación en torno a la misma.

 

A medida que avanzaba el siglo xix, la vieja ciudad medieval se revelaba como un marco vital cada vez más inadecuado para satisfacer las necesidades de la población. La ocupación del espacio era más densa y en la misma proporción crecían las necesidades de vivienda, a la vez que la movilidad comercial aparecía colapsada por una estructura vial construida siglos atrás. La ausencia o ineficacia de sistemas de evacuación de todo tipo de residuos, junto a la no existencia de una reglamentación estricta en materia higiénico-sanitaria, propiciaba un medio ambiente insano, responsable de las grandes plagas que atacaron a la población española a lo largo del siglo xx.

 

El ensanche

 

 

La situación del nuevo foco de desarrollo en torno a la estación potencia la unión de la plaza de Santo Domingo y del recinto amurallado con esta zona; tomando desde entonces ya cierta importancia Ordoño II, entonces Paseo de las Negrillas, importancia que se confirma con la construcción de un nuevo puente de hierro sobre el Bernesga en 1871. Este cambio en la situación urbana de la ciudad induce al ayuntamiento a dar contenido teórico al ensanche, siendo el jefe municipal de obras públicas, José Manuel Ruiz de Salazar, quién define los elementos urbanísticos que ha de contener el nuevo barrio de la ciudad. Este primer estudio ya define algunos elementos característicos que se han conservado en la actualidad, tales como el carácter vertebrador de Ordoño II en la nueva trama urbana. Así mismo, también recoge la creación de un pulmón verde, el Paseo de Invierno, que conecta el jardín de San Francisco con el Bernesga, que tiene su equivalencia actualmente en la avenida Lancia de la capital leonesa.

 

Dada la escasa viabilidad del estudio de 1889, el ayuntamiento convoca un concurso siete años más tarde que englobaba los terrenos del anterior estudio menos los pertenecientes al monasterio de San Claudio, quedándose la actuación en 55 hectáreas. Las expectativas de crecimiento que justificaban el ensanche se basaban en el crecimiento ferroviario, la centralidad adoptada por la ciudad en los importantes negocios mineros leoneses y en las expectativas militares de la ciudad, donde se sopesaba la creación de una capitanía general. El único trabajo que se presenta recoge todos los elementos esenciales en la trama viaria que el ayuntamiento de León exigía en el concurso. Así, el proyecto recoge como centros de referencia las plazas de Santo Domingo, centro geométrico tras la expansión de la ciudad con el ensanche, la plaza de Guzmán el bueno, centro de distribución del tráfico entre la ciudad nueva y la vieja y la plaza de San Marcos, donde se buscaba conectar la ciudad vieja con el antiguo convento, ya por entonces declarado monumento nacional. Por todo ello, el proyecto original planteaba la Gran Vía de San Marcos como principal eje viario, siguiendo los preceptos del ensanche de Barcelona. El trazado de manzanas cuadriculadas, de una importante extensión, marcó el trazado de esta vía y una vía diagonal, Ordoño II, se ordenó con un sistema de manzanas triangulares. El proyecto se vino abajo de inmediato, con una serie de modificaciones que no permitieron su aprobación hasta 1935.

 

La falta de recursos impidió al ayuntamiento a acudir a la expropiación como vía para adquirir los terrenos, por lo que únicamente tuvo que negociar directamente con los propietarios, que forzaran la inclusión de modificaciones en el proyecto. Estas modificaciones suponen la apertura de nuevas calles secundarias perpendiculares a Ordoño II, que en sustitución de Gran via se convertiría en la principal vía del nuevo barrio, así como la apertura de nuevas calles principales no contempladas en el proyecto inicial como Burgo Nuevo y Fajeros. El desarrollo del ensanche fue lento por la normativa municipal que prohibía la implantación de industrias y viviendas obreras, que se verían también ahuyentadas del sector por un coste del terreno que hacía inasumible la inversión por lo que el desarrollo se realizaría en función de la demanda de la clase acomodada de la ciudad.

 

Segunda República y Guerra civil

 

 

Tras la sublevación de julio de 1936, que dio lugar al inicio de la Guerra civil, la mayor parte de la provincia quedó en manos de los sublevados. En León, la sublevación de la guarnición tuvo lugar el 20 de julio, una vez que la columna minera, que desde Asturias se dirigía a Madrid, hubo dejado la ciudad. Las tropas sublevadas, con el general Carlos Bosch y Bosch como gobernador militar, el coronel Julián Rubio López en el aeródromo de la Virgen del Camino, y los guardias civiles y de asalto que había en la provincia, controlaban la zona, contando pronto con la ayuda de tropas venidas de Galicia, al mando del comandante López Pita.

 

Los republicanos, por su parte, establecieron en León cuatro comandancias: las de Belmonte, Puerto Ventana, Pola de Gordón y Cangas de Onís. El Comité provincial de milicias antifranquistas, al igual que el resto de comités del Consejo Provincial del Frente Popular, se diluyó en Consejo Provincial del Frente Popular y luego en el Consejo Interprovincial de Asturias y León. En 1937, los republicanos intentaron sus últimos ataques, pero desde el mes de septiembre, la ofensiva franquista se generalizó, recuperando los puertos de montaña y dando fin a la guerra en el norte el 21 de octubre de 1937.

 

Dictadura franquista

 

Tras el impás de la guerra, la ciudad continúo creciendo con normalidad, recibiendo oleadas de inmigrantes, en su mayoría obreros o empleados de baja cualificación en busca de empleo en la industria y los servicios. El problema fue inmediato ya que, si bien la ciudad ofrecía puestos de trabajo para atraer a inmigrantes, la falta de vivienda distaba de satisfacer las necesidades de estos nuevos inquilinos. Se daban además dos características: el Casco Antiguo estaba saturado y aún con un uso intensivo de las viviendas, donde era imposible alojar a tanta gente, y por otra parte, el Ensanche, donde debido a las normas municipales, estaba prohibido edificar casas de obreros. La solución a estos problemas fue la de iniciar la construcción de barrios obreros a las afueras, iniciando así la expansión suburbial de la ciudad. Comienzan así las llamadas parcelaciones particulares, en las que el propietario de una finca la parcelaba, vendiéndola después con gran beneficio económico. El Ayuntamiento, por tolerancia o por incapacidad, fue dejando que se urbanizaran estos nuevos barrios sin los requisitos mínimos de infraestructuras como agua, electricidad o el acceso a la sanidad y la educación, creándose así urbanizaciones de ínfima calidad, que sólo pudieron ser mejoradas con el concurso municipal para dotarlas de servicios año más tarde. De esa manera, al norte surgen barrios como San Esteban, San Mamés, Mariano Andrés, Las Ventas y La Inmaculada.

 

Plan General de 1960

 

A mediados de los años 50 se inician en León los proyectos para elaborar un Plan General de Ordenación Urbana, aprobándose definitivamente en 1960. Todas las actuaciones urbanísticas en la ciudad y en el municipio quedaban, por tanto, sujetas a los criterios, métodos y disciplina sancionados legalmente.

 

En los años 60, las ciudades españolas, y León no era una excepción, experimentan importantes crecimientos. La localización de la industria y los servicios, las demandas del éxodo rural, la construcción de viviendas y la especulación sin límites otorgaban al crecimiento urbano las características de gran negocio. En estas condiciones, y ante perspectivas inmobiliarias tan prometedoras, la Ley del Suelo queda convertida en un estrecho marco de legalidad urbanística que no hace otra cosa que entorpecer el libre juego de las fuerzas económicas de la ciudad. Consecuentemente, los Planes de Ordenación no se cumplen, siendo más grave aún la imposibilidad de que movimientos socio-políticos organizados puedan denunciarlo y reivindicarlo. Particularmente, se incumplen aquellas partes del Plan dedicadas a la previsión y provisión de espacios para equipamientos y servicios sociales, culturales y recreativos; por supuesto, las zonas verdes no constituyen ningún tipo de prioridad.

 

Es gracias a este plan que se terminan los grandes barrios periféricos de la ciudad, algunos de ellos iniciados en los años 20. La incontenible especulación de estos años certificó su presencia en la ciudad con el proyecto de la gran avenida que atravesaría el continuo urbano, engullendo el caserío existente desde Santa Ana, al sur, hasta la carretera de Asturias, al norte. Los tramos que se lograron construir (Avenida Reino de León) muestran la naturaleza de la operación; aparentemente el objetivo era crear una vía de tráfico fluido pero a mayor anchura de la vía, mayor altura de los edificios, mayor número de plantas y, por tanto, más metros cuadrados a la venta.

 

 

 

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Taken on August 10, 2021