DEA-Collection
Brutalismo
Una de las últimas corrientes del movimiento moderno que, partiendo de sus principios funcionales, enfatizó la expresión material directa, la claridad estructural y la crudeza visual. Se alejó de la perfección de las superficies lisas y del ocultamiento de instalaciones técnicas -como lo había propuesto el racionalismo inicialmente–, para exponer los materiales en su estado bruto. Sus elementos distintivos incluyen el hormigón visto, el acero, el vidrio y el ladrillo sin revestimiento.
Surgió tras la Segunda Guerra Mundial, condicionado por la escasez de materiales y la necesidad de una construcción eficiente y económica. Su desarrollo fue influenciado por el béton brut (hormigón bruto) utilizado por Le Corbusier en la Unité d’Habitation (1947-1952), pero también por la fuerte presencia material de las obras de Mies van der Rohe. Sin embargo, fue definido teóricamente en el Reino Unido, por Alison y Peter Smithson, con el término New Brutalism. El crítico Reyner Banham consolidó su identidad en 1955, estableciendo que debía basarse en la sinceridad estructural, la expresión material sin acabados y la relación con el contexto social.
Inicialmente, el brutalismo tuvo un carácter progresista, defendiendo la arquitectura como un acto ético y funcional, con énfasis en la honestidad constructiva y la monumentalidad. A medida que evolucionó, su búsqueda de singularidad y expresividad lo hizo mezclarse con códigos del expresionismo y el neofuturismo, –tendencia moderna de la Era Espacial–, caracterizándose por formas más dinámicas o escultóricas. En algunos casos, su ambición formal derivó en un excesivo énfasis artístico que desatendió los principios funcionales y sociales con los que había surgido.
En los países del antiguo bloque socialista se imbricó con el realismo socialista, convirtiéndose en un vehículo de propaganda estatal. Su monumentalidad y presencia imponente fueron utilizadas para simbolizar la fuerza del régimen, extendiendo su vigencia hasta finales de la década de 1980.
Brutalismo
Una de las últimas corrientes del movimiento moderno que, partiendo de sus principios funcionales, enfatizó la expresión material directa, la claridad estructural y la crudeza visual. Se alejó de la perfección de las superficies lisas y del ocultamiento de instalaciones técnicas -como lo había propuesto el racionalismo inicialmente–, para exponer los materiales en su estado bruto. Sus elementos distintivos incluyen el hormigón visto, el acero, el vidrio y el ladrillo sin revestimiento.
Surgió tras la Segunda Guerra Mundial, condicionado por la escasez de materiales y la necesidad de una construcción eficiente y económica. Su desarrollo fue influenciado por el béton brut (hormigón bruto) utilizado por Le Corbusier en la Unité d’Habitation (1947-1952), pero también por la fuerte presencia material de las obras de Mies van der Rohe. Sin embargo, fue definido teóricamente en el Reino Unido, por Alison y Peter Smithson, con el término New Brutalism. El crítico Reyner Banham consolidó su identidad en 1955, estableciendo que debía basarse en la sinceridad estructural, la expresión material sin acabados y la relación con el contexto social.
Inicialmente, el brutalismo tuvo un carácter progresista, defendiendo la arquitectura como un acto ético y funcional, con énfasis en la honestidad constructiva y la monumentalidad. A medida que evolucionó, su búsqueda de singularidad y expresividad lo hizo mezclarse con códigos del expresionismo y el neofuturismo, –tendencia moderna de la Era Espacial–, caracterizándose por formas más dinámicas o escultóricas. En algunos casos, su ambición formal derivó en un excesivo énfasis artístico que desatendió los principios funcionales y sociales con los que había surgido.
En los países del antiguo bloque socialista se imbricó con el realismo socialista, convirtiéndose en un vehículo de propaganda estatal. Su monumentalidad y presencia imponente fueron utilizadas para simbolizar la fuerza del régimen, extendiendo su vigencia hasta finales de la década de 1980.