Poema 14

Le duele hasta la sombra que la ahoga y delata,

las mejillas enormes y el murmullo de tantos.

Le duelen los tobillos y el cristo que la infama,

le duelen las sandalias y las sillas pequeñas.

 

Demasiado es su cuerpo para vivir sin peros,

demasiado el oprobio para abrir cada día.

 

Varios talles atrás, cuando aún era libre,

soñaba que este mundo cantaba a su medida.

 

 

Andrés E. Pierucci

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