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Soria - Concatedral de San Pedro

Concatedral de San Pedro de Soria

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La colegiata de San Pedro, auténtica joya de la arquitectura románica castellana con la que cuenta la ciudad de Soria (España), acumula también el título de concatedral desde 1959, fecha a partir de la cual comparte la sede catedralicia con El Burgo de Osma.

 

Rivalidad por establecer la Sede Catedralicia

Desde sus inicios, la rivalidad entre la sede obispal de Osma y este centro religioso fue constante. Favorecidos por un rey castellano muy agradecido a la ciudad, Alfonso VIII solicitó en el siglo XIII al Papa Clemente IV la categoría de ciudad para Soria y el paso de colegiata a catedral, cosa que fue concedida por bula pontifical. El cabildo catedralicio de Osma protesto y a partir de ese momento, todas las peticiones de que se le concediera a Soria una nueva sede obispal o, más drásticamente, que se trasladara la de Osma a Soria, fueron denegadas por los reyes tras consulta con los de Osma al no atreverse a hacer cambios drásticos que provocaran conflictos eclesiásticos.

 

La historia sobre el derrumbamiento de la colegiata, se hace creíble sabiendo que unos años antes el cabildo de la colegiata había solicitado al rey el traslado hacia el interior de la ciudad de la sede colegial, debido a que el centro de Soria se había ido trasladando al este y la colegiata, antiguamente central, había perdido su posición de privilegio. Se pensó en la iglesia de Santa Maria la Mayor hasta el punto de disputar durante siglos la dignidad de colegiata. El rey se negó aduciendo la belleza de San Pedro y su categoría de obra artística.

 

Tras el derrumbe el obispo Pedro Acosta se reunió con la nobleza de la ciudad y el cabildo y les ofreció cumplir el deseo inicial de trasladar la colegiata al centro de la ciudad. Dicen que es posible que el obispo pensara construir su propia sede personal allí además de su enterramiento, en una forma encubierta de trasladar la sede obispal de Osma a Soria pero estos se negaron a asumir gastos importantes y el obispo, irritado por lo que describió documentalmente como la pusilanimidad de los sorianos, aflojó la bolsa para la reconstrucción del edificio en el mismo lugar donde se encontraba pero sin gastos adicionales ni obras complementarias.

 

Finalmente tras años de peticiones el 9 de marzo de 1959, el Papa Juan XXIII, con la Bula 'Quandoquidem Animorum', concedió el título de concatedral, fecha a partir de la cual comparte la sede catedralicia con el Burgo de Osma.

 

 

Colegiata del siglo XVI

Inmediatamente se iniciaron las obras de reedificación de las que se encargó el maestro Juan Martínez Mutio y San Juan de Obieto. Se siguió el modelo de la colegiata de Berlanga de Duero y se terminó sobre 1575 acabándola los hermanos Pérez de Villavid. A finales de siglo, con la construcción del campanario quedó culminada la nueva colegiata.

 

La iglesia renacentista se construyó con anchura igual a la longitud del crucero de la primitiva, por lo que los cerramientos laterales hubieron de desplazarse 7 metros hacia el exterior. Esta operación no presentó ninguna dificultad en el lado sur libre de impedimentos, no así en el norte al que estaba adosado el claustro. Sin ningún miramiento ni aprecio por el valor de este claustro, del que Gaya Nuño ha dicho que es el más bello de España, por la elegancia de las proporciones, la esbeltez de las arquerías y lo nuevo de la decoración, derribaron el ala meridional del mismo, y aún hay que congratularse de que no sucumbiera en su totalidad por cualquier fútil motivo.

 

 

Exterior de la concatedral

La iglesia es de planta de salón de cinco naves con bóvedas de crucería estrelladas de combados, soportadas por columnas dóricas de sección circular, con cabecera poligonal. Tanto la nave central como las laterales constan de cinco tramos separados por arcos fajones levemente apuntados. En las naves laterales entre los contrafuertes hay numerosas capillas. El templo se terminó bajo el mecenazgo del Obispo Acosta, cuyo escudo fue esculpido en una columna en 1573. La nave mayor tiene la misma altura que las colaterales, lo que conforma un tipo de edificio conocido como "iglesia salón", muy frecuente en la primera mitad del siglo XVI en Castilla.

 

Portadas

Portada Sur

El aparejo románico con tres ventanales de medio punto y un óculo pertenecientes al hastial meridional del primitivo crucero encuadra la magnífica portada plateresca realizada hacia 1520. Esta enmarcada por dos pilastras de orden corintio recubiertas por una rica decoración a candelieri, es decir, con elementos ornamentales que imitan candelabros. Se abre en arco de medio punto con arquivoltas y un alto friso adornados con ricas labores de grutescos que cubren toda la portada excepto las albanegas. Esta presidida por la imagen de San Pedro con las llaves de la iglesia situada en una hornacina de concha achaparrada. Curiosamente la hornacina se enmarca repitiendo el modelo de la fachada con pilastras y friso. A ambos lados rematan el conjunto dos jarrones en relieve flanqueados por dos pequeños ángeles.

 

Portada Oeste

Se supone que esta es la entrada principal de la Concatedral y así lo fue durante la época medieval en la que la Plaza Mayor estaba situada en la Plaza de San Pedro frente de la entrada principal de la primitiva colegiata románica. Entonces era el centro del casco urbano de la población con casas y palacios hoy desaparecidos. Posteriormente la Plaza Mayor se trasladó a la plaza de las Cinco Villas y ya, en el siglo XVI, a su emplazamiento actual.

 

Más sencilla y elevada que la portada sur, se abre en arco de medio punto entre dos pilastras acanaladas que sostienen un estrecho entablamiento y se sitúan sobre dos altos plintos. Se puede datar hacia la mitad del siglo XVI en el que se impone el purismo, caracterizado por una mayor austeridad decorativa. Comparándola con la portada sur se puede comprobar que hay un cierto cansancio de la exuberancia decorativa y se impone un estilo de aspecto más sereno.

 

 

Portada del Claustro

Al claustro, declarado Monumento Nacional en 1929, se accede desde una portada alzada en el ángulo suroccidental junto a la torre. Es una portada de arco de medio punto y data de comienzos del siglo XVII. Tiene arquivolta casetonada sobre jambas cajeadas y está flanqueada por dos columnas acanaladas que soportan un entablamiento y se apoyan sobre altos plintos cajeados. Se completa con medallones en las enjutas, un motivo heráldico y una hornacina superior sin escultura alguna.

También se puede acceder al claustro desde el interior de la iglesia por otra portada, situada en el ángulo suroriental, muy simple abierta en arco rebajado sin ninguna decoración.

 

Torre Campanario

La torre es de sillería, y de planta sensiblemente cuadrada de tres cuerpos rematada en balaustrada con flameros. Fue levantada por Juan Ocampo. Se articula en torno a un pilar central, sobre la que reposan alternativamente las losas que conforman los escalones de acceso. Tiene dos vanos por lado, ocupados por sendas campanas, excepto en el lado norte, donde se ubica la campana mayor. Para su construcción se reutilizaron sillares de la desmantelación de la antigua iglesia de San Miguel de Montenegro.

Otro Bien de apreciable valor son las campanas ya que nos encontramos ante uno de los conjuntos de campanas más espectaculares e importantes de las Catedrales de España. De las siete campanas existentes, cinco son anteriores a 1701 y por tanto merecedoras de ser consideradas, individualmente, como Bienes Muebles de Interés Cultural, valor que se añade a la antigüedad de las campanas y a la belleza de sus melenas de madera. El campanillo, anepígrafo, esto es sin ninguna otra decoración que no sea una serie de siete finos cordones dobles, puede ser de mitad del siglo XIV (hacia 1350), por su forma y esos cordones.

Las otras cuatro campanas, tres esquilones y una romana, son del XVII, y dos de ellas están lamentablemente rajadas, exigiendo una necesaria restauración. Son respectivamente de 1601, 1657, 1666 y 1700. Las dos nuevas son de 1984 y 2000 carecen de decoraciones y de inscripciones que las llenen de significado. Una de las refundidas era de 1823 y merecía ser restaurada, nada podemos decir de la otra refundida, cuya antigüedad, visto e conjunto debería ser notable.

 

Restos conservados de la antigua colegiata de San Pedro

De lo que fue el conjunto monacal construido tras la conversión de San Pedro en colegiata, quedan algunos vestigios integrados en la actual iglesia. Se trata de la mayor parte del brazo Sur de lo que seria el transepto, y de los muros laterales del brazo Norte donde se abre la sala capitular. Son visibles desde el interior en dicho transepto, tres ventanas pertenecientes a la fábrica románica. Lo que aún permanece patente al exterior es el pequeño óculo que se abría en el primitivo frontón y hoy ha quedado en el centro del lienzo. La arquivolta de las tres ventanas va decorada en su bisel con motivos que son idénticos en las laterales a base de entrelazos y medallones, y cenefa diferente en la central. En sus jambas, columnillas con capiteles de ornamentación vegetal. Imposta inferior decorada. Otras dos ventanas, también cegadas, menos esbeltas que las anteriores se sitúan una a cada lado del lado Norte.

 

Fuera del templo, se conservan, además de las crujías Norte, Este y Oeste del claustro, el frente del muro oriental del mismo. En el se abren hasta tres portadas de acceso a diferentes dependencias, entre las que se encuentra la sala capitular con una esplendida portada que da al claustro se abre en arco de medio punto con chambrana y tres arquivoltas e intradós lobulado en los extremos de cada una de las ocho dovelas que forman la rosca; a los lados de la puerta de acceso se disponen dos arcos de medio punto con arquivoltas. Cobijan sendos óculos calados lobulados y dos arquillos de herradura germinados, de evocación mozárabe, apoyados en dobles columnas, con capiteles de centauros, dragones, grifos y motivos vegetales de evocación silense.

Desvinculados a la actual construcción, y alejados unos metros del cierre oriental de la iglesia, han sido exhumados restos, recientemente restaurados, de una potente estructura arquitectónica, perteneciente al conjunto.

 

El claustro

Su construcción se inició por el ala Oeste a mediados del siglo XII, continuándose por los lados Norte y Este. De la fecha de una inscripción funeraria que se encuentra en el muro oriental cabe deducir que el claustro estaba concluido en 1205, es decir, en los primeros años del siglo XIII.

Sobre un podio corrido se asienta una sucesión de basas de garras sobre las que descansan parejas de esbeltos fustes rematados por capiteles dobles que soportan a su vez los arcos de medio punto. Cada ala del claustro está dividida en varios tramos por elementos prismáticos a cuyas caras interior y exterior se adosan columnillas en dos órdenes superpuestos de gran originalidad. Hay una gran variedad de capiteles que ostentan diversos motivos decorativos, desde vegetales, palmetas y roleos, hasta sirenas, grifos, guerreros, además de escenas historiadas.

 

Crujía Este

Después de la mutilación, han quedado 24 metros de longitud distribuidos en tres tramos: dos de cuatro arcos y otro de cinco. Se separan por medio de pilares de sección rectangular. Los tramos de cuatro arcos, los adyacentes al ala Norte son de la misma tipología que los de ésta y pudieran pertenecer a la misma época y artífice; no obstante, los arcos del tramo mayor, el más próximo a la iglesia, difieren de los demás por disponer de una columnillas encaramadas sobre sus ábacos y que, quebrando las chambranas por su punto de unión, se remontan hasta el alero rematadas por un pequeño capitel que sustituye al correspondiente modillón. La decoración de los capiteles es de palmetas, hojas de acanto, piñas, hojas de laurel, grifos, aves exóticas y dos con figuras humanas. Uno de los capiteles historiados representa al Rey Salomón, tocado con corona real, con un libro abierto que sujeta su mano izquierda y señalándolo con la derecha a la Reina de Saba con corona real. El otro capitel tiene una figura de un monje que recibe las ofrendas de los fieles. La mayor parte de los canecillos son sencillos, aparecen motivos vegetales, rollos dragones, liebres, cabezas humanas y ángeles.

 

Crujía Norte

Es la única crujía que se conserva completa. Tiene 30 metros de longitud divididos en tres tramos de cinco arcos cada uno separados por pilastras prismáticas. No son estas iguales, sino que la más occidental de ellas posee adosadas a sus caras exterior e interior un doble orden de columnillas en número de tres en la parte inferior y de cuatro en la superior. En la otra pilastra se reduce este número a dos en el orden inferior, como sudece en los demás lados. Los capiteles ofrecen formas vegetales, leones, centauros, mujeres desnudas, San Pedro y San Pablo, San Jorge, San José, la Anunciación, los Reyes Magos y otros motivos. Hay relieves relativos a la lujuria, la cacería de un ciervo y de la psicostasis (o peso de las almas). En este muro norte se abre la puerta de entrada del antiguo refectorio, con arco de medio punto cobijando arcos germinados con capiteles de diversa decoración y una pequeña hornacina con un arquito de cierre.

 

Crujía Oeste

Este lado, también cercenado como el Este, se compone hoy de tres tramos: dos de ellos de cinco arcos y el restante de arco y medio. Mide 23 metros aproximadamente y puede ser anterior en algunos años a las otras dos alas que parecen coetáneas entre sí. Los capiteles de las arquerías y de los pilares están decorados con hojas de acanto estriadas, palmetas, roleos y otros motivos vegetales, sirenas, grifos y escenas figuradas como la Anunciación y la Adoración de los Magos. También se pueden apreciar numerosas marcas de cantero.

 

Restos pictóricos

A lo largo del claustro aparecen ciertos rastros pictóricos. Hacia 1920 Mélida apreciaba “verdaderos retablos” pintados a lo largo de toda la crujía septentrional que representaban un Cristo mayestático, la Anunciación y dos ángeles elevando un alma junto a ciertos escudos heráldicos; en la oriental la existencia de una Adoración de los Magos. Para el autor, las pinturas murales databan del siglo XIV. En la actualidad sólo se conservan ciertos vestigios entre las dos portadas de la galería oriental, con cenefas vegetales, una especie de peltas (escudo ligero usado por los antiguos soldados griegos), simulación de veteados en madera y una deteriorada escena figurada con dos donantes y un santo frente a un ángel y la Virgen con el Niño. Por encima aparecen dos escudos con parejas de llaves, dos con soles radiantes y otro más decorado con las armas de Castilla y León. Su aspecto permite sugerir una datación avanzada dentro ya del siglo XV.

 

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Uploaded on October 18, 2009
Taken on September 1, 2009