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Soria - Burgo de Osma - Catedral

Catedral de El Burgo de Osma

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La Catedral de El Burgo de Osma, bajo la advocación de Santa María de la Asunción, es el resultado de una sucesión secular de actuaciones constructivas que van desde los primeros años del siglo XII, cuando se levantó el primitivo templo románico, hasta la segunda mitad del siglo XVIII en que se dio remate a la torre barroca. Aunque conserva escasos elementos de la obra románica y luce añadidos renacentistas, barrocos y neoclásicos, lo que predomina en el conjunto catedralicio son las construcciones góticas llevadas a cabo en diversos periodos.

La Catedral burguense fue declarada Monumento Nacional el 3 de junio de 1931, y «entorno de protección» por Decreto 84/99, de 22 de abril, de la Comunidad de Castilla y León. Comparte la sede episcopal desde 1959 con la concatedral de San Pedro de Soria.

 

Apunte histórico

Osma es sede episcopal al menos desde 597, fecha en la que está documentado que su obispo, Juan, tomó parte en el Concilio doce de Recaredo. De esta época visigoda no se conserva vestigio arqueológico alguno referido al templo catedralicio que se ubicaría en la antigua Uxama. Tras el lapso de tres siglos de ocupación musulmana (s.VIII al X) y otro más de repoblación y consolidación del dominio cristiano, en 1101 se restauró la diócesis bajo los auspicios de la Sede Metropolitana de Toledo. En esa fecha tomó posesión de la silla episcopal el que fue su primer titular en esta segunda y definitiva era diocesana: Pedro de Bourges (San Pedro de Osma).

 

Por entonces, no sólo se había abandonado la antigua Úxama, emplazada ahora en el llano con el topónimo de Osma, sino que se estaba desarrollando un burgo o barrio al otro lado del río Ucero en el que existía una iglesia benedictina con culto a San Miguel. Ese fue el lugar elegido para levantar la nueva catedral en el estilo arquitectónico imperante en los albores del siglo XII: el románico. No hay noticia cierta de cuándo se comenzó la construcción de este templo pero es de presumir que fuese durante el episcopado de Pedro de Osma, es decir, entre los años 1101 y 1109. En todo caso, los rasgos estilísticos de lo poco que de él ha quedado no dejan lugar a duda de que proceden de principios de dicho siglo. Los obispos sucesores de Pedro que regirían la diócesis a lo largo de la primera mitad del siglo XII -Raimundo, Beltrán y Esteban- debieron ser los continuadores de la obra y quienes la llevaron a término, pues parece que quedó concluida a mediados de siglo.

 

Corta vida le esperaba a la flamante catedral. En 1231 accedió a la sede episcopal oxomense Juan Díaz de Medina (a quien se nombra con frecuencia como Juan Domínguez), Canciller de Fernando III el Santo. Este prelado, que provenía de la Colegiata de Santa María la Mayor de Valladolid de la que fue abad en los años anteriores (1219-1230) y que él mismo había reconstruido por entero, debió entender que la prematuramente obsoleta iglesia románica no poseía las dimensiones ni la funcionalidad que los nuevos tiempos demandaban y, experimentado como era en la construcción de grandes templos, decidió en 1232, y así lo puso en práctica, derribar la «vieja» catedral y erigir otra ajustada a los cánones góticos, al modo como se estaba haciendo en Burgos, en Cuenca o en Toledo. No obstante, la piqueta demoledora respetó el claustro y la sala capitular.

 

Las obras del templo gótico se prolongaron durante más de un siglo, siendo el obispo Bernabé quien a mediados del XIV logró darles fin. El resultado fue una iglesia de planta de cruz latina con tres naves de cinco tramos, transepto de cuatro tramos además del crucero, presbiterio de dos tramos, ábside principal y cuatro capillas absidales, dos a cada lado, sobre el muro oriental del transepto de forma parecida a las del monasterio cisterciense de Santa María de Huerta. El conjunto gótico se completó a principios del siglo XVI con la sustitución del claustro románico por el actual gótico tardío adosado al muro de la nave septentrional. El derribo del primero se llevó a cabo en 1505; de él se salvaron algunos capiteles y la arquería del frente de la sala capitular. Algunos años después, durante el mandato del obispo Pedro Álvarez de Acosta (1550-1554), se realizó el retablo mayor, obra de Juan de Juani y Juan Picardo.

 

El siglo XVIII fue pródigo en obras y reformas. En 1767 se finalizó la torre en su tercer intento, pues dos anteriores habían fracasado por derrumbe. La cabecera de la iglesia sufrió importantes alteraciones, primero por la construcción de la girola y de la capilla mayor, y luego por la incorporación de la sacristía y la capilla del venerable Palafox. La reforma de la capilla mayor se debió a Juan de Villanueva, lo mismo que la construcción de la sacristía (1770) y el proyecto de la capilla de Palafox (1772), si bien la ejecución de esta última obra le cupo a Sabatinni entre los años 1778 y 1783.

 

 

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Uploaded on September 11, 2009
Taken on August 31, 2009