Julieta Portel
Torre de Hércules: 2000 años de luz
La Torre de Hércules es el único faro romano del mundo que desde sus orígenes hasta la actualidad continúa en funcionamiento.
Es el único faro romano del que conocemos el nombre del arquitecto-ingeniero que se encargó de su realización, Caio Sevio Lupo, que se perpetuó al dejarlo grabado en una inscripción conmemorativa dedicada al dios Marte Augusto, a los pies de su construcción.
Con sus aproximadamente 37,2 m de altura, la Torre de Hércules es uno de los edificios conservados más altos de los que conocemos de época romana, sólo comparable con algunas obras como la Columna Trajana.
En 1858, la reina Isabel II, acompañada de sus hijos, visitó A Coruña y el faro. Para la ocasión, según Tettamancy, se procedió al "embellecimiento" del interior del edificio que consistió en recubrir el aparejo de las paredes interiores con grandes lienzos de papel estampado y telas, disponiendo incluso tabiques de barrotillo en la planta baja y falsos techos para ocultar las bóvedas.
La restauración de Giannini fue considerada una de las grandes realizaciones de la ingeniería española de la época, por eso el Gobierno decidió presentar una maqueta del faro a la Exposición Universal de París de 1867 y de Viena de 1873.
(Fuente::torredeherculesacoruna.com)
Torre de Hércules: 2000 años de luz
La Torre de Hércules es el único faro romano del mundo que desde sus orígenes hasta la actualidad continúa en funcionamiento.
Es el único faro romano del que conocemos el nombre del arquitecto-ingeniero que se encargó de su realización, Caio Sevio Lupo, que se perpetuó al dejarlo grabado en una inscripción conmemorativa dedicada al dios Marte Augusto, a los pies de su construcción.
Con sus aproximadamente 37,2 m de altura, la Torre de Hércules es uno de los edificios conservados más altos de los que conocemos de época romana, sólo comparable con algunas obras como la Columna Trajana.
En 1858, la reina Isabel II, acompañada de sus hijos, visitó A Coruña y el faro. Para la ocasión, según Tettamancy, se procedió al "embellecimiento" del interior del edificio que consistió en recubrir el aparejo de las paredes interiores con grandes lienzos de papel estampado y telas, disponiendo incluso tabiques de barrotillo en la planta baja y falsos techos para ocultar las bóvedas.
La restauración de Giannini fue considerada una de las grandes realizaciones de la ingeniería española de la época, por eso el Gobierno decidió presentar una maqueta del faro a la Exposición Universal de París de 1867 y de Viena de 1873.
(Fuente::torredeherculesacoruna.com)