juanmartin1948
DSC_0057 - Castillo de Niebla - Puerta Mulsumana
Niebla Islámica.
En el año 713 de la Era cristiana Ilipla pasó a manos musulmanas, instalándose en la ciudad un grupo de origen yemeni. Cuando en el año 756 Abd-al-Rahman I se hace con el poder de al-Andalus, la ciudad y su cora se integran en el emirato cordobés, construyéndose entre estos momentos y el periodo califal un nuevo recinto amurallado. Este aparece superpuesto sobre los recintos anteriores, tal vez aprovechando íntegramente algunas de sus partes o derribando otras para utilizar los mismos materiales de construcción. En la zona que mira al río, este recinto aparece con una superficie lisa conformada por bloques de piedra de diferentes tamaños, con tramos rectos y torres macizas situadas a intervalos irregulares.
La historia de Lebla, durante el periodo islámico, es rica y variada como le corresponde a una ciudad andalusí de su importancia política y económica.
En la fitna, desmembración que supone el final del califato omeya, la dinastía de los BeniYahya se hace con el poder de la ciudad, convirtiéndose Yahsopi en rey taifa independiente en el año 1019.
En los acontecimientos políticos del siglo XI, el ejército de Niebla destaca como aliado de los reinos taifas de Mértola y Silves que, junto con el de Badajoz se enfrentan al de Sevilla por el dominio de al-Garb. Sus ejércitos lucharán a las puertas de la ciudad en 1048, tres años antes de que la ciudad finalmente se rindiese a Al-Mutadid, dejando de ser independiente al ser absorbida por el reino de Sevilla en 1051.
Estas luchas hegemónicas provocarán que los almarávides, tribus guerreras muy religiosas del Sáhara, invadirán la Península Ibérica. Con la presencia de la tribus bereberes en la Península, Labla al-Hmra, alcanzará un gran periodo de esplendor. En 1091 los Almorávides dominarán todo al-Andalus, y la ciudad dejará de depender de Al-Mutadid de Sevilla. En este periodo la ciudad alcanzará un alto grado de desarrollo, en el que se mantiene con la tolerancia islámica un buen grupo de cristianos que conservan su fe y sus costumbres, incluyendo las iglesias con sus obispos y cultos.
No obstante, la presión ejercida por los almorávides, hizo que las aristocracias de al-Andalus buscaran la protección del nuevo poder almohade, ya que en ese momento, se habían adueñado de gran parte del norte de Africa. Niebla sería ocupada por sus tropas, aunque se rebelará después a la guarnición que en ella habían dejado. Por ello, en 1154, Abú-Zacarya ben Yumar, enviado por el emir almohade a pacificar al-Garb, tomó Lebla por asalto, donde se habían encerrado los habitamtes de la antigua cora, pasando a cuchillo a todos los varones que habían defendido y vendido como esclavos a mujeres y niños. Posiblemente el cerco anterior quedaría muy dañado, dando lugar al inicio de la reconstrucción de un nuevo recinto, instalándose en la ciudad pobladores de la dinastía de los Beni-Yahya.
DSC_0057 - Castillo de Niebla - Puerta Mulsumana
Niebla Islámica.
En el año 713 de la Era cristiana Ilipla pasó a manos musulmanas, instalándose en la ciudad un grupo de origen yemeni. Cuando en el año 756 Abd-al-Rahman I se hace con el poder de al-Andalus, la ciudad y su cora se integran en el emirato cordobés, construyéndose entre estos momentos y el periodo califal un nuevo recinto amurallado. Este aparece superpuesto sobre los recintos anteriores, tal vez aprovechando íntegramente algunas de sus partes o derribando otras para utilizar los mismos materiales de construcción. En la zona que mira al río, este recinto aparece con una superficie lisa conformada por bloques de piedra de diferentes tamaños, con tramos rectos y torres macizas situadas a intervalos irregulares.
La historia de Lebla, durante el periodo islámico, es rica y variada como le corresponde a una ciudad andalusí de su importancia política y económica.
En la fitna, desmembración que supone el final del califato omeya, la dinastía de los BeniYahya se hace con el poder de la ciudad, convirtiéndose Yahsopi en rey taifa independiente en el año 1019.
En los acontecimientos políticos del siglo XI, el ejército de Niebla destaca como aliado de los reinos taifas de Mértola y Silves que, junto con el de Badajoz se enfrentan al de Sevilla por el dominio de al-Garb. Sus ejércitos lucharán a las puertas de la ciudad en 1048, tres años antes de que la ciudad finalmente se rindiese a Al-Mutadid, dejando de ser independiente al ser absorbida por el reino de Sevilla en 1051.
Estas luchas hegemónicas provocarán que los almarávides, tribus guerreras muy religiosas del Sáhara, invadirán la Península Ibérica. Con la presencia de la tribus bereberes en la Península, Labla al-Hmra, alcanzará un gran periodo de esplendor. En 1091 los Almorávides dominarán todo al-Andalus, y la ciudad dejará de depender de Al-Mutadid de Sevilla. En este periodo la ciudad alcanzará un alto grado de desarrollo, en el que se mantiene con la tolerancia islámica un buen grupo de cristianos que conservan su fe y sus costumbres, incluyendo las iglesias con sus obispos y cultos.
No obstante, la presión ejercida por los almorávides, hizo que las aristocracias de al-Andalus buscaran la protección del nuevo poder almohade, ya que en ese momento, se habían adueñado de gran parte del norte de Africa. Niebla sería ocupada por sus tropas, aunque se rebelará después a la guarnición que en ella habían dejado. Por ello, en 1154, Abú-Zacarya ben Yumar, enviado por el emir almohade a pacificar al-Garb, tomó Lebla por asalto, donde se habían encerrado los habitamtes de la antigua cora, pasando a cuchillo a todos los varones que habían defendido y vendido como esclavos a mujeres y niños. Posiblemente el cerco anterior quedaría muy dañado, dando lugar al inicio de la reconstrucción de un nuevo recinto, instalándose en la ciudad pobladores de la dinastía de los Beni-Yahya.