EL HELECHO Y EL DIABLO
En la obra "Liber simplicis medicinae", que forma parte de su "Physica", Hildegarda de Bingen, abadesa, profetisa, compositora, médico, mística y santa alemana, que murió el 17 de septiembre de 1179 dejando una obra muy rica y de gran influencia, escribió sobre el helecho:
"Mantiene dentro de sí grandes propiedades, concretamente un poder tal, que el diablo huye de él [incluso tiene cierta energía que es como la energía del sol. Como la luz del sol es a los lugares oscuros, así el helecho persigue las malas visiones, y desprecia a los espíritus malignos]. En el lugar donde crece, el diablo raramente practica sus engaños. El diablo evita y retrocede de cualquier hogar o lugar en donde haya helecho. El trueno, relámpago, y granizo raramente caen cerca de una casa dónde hay helecho. También el granizo difícilmente cae en el campo dónde esté creciendo. Las magias y encantaciones de demonios, así como las palabras y otras visiones diabólicas evitan a quien lleva un helecho con él. Si se prepara cualquier figurilla para herir o matar a alguien, no puede dañar al que tenga helecho con él".
Y:
"La maldad del diablo siempre está examinando a cada hombre, observando lo que los malvados ya han acumulado sobre él, y siempre agrega algo más.
Y lo mismo que el ser humano tiene tanto el conocimiento de lo bueno como de lo malo, las hierbas buenas y las malas fueron creadas para el hombre. La savia del helecho se ha puesto para contener la sabiduría, y en su naturaleza honesta, se encuentran la bondad y la santidad. Todas las cosas del mal y de la magia lo huyen y lo evitan. En cualquier casa donde esté, el veneno y las malas visiones no pueden completar su trabajo. Por lo cual, cuando una mujer da a luz a un niño, hay que poner helecho alrededor de ella, incluso alrededor de la cuna del infante. El diablo acosa al infante menos desde entonces, porque cuando el diablo mira por primera vez a un niño, le detesta e intenta hacerle daño"
.
Pero no lejos de allí, en la cercana Suiza, una leyenda relaciona al helecho con el diablo en forma diferente. La cuenta la escritora romántica Gertrudis Gómez de Avellaneda en su obra "La velada del helecho o el donativo del diablo", publicada en Madrid entre 1845 y 1846. En ella, y en el transcurso de la fiesta con la que un rico ganadero obsequia a sus invitados la víspera de San Juan, surge una conversación sobre la llamada "velada del helecho" y alguien explica en qué consiste:
"De padres a hijos se ha trasmitido durante muchas generaciones, y, según ella, es cosa notoria que la víspera de mi glorioso patrón [San Juan], cuando se cubren de helecho -planta hija de las sombras y de la humedad- los bordes del precipicio que llaman los de la tierra camino de Eví, precisamente a la mitad de la noche aparece en aquel lugar el mismo Satanás en persona, y mediante ciertas condiciones enriquece cada año a aquel o a aquellos que se encuentran velando el helecho en un paraje cubierto todo por dicha planta".
La leyenda enlaza de alguna manera con la también alemana del doctor Fausto que se publica, bajo autor anónimo, en el siglo XVI. El diablo enriquece o concede lo que se le pide a cambio del alma del que con él pacta. El autor de esta obra la cierra con una cita de San Pedro: "Sed sobrios y vigilad, que vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda rondando y busca a quién devorar" (1 Pe, 5, 8)
El helecho me parece una planta muy hermosa y con cierto hechizo, pero para nada creo que proteja contra ese ser maligno de inteligencia tan superior que incluso inspiró en el hombre la forma de no temerle: negar su existencia. Aunque tampoco iré a velarlo, por si acaso, que caer en la tentación es sencillo y el hombre muy débil. Ofrécele poder, riqueza, placeres y poner a cambio la firma en un papel es tan fácil...
www.biblioteca.org.ar/libros/92746.pdf
hildegardiana.es/34physica/index.html
EL HELECHO Y EL DIABLO
En la obra "Liber simplicis medicinae", que forma parte de su "Physica", Hildegarda de Bingen, abadesa, profetisa, compositora, médico, mística y santa alemana, que murió el 17 de septiembre de 1179 dejando una obra muy rica y de gran influencia, escribió sobre el helecho:
"Mantiene dentro de sí grandes propiedades, concretamente un poder tal, que el diablo huye de él [incluso tiene cierta energía que es como la energía del sol. Como la luz del sol es a los lugares oscuros, así el helecho persigue las malas visiones, y desprecia a los espíritus malignos]. En el lugar donde crece, el diablo raramente practica sus engaños. El diablo evita y retrocede de cualquier hogar o lugar en donde haya helecho. El trueno, relámpago, y granizo raramente caen cerca de una casa dónde hay helecho. También el granizo difícilmente cae en el campo dónde esté creciendo. Las magias y encantaciones de demonios, así como las palabras y otras visiones diabólicas evitan a quien lleva un helecho con él. Si se prepara cualquier figurilla para herir o matar a alguien, no puede dañar al que tenga helecho con él".
Y:
"La maldad del diablo siempre está examinando a cada hombre, observando lo que los malvados ya han acumulado sobre él, y siempre agrega algo más.
Y lo mismo que el ser humano tiene tanto el conocimiento de lo bueno como de lo malo, las hierbas buenas y las malas fueron creadas para el hombre. La savia del helecho se ha puesto para contener la sabiduría, y en su naturaleza honesta, se encuentran la bondad y la santidad. Todas las cosas del mal y de la magia lo huyen y lo evitan. En cualquier casa donde esté, el veneno y las malas visiones no pueden completar su trabajo. Por lo cual, cuando una mujer da a luz a un niño, hay que poner helecho alrededor de ella, incluso alrededor de la cuna del infante. El diablo acosa al infante menos desde entonces, porque cuando el diablo mira por primera vez a un niño, le detesta e intenta hacerle daño"
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Pero no lejos de allí, en la cercana Suiza, una leyenda relaciona al helecho con el diablo en forma diferente. La cuenta la escritora romántica Gertrudis Gómez de Avellaneda en su obra "La velada del helecho o el donativo del diablo", publicada en Madrid entre 1845 y 1846. En ella, y en el transcurso de la fiesta con la que un rico ganadero obsequia a sus invitados la víspera de San Juan, surge una conversación sobre la llamada "velada del helecho" y alguien explica en qué consiste:
"De padres a hijos se ha trasmitido durante muchas generaciones, y, según ella, es cosa notoria que la víspera de mi glorioso patrón [San Juan], cuando se cubren de helecho -planta hija de las sombras y de la humedad- los bordes del precipicio que llaman los de la tierra camino de Eví, precisamente a la mitad de la noche aparece en aquel lugar el mismo Satanás en persona, y mediante ciertas condiciones enriquece cada año a aquel o a aquellos que se encuentran velando el helecho en un paraje cubierto todo por dicha planta".
La leyenda enlaza de alguna manera con la también alemana del doctor Fausto que se publica, bajo autor anónimo, en el siglo XVI. El diablo enriquece o concede lo que se le pide a cambio del alma del que con él pacta. El autor de esta obra la cierra con una cita de San Pedro: "Sed sobrios y vigilad, que vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda rondando y busca a quién devorar" (1 Pe, 5, 8)
El helecho me parece una planta muy hermosa y con cierto hechizo, pero para nada creo que proteja contra ese ser maligno de inteligencia tan superior que incluso inspiró en el hombre la forma de no temerle: negar su existencia. Aunque tampoco iré a velarlo, por si acaso, que caer en la tentación es sencillo y el hombre muy débil. Ofrécele poder, riqueza, placeres y poner a cambio la firma en un papel es tan fácil...
www.biblioteca.org.ar/libros/92746.pdf
hildegardiana.es/34physica/index.html