MÚSICO CALLEJERO. Didgeridoo.
El didgeridoo se representó ya en pinturas rupestres de Australia hace más de 2.000 años. Instrumentos similares de viento que simplemente amplifican los sonidos modulados normalmente por labios y lengua se encuentran en otras regiones del mundo, muy especialmente en la Europa central y oriental. Así el alforn o cuerno de los Alpes (aunque éstos tienen ya mucha sofisticación) o el bucium rumano. Parece que el destino de este instrumento ancestral era básicamente de llamada, de comunicación con otros humanos para avisar de algún acontecimiento o con rebaños de animales que pastaban en los montes; incluso llega a ponerse en los labios de los ángeles en las pinturas cuando éstos transmiten sus mensajes. Se habla, según las fuentes, de un origen en el norte de Asia o en el pueblo dacio, pero todas estas opciones quedan cuestionadas por su existencia ya en las citadas pinturas de Australia. Excepto, claro, que sus orígenes sean diversos y no dependan los unos de los otros. De hasta tres metros de largo para conseguir mayor gravedad del sonido, escucharlo es un retroceso en el tiempo y mucho tiene de relajante su primitivismo. Me gusta pensar que, probablemente, el hombre estaba descubriendo la música.
MÚSICO CALLEJERO. Didgeridoo.
El didgeridoo se representó ya en pinturas rupestres de Australia hace más de 2.000 años. Instrumentos similares de viento que simplemente amplifican los sonidos modulados normalmente por labios y lengua se encuentran en otras regiones del mundo, muy especialmente en la Europa central y oriental. Así el alforn o cuerno de los Alpes (aunque éstos tienen ya mucha sofisticación) o el bucium rumano. Parece que el destino de este instrumento ancestral era básicamente de llamada, de comunicación con otros humanos para avisar de algún acontecimiento o con rebaños de animales que pastaban en los montes; incluso llega a ponerse en los labios de los ángeles en las pinturas cuando éstos transmiten sus mensajes. Se habla, según las fuentes, de un origen en el norte de Asia o en el pueblo dacio, pero todas estas opciones quedan cuestionadas por su existencia ya en las citadas pinturas de Australia. Excepto, claro, que sus orígenes sean diversos y no dependan los unos de los otros. De hasta tres metros de largo para conseguir mayor gravedad del sonido, escucharlo es un retroceso en el tiempo y mucho tiene de relajante su primitivismo. Me gusta pensar que, probablemente, el hombre estaba descubriendo la música.