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VIGO, Galicia. Museo del Mar. Industria conservera.

Existe una larga serie de curiosidades relacionadas con las latas de conserva. A finales del s. XVIII, Napoleón ofreció un importante premio económico a quien descubriera el medio de que los alimentos se conservaran largos periodos de tiempo, algo fundamental para el abastecimiento de los ejércitos. Nicolas Appert, cocinero francés, se fijó en que -sin saber por qué ocurría (Pasteur descubriría años después las bacterias)- si cocía los alimentos, los envasaba herméticamente en botellas de cristal y los sometía a altas temperaturas durante largos periodos de tiempo, el contenido no se estropeaba. Recibió 12.000 francos.

 

El recipiente de vidrio tenía el inconveniente de su fragilidad. Tendrían que pasar unos años hasta que Peter Durand, comerciante británico, patentara en 1810 la utilización de latas para la conservación. El soldado de las tapas se hacía manualmente y su apertura posterior para consumirlas conllevaba dificultades. Tuvieron que pasar 45 años más para que se patentara un entonces aparatoso utensilio llamado abrelatas. Los autoclaves habrían de esperar a 1879.

 

La primera fábrica de conservas de Vigo se montó en 1882 (la primera de España parece ser la de Gijón, en 1828 (*)), conviviendo con las de ahumado y salazón. Francia era entonces la principal productora, mientras en España se tropezaba con dos dificultades básicas: los aranceles que gravaban la hojalata y que el aceite que se producía en el sur de nuestro país tenía un grado de acidez demasiado alto. Había que importar ambos productos y el coste era demasiado elevado para competir, pese a que se utilizaron también otros aceites como el de soja y cacahuete.

 

Pero en 1880 ocurrió un imprevisible fenómeno: los ricos bancos de sardinas que hasta entonces las frecuentaban desaparecieron de las costas francesas de Bretaña y la Vandée, dejando las fábricas sin materia prima y volviendo hacia Galicia y el Cantábrico la mirada de los empresarios. En 1903 la industria conservera española supera a la francesa y Galicia produce el 59% del total.

 

El Museo del Mar, en Vigo, tiene entre sus fondos una gran variedad de latas de los siglos XIX y XX y valga ésta como ejemplo. Contiene caballa en aceite de soja y, aunque producida en España (Vigo concretamente) está rotulada de forma destacada en francés e inglés, testimonio de los mercados a los que se dirigía.

 

(*) www.conservasenlata.com/descargas/elcomercio_10_13.pdf

 

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Uploaded on May 19, 2014
Taken on April 18, 2014