Ariel Sebastian Becker
Tierra adentro
Es fácil. Subirte a un tren y luego a otro. Bajar en un apeadero alejado ya de los problemas cotidianos, pedalear una hora y llegar a un sitio que por su belleza no parece pertenecer al tercer cordón del conurbano.
Lo difícil es dejar atrás la añoranza de rejas y semáforos, de relojes y de marcapasos, de cómodas cuotas y de incómodos colectivos atestados de números que vienen y van a su tumba, enceguecidos por las anteojeras de los grandes medios y los destellos catódicos.
Esta imagen puede ser utilizada libremente por cualquier persona exceptuando explícitamente cualquier medio del Grupo Clarín, y a los diarios La Nación y Perfil.
Tierra adentro
Es fácil. Subirte a un tren y luego a otro. Bajar en un apeadero alejado ya de los problemas cotidianos, pedalear una hora y llegar a un sitio que por su belleza no parece pertenecer al tercer cordón del conurbano.
Lo difícil es dejar atrás la añoranza de rejas y semáforos, de relojes y de marcapasos, de cómodas cuotas y de incómodos colectivos atestados de números que vienen y van a su tumba, enceguecidos por las anteojeras de los grandes medios y los destellos catódicos.
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