Interior del Panteón (Roma)
La imagen nos muestra el interior de un edificio. Se trata de una construcción de planta circular y de enormes dimensiones, bien que con una cuidada distribución de sus volúmenes. Se trata de un monumento antiguo que se encuentra en excelente estado de conservación.
Respecto a los materiales empleados en la construcción existe un claro contraste entre el recubrimiento de mármoles y jaspes polícromos de los dos primeros niveles y el mortero empleado en la cúpula.
Los elementos sustentantes de la construcción son el muro y las columnas y las pilastras de mármol y de orden corintio emplazadas en la parte inferior del monumento. Soportan un arco de medio punto las columnas situadas en el centro de la imagen y arquitrabes las columnas y pilastras emplazadas en los extremos de la fotografía.
La cubierta de este edificio está formada por una enorme cúpula semiesférica que descansa directamente sobre los muros de la construcción. Esta cúpula está decorada con una retícula de casetones de tamaño decreciente. En el lugar de la clave se dispuso, con audacia extraordinaria, un óculo o lucernario.
La cúpula cubre todo la parte del edificio que aparece en la fotografía, salvo una serie de exedras, esto es nichos o capillas, que se abren en el nivel inferior y que se cubren con bóveda de cuarto de esfera.
En este monumento predomina el muro sobre el vano de forma abrumadora. Las exedras no muestran más iluminación que la que reciben del interior del edificio. Lo mismo puede indicarse de la galería de ventanas del piso intermedio. Por tanto la única iluminación natural proviene de la entrada del edificio o penetra por el óculo.
En cuanto a los elementos decorativos vuelven a contrastar la cúpula con los otros dos pisos. Éstos se caracterizan por el alarde suntuario, mientras que la cúpula muestra una desnuda simplicidad.
Así en el piso inferior encontramos un recubrimiento de mármoles polícromos, mosaicos (en la bóveda de la exedra) y estatuas cobijadas por edículos o templetes. En el piso intermedio se ha dispuesto una galería de ventanas cuadradas con coronamiento de frontones triangulares. Estos vanos alternan con ventanas falsas realizadas en mármol. En cambio la cúpula muestra como único adorno los casetones. Posiblemente estos huecos pudieron sostener placas o algún tipo de recubrimiento, pero de haberse dispuesto estos elementos, no se han conservado.
Esta construcción produce al espectador una clara impresión de grandeza y monumentalidad. Las exedras y la galería de ventanas rompen la monotonía y aportan riqueza decorativa.
Respecto a la clasificación de esta obra, pertenece al arte romano por el uso del hormigón o mortero, por la decoración a base de placas de mármol, por la alternancia de arcos y dinteles y por la grandiosidad del monumento.
El arte romano se desarrollo entre el siglo III a. C y el V, hundiendo sus raíces en el arte etrusco y el griego. Su marco geográfico fue muy extenso, abarcando las orillas del Mediterráneo –al que significativamente llamaron «Mare Nostrum»- y las actuales Francia e Inglaterra. Existió una diferencia notable entre la parte oriental, más rica, más desarrollada y con el griego como lengua principal y la occidental, en la que hubo que construir ciudades e infraestructuras y en la que el latín se impuso como lengua única.
El mundo romano se caracterizaba por una economía monetaria, con gran desarrollo de la vida urbana, la artesanía y el comercio. Su estructura social era muy cerrada, distinguiéndose entre ciudadanos romanos (hombres libres) y numerosos esclavos. Roma conoció la monarquía y la república, imponiéndose al final el imperio, muy similar a las monarquías helenísticas. Los césares gozaban de poderes absolutos, hasta el punto de alcanzar la divinización, honor que solía aplicarse después de su muerte. Los emperadores, las demás autoridades y los personajes con buena posición económica se servían del arte para hacer patente su autoridad y su prestigio.
Respecto al reconocimiento social del artista, hay que señalar que no se les guardaba ninguna valoración especial, y que de hecho se les agrupaba junto a los artesanos.
El monumento que analizamos es el Panteón de Agripa, templo erigido en Roma en el 27 A. C. por Agripa, lugarteniente de Augusto. El edificio fue totalmente reconstruido por Adriano entre el 125 y el 128. Este emperador mandó conservar la inscripción del pórtico en la que se indicaba que Agripa fue el constructor, por lo que el monumento pasó a la historia con este apelativo. Tradicionalmente se ha supuesto que el arquitecto de esta obra fue Apolodoro de Damasco, pero como Adriano mantuvo muy malas relaciones con este personaje, de hecho acabó por ejecutarlo, parece poco probable esta atribución.
Se cree que el templo augusteo estaba dedicado a los protectores de la dinastía julia: Marte, Venus y el divinizado Julio César. Adriano lo consagró a las deidades astrales o planetarias: El Sol, la Luna, Mercurio Venus, Marte, Júpiter y Saturno. Recordemos que entonces sólo se conocían los planetas observables a simple vista y que la concepción del universo más aceptada en la época era la geocéntrica, la cual convertía a la Luna y al Sol en el primer y en el cuarto planeta respectivamente. Se comprende que el espacio circular y la cúpula representaban el firmamento. Contra lo que pudiera pensarse, el nombre Panteón (todos los dioses) no se origina con la reconstrucción adrianea, sino que ya se aplicó al templo edificado por Agripa.
En el año 609 el edificio pasó a ser una iglesia advocada a Santa María de los Mártires, lo que explica su excelente estado de conservación. A partir de renacimiento este templo fue empleado para dar sepultura a los a los artistas más reconocidos (Rafael, Peruzzi, Vignola, Carracci…), lo que explica el significado funerario que acabó adquiriendo el término «Panteón».
El Panteón rompe por completo con los esquemas de la arquitectura religiosa de los griegos y romanos. Ambas civilizaciones realizaban el culto a sus dioses en torno a un altar al aire libre, de forma que el templo, en sí, no era imprescindible. Si se construían, era para albergar la efigie de la deidad y las ofrendas que se depositaban (el llamado «tesoro»). Por ello el interior de estos edificios solía ser angosto y oscuro pues estaban concebidos para la oración silenciosa, no para ceremonias de culto o reuniones de fieles.
El Panteón parece derivar de un modelo de templo circular, conocido como «tholos». Estos templos se clasifican como «monopteros» si sólo disponían de columnata exterior o bien como «monópteros peripteros» si a la columnata sumaban una cella o estancia interior.
En el arte griego se considera derivación de los túmulos micénicos y por eso suele contener estancias subterráneas. Señalaba tumbas o cenotafios de héroes, sedes de oráculos y lugares especialmente sagrados.
En Roma estos templos presentan un origen distinto, pues derivan de la cabaña primitiva. De esta edificación conservan la apertura cenital para la salida del humo. De hecho, el templo de Vesta en el Aventino, que albergaba el fuego sagrado, era de planta circular. Tradicionalmente se ha supuesto que todos los templos circulares romanos estaban consagrados a la diosa del fuego, pero hoy sabemos que algunos estaban dedicado a Hércules o a la Fortuna.
Los templos de planta rectangular o cuadrada se cubrían con una techumbre a dos aguas, pero este tipo de cubierta no podía aplicarse a las construcciones que estudiamos. Se empleó en un principio un entramado de madera circular, pero pronto se prefirieron las bóvedas y cúpulas con las que se conseguían espacios más diáfanos.
Desde sus inicios, la arquitectura romana conocía el uso de estas soluciones arquitectónicas, empleándose las de medio cañón, la de cuarto de esfera, la de arista, las bóvedas con refuerzo de nervios y las cúpulas semiesféricas. El empleo del ladrillo y del mortero como materiales facilitó la construcción de este tipo de cubiertas y permitió edificarlas con una envergadura desconocida hasta entonces. Las bóvedas y las cúpulas se emplearon no sólo en los templos circulares, sino también en los mausoleos, termas, palacios, anfiteatros y los criptopórticos y otras edificaciones subterráneas.
De esta forma se logró crear espacios diáfanos y el interior de los edificios acabó por adquirir mayor preponderancia que el exterior. La influencia de estas soluciones técnicas y estas concepciones espaciales va a determinar el resto de la historia de la arquitectura.
En el desarrollo de las bóvedas y las cúpulas en la arquitectura romana destacan el llamado templo de Mercurio en Bayas (en realidad se trata de un frigidario), la sala octogonal de la Domus Aurea, el propio Panteón, la villa imperial de Tívoli, mandada construir igualmente por Adriano, el llamado templo de Minerva Médica (en realidad un ninfeo), las termas de Caracalla, las termas de Diocleciano y la basílica de Majencio y de Constantino. Bizancio, el Imperio de Oriente, sucesor de Roma en lo político y en lo artístico, continuará brillantemente el diseño de cúpulas y la creación de espacios diáfanos y centralizados.
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Procedencia de la imagen:
www.treklens.com/gallery/photo459526.htm
[En nuestra reproducción hemos introducido algunas modificaciones.]
Interior del Panteón (Roma)
La imagen nos muestra el interior de un edificio. Se trata de una construcción de planta circular y de enormes dimensiones, bien que con una cuidada distribución de sus volúmenes. Se trata de un monumento antiguo que se encuentra en excelente estado de conservación.
Respecto a los materiales empleados en la construcción existe un claro contraste entre el recubrimiento de mármoles y jaspes polícromos de los dos primeros niveles y el mortero empleado en la cúpula.
Los elementos sustentantes de la construcción son el muro y las columnas y las pilastras de mármol y de orden corintio emplazadas en la parte inferior del monumento. Soportan un arco de medio punto las columnas situadas en el centro de la imagen y arquitrabes las columnas y pilastras emplazadas en los extremos de la fotografía.
La cubierta de este edificio está formada por una enorme cúpula semiesférica que descansa directamente sobre los muros de la construcción. Esta cúpula está decorada con una retícula de casetones de tamaño decreciente. En el lugar de la clave se dispuso, con audacia extraordinaria, un óculo o lucernario.
La cúpula cubre todo la parte del edificio que aparece en la fotografía, salvo una serie de exedras, esto es nichos o capillas, que se abren en el nivel inferior y que se cubren con bóveda de cuarto de esfera.
En este monumento predomina el muro sobre el vano de forma abrumadora. Las exedras no muestran más iluminación que la que reciben del interior del edificio. Lo mismo puede indicarse de la galería de ventanas del piso intermedio. Por tanto la única iluminación natural proviene de la entrada del edificio o penetra por el óculo.
En cuanto a los elementos decorativos vuelven a contrastar la cúpula con los otros dos pisos. Éstos se caracterizan por el alarde suntuario, mientras que la cúpula muestra una desnuda simplicidad.
Así en el piso inferior encontramos un recubrimiento de mármoles polícromos, mosaicos (en la bóveda de la exedra) y estatuas cobijadas por edículos o templetes. En el piso intermedio se ha dispuesto una galería de ventanas cuadradas con coronamiento de frontones triangulares. Estos vanos alternan con ventanas falsas realizadas en mármol. En cambio la cúpula muestra como único adorno los casetones. Posiblemente estos huecos pudieron sostener placas o algún tipo de recubrimiento, pero de haberse dispuesto estos elementos, no se han conservado.
Esta construcción produce al espectador una clara impresión de grandeza y monumentalidad. Las exedras y la galería de ventanas rompen la monotonía y aportan riqueza decorativa.
Respecto a la clasificación de esta obra, pertenece al arte romano por el uso del hormigón o mortero, por la decoración a base de placas de mármol, por la alternancia de arcos y dinteles y por la grandiosidad del monumento.
El arte romano se desarrollo entre el siglo III a. C y el V, hundiendo sus raíces en el arte etrusco y el griego. Su marco geográfico fue muy extenso, abarcando las orillas del Mediterráneo –al que significativamente llamaron «Mare Nostrum»- y las actuales Francia e Inglaterra. Existió una diferencia notable entre la parte oriental, más rica, más desarrollada y con el griego como lengua principal y la occidental, en la que hubo que construir ciudades e infraestructuras y en la que el latín se impuso como lengua única.
El mundo romano se caracterizaba por una economía monetaria, con gran desarrollo de la vida urbana, la artesanía y el comercio. Su estructura social era muy cerrada, distinguiéndose entre ciudadanos romanos (hombres libres) y numerosos esclavos. Roma conoció la monarquía y la república, imponiéndose al final el imperio, muy similar a las monarquías helenísticas. Los césares gozaban de poderes absolutos, hasta el punto de alcanzar la divinización, honor que solía aplicarse después de su muerte. Los emperadores, las demás autoridades y los personajes con buena posición económica se servían del arte para hacer patente su autoridad y su prestigio.
Respecto al reconocimiento social del artista, hay que señalar que no se les guardaba ninguna valoración especial, y que de hecho se les agrupaba junto a los artesanos.
El monumento que analizamos es el Panteón de Agripa, templo erigido en Roma en el 27 A. C. por Agripa, lugarteniente de Augusto. El edificio fue totalmente reconstruido por Adriano entre el 125 y el 128. Este emperador mandó conservar la inscripción del pórtico en la que se indicaba que Agripa fue el constructor, por lo que el monumento pasó a la historia con este apelativo. Tradicionalmente se ha supuesto que el arquitecto de esta obra fue Apolodoro de Damasco, pero como Adriano mantuvo muy malas relaciones con este personaje, de hecho acabó por ejecutarlo, parece poco probable esta atribución.
Se cree que el templo augusteo estaba dedicado a los protectores de la dinastía julia: Marte, Venus y el divinizado Julio César. Adriano lo consagró a las deidades astrales o planetarias: El Sol, la Luna, Mercurio Venus, Marte, Júpiter y Saturno. Recordemos que entonces sólo se conocían los planetas observables a simple vista y que la concepción del universo más aceptada en la época era la geocéntrica, la cual convertía a la Luna y al Sol en el primer y en el cuarto planeta respectivamente. Se comprende que el espacio circular y la cúpula representaban el firmamento. Contra lo que pudiera pensarse, el nombre Panteón (todos los dioses) no se origina con la reconstrucción adrianea, sino que ya se aplicó al templo edificado por Agripa.
En el año 609 el edificio pasó a ser una iglesia advocada a Santa María de los Mártires, lo que explica su excelente estado de conservación. A partir de renacimiento este templo fue empleado para dar sepultura a los a los artistas más reconocidos (Rafael, Peruzzi, Vignola, Carracci…), lo que explica el significado funerario que acabó adquiriendo el término «Panteón».
El Panteón rompe por completo con los esquemas de la arquitectura religiosa de los griegos y romanos. Ambas civilizaciones realizaban el culto a sus dioses en torno a un altar al aire libre, de forma que el templo, en sí, no era imprescindible. Si se construían, era para albergar la efigie de la deidad y las ofrendas que se depositaban (el llamado «tesoro»). Por ello el interior de estos edificios solía ser angosto y oscuro pues estaban concebidos para la oración silenciosa, no para ceremonias de culto o reuniones de fieles.
El Panteón parece derivar de un modelo de templo circular, conocido como «tholos». Estos templos se clasifican como «monopteros» si sólo disponían de columnata exterior o bien como «monópteros peripteros» si a la columnata sumaban una cella o estancia interior.
En el arte griego se considera derivación de los túmulos micénicos y por eso suele contener estancias subterráneas. Señalaba tumbas o cenotafios de héroes, sedes de oráculos y lugares especialmente sagrados.
En Roma estos templos presentan un origen distinto, pues derivan de la cabaña primitiva. De esta edificación conservan la apertura cenital para la salida del humo. De hecho, el templo de Vesta en el Aventino, que albergaba el fuego sagrado, era de planta circular. Tradicionalmente se ha supuesto que todos los templos circulares romanos estaban consagrados a la diosa del fuego, pero hoy sabemos que algunos estaban dedicado a Hércules o a la Fortuna.
Los templos de planta rectangular o cuadrada se cubrían con una techumbre a dos aguas, pero este tipo de cubierta no podía aplicarse a las construcciones que estudiamos. Se empleó en un principio un entramado de madera circular, pero pronto se prefirieron las bóvedas y cúpulas con las que se conseguían espacios más diáfanos.
Desde sus inicios, la arquitectura romana conocía el uso de estas soluciones arquitectónicas, empleándose las de medio cañón, la de cuarto de esfera, la de arista, las bóvedas con refuerzo de nervios y las cúpulas semiesféricas. El empleo del ladrillo y del mortero como materiales facilitó la construcción de este tipo de cubiertas y permitió edificarlas con una envergadura desconocida hasta entonces. Las bóvedas y las cúpulas se emplearon no sólo en los templos circulares, sino también en los mausoleos, termas, palacios, anfiteatros y los criptopórticos y otras edificaciones subterráneas.
De esta forma se logró crear espacios diáfanos y el interior de los edificios acabó por adquirir mayor preponderancia que el exterior. La influencia de estas soluciones técnicas y estas concepciones espaciales va a determinar el resto de la historia de la arquitectura.
En el desarrollo de las bóvedas y las cúpulas en la arquitectura romana destacan el llamado templo de Mercurio en Bayas (en realidad se trata de un frigidario), la sala octogonal de la Domus Aurea, el propio Panteón, la villa imperial de Tívoli, mandada construir igualmente por Adriano, el llamado templo de Minerva Médica (en realidad un ninfeo), las termas de Caracalla, las termas de Diocleciano y la basílica de Majencio y de Constantino. Bizancio, el Imperio de Oriente, sucesor de Roma en lo político y en lo artístico, continuará brillantemente el diseño de cúpulas y la creación de espacios diáfanos y centralizados.
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Procedencia de la imagen:
www.treklens.com/gallery/photo459526.htm
[En nuestra reproducción hemos introducido algunas modificaciones.]