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Claustro del Monasterio de Santo Domingo de Silos

La imagen nos muestra el interior de un claustro. Se trata de unas de las obras culminantes del románico europeo: El claustro del monasterio burgalés de Santo Domingo de Silos, erigido entre los siglos XI y XIII. Sus autores permanecen en el anonimato, como es lo habitual en la Edad Media.

 

Esta obra combina la arquitectura y la escultura, pues este arte mayor se halla presente en los capiteles y en el relieve de la esquina. El espacio abierto que delimita está ocupado por un jardín, por lo que la vegetación y la naturaleza deben ser consideradas como partes integrante del diseño del edificio.

 

Por lo que se vislumbra en la imagen, el claustro presenta la típica planta cuadrangular que caracteriza a estas edificaciones. Consta de dos pisos cuyas arcadas se apoyan en columnillas dobles. Las techumbres están cubiertas por artesonados. Señalar que la fotografía está tomada desde el nivel inferior y que permite ver uno de los relieves que decora los machones (pilares de las esquinas) de esta construcción.

 

Los materiales empleados en esta obra son la piedra caliza y la madera para el artesonado. El suelo está cubierto por guijarros y placas de piedra, pero esta solería parece ser una aportación moderna. El original o bien debía ser de tierra batida o bien estaría cubierto por las losas de las tumbas.

 

La estructura arquitectónica se caracteriza por su sencillez: sobre un podio corrido de mediana altura se apoyan las columnillas y sobre ellas se elevan las arcadas. Como queda dicho, las columnillas están pareadas. Constan de basa, fuste liso y monolítico y un capitel en forma de cesta, o mejor dicho de doble cesta, pues cada par de capiteles está realizado en la misma piedra.

 

Como queda dicho, la forma de los capiteles es de cesta, con una mitad inferior en forma troncónica y una superior de sección más o menos cuadrada. Todos los capiteles están profusamente decorados. La complicación de su labra y la mediana resolución de la fotografía no permiten distinguir su temática. Recordamos que los artistas románicos empleaban decoraciones con motivos geométricos, motivos vegetales, teriomórficos (animales reales o fantásticos) y otros historiados (esto es con figuras humanas). Además, era frecuente que el artista solía simultanear varios (o todos) estos géneros en una misma construcción.

 

Por encima de los capiteles el constructor emplazó un ábaco con forma de tablilla. Esta pieza se halla ornamentada con una decoración en ajedrezado conocida como «taqueado jaqués». Por encima del ábaco descansan arcos de medio punto. Estos arcos comparten el salmer, de tal forma que la enjuta que los separa se estrecha y acaba por desaparecer.

 

Por encima de cada arco se emplaza una arquivolta ornamentada con el taqueado jaqués. Las arquivoltas rozan una imposta que recorre toda la panda del claustro. Esta moldura se halla decorada con idéntico motivo de ajedrezado.

 

Como suele suceder en los claustros monásticos del románico, la cubierta no está abovedada, sino que se dispone una techumbre de madera sobre la que apoya el suelo del claustro superior. Se trata de un alfarje, esto es un techo de madera horizontal sostenido por vigas. Esta parte se halla cubierta por completo por pinturas.

 

El exterior del claustro, o al menos la parte reproducida en la imagen, resulta mucho más sobrio, pues no se han dispuestos arquivoltas, impostas u otros elementos decorativos. El piso superior reproduce en su organización, el esquema del inferior, bien que con un podio de menor elevación. Por encima de este piso corre un alero y, más arriba, un tejado a una vertiente cubierto por tejas.

 

Volviendo al claustro inferior, la imagen reproduce una crujía completa del claustro. Se observa que está compuesta por 14 arcos. Las columnillas situadas en la mitad del conjunto parecen más gruesas que el resto. En realidad se trata de cinco (y no dos) columnillas, bien que la perspectiva de la foto no permite comprobar este detalle. Observar, igualmente, que el podio se interrumpe en arco inmediato al machón para dar acceso al jardín.

 

Queda por describir la escena en relieve:

 

El material es la misma piedra que el resto de la construcción (caliza), la técnica es la labra, como los capiteles y los personajes aparecen figurados en mediorrelieve, esto es, que el resalte de las figuras es

la mitad de su bulto.

 

El relieve está enmarcado en dos columnillas, con sus capiteles y un arco de medio punto. La anatomía de los personajes resulta muy poco realista, al igual que la composición, que resulta, a la vez, abigarrada y simétrica. Todos estos rasgos son propios del románico, como también es típico de este estilo el aunar dos o más episodios en una misma escena. Los especialistas han reconocido, de abajo arriba, a los soldados que custodiaban la tumba, que se muestran como adormecidos o desvanecidos, de acuerdo con la tradición que supone que cayeron en un sueño profundo al asistir a la Resurrección de Jesús, la colocación de Cristo en el sepulcro con José de Arimatea y Nicodemo (en medio) y el episodio del Ángel y las Santas Mujeres ante el sepulcro (arriba).

 

En la Edad Media persistió la tradición clásica de policromar las imágenes de madera y piedra, aplicando primero una capa de escayola que sirva de soporte a los colores. También algunas partes del edificio como los capiteles o las molduras se pintaban igualmente. Esta decoración se renovaba cada cierto tiempo, pues la intemperie, más tarde o más temprano, acababa por destruirla. En la actualidad no se conserva en este claustro ningún indicio de la policromía (salvo en el alfarje) y resulta aventurado señalar qué partes se colorearon, si es que alguna lo estuvo alguna vez.

 

Concluyendo el análisis formal, señalaremos que la obra transmite una impresión de intimidad y sosiego. Una observación atenta permitirá comprobar que bajo la aparente tosquedad de la obra se encuentra una disposición de sus elementos muy estudiada, marcada por el equilibrio entre los elementos constructivos y los decorativos.

 

Como se ha señalado, el monumento pertenece al arte románico, como lo evidencian los arcos de medio punto, los capiteles historiados, el carácter antinaturalista del relieve… Hay que señalar que el alfarje debe ser clasificado dentro del gótico-múdejar, bien que el sector representado en la imagen es una reconstrucción realizada a finales del siglo XIX. El alfarje original, parcialmente conservado, se fecha en el último cuarto del siglo XIV.

 

Como ya adelantamos, la obra es el claustro del monasterio burgalés de Santo Domingo de Silos.

 

La edificación del claustro se inició durante el abadiato del sucesor de Santo Domingo: Fortunio (1073-1100). Constaba en el proyecto original de catorce arcos por crujía, pero a las del lado norte y sur se añadieron dos más, prolongando su eje este-oeste a la par que el del templo adyacente. Sesenta arcos pues, con sesenta y cuatro capiteles en total. En el centro de cada panda (salvo el norte, que quedo descentrado) el capitel medial es de mayor tamaño y apea en grupos de cinco columnillas excepto el del lado de poniente que lo hace en cuatro columnas torsas. La crujía que aparece en la imagen es la situada a oriente.

 

Los grandes machones de las esquinas del claustro se decoraron con ocho grandes escenas en relieve, como queda dicho. Las escenas representadas son el Árbol de Jessé (Genealogía de Cristo), la Anunciación de la Virgen, el Descendimiento de la Cruz, la Colocación de Cristo en el Sepulcro y la Resurrección (plasmada por la aparición del Ángel a las Santas Mujeres), el Encuentro de Cristo con los discípulos de Emáus, la aparición de Cristo ante Tomás y el resto del colegio apostólico, la Ascensión de Cristo a los Cielos y el episodio de Pentecostés. Aunque los motivos escogidos parecen responder a un programa coherente, de sentido cristológico, lo cierto es que su ejecución se prolongó durante siglos y que, además, no están colocados en orden.

 

Estos relieves evocan labores orientales, más propias de la eboraria que de la escultura en piedra. Igualmente son perceptibles las influencias del románico languedociano (Moissac y S. Sernin de Toulose).

 

A lo largo de las diferentes épocas de edificación del claustro trabajaron en el mismo varios maestros. Dos de ellos son los que llevaron el peso de la mayor parte del mismo.

 

El «Primer Maestro de Silos» trabaja a finales del siglo XI y a él se deben las mayor parte de las escenas en los machones y los capiteles existentes en las crujías este y norte, más algunos de la de poniente que dejara labrados.

 

El «Segundo Maestro de Silos» desarrolla su labor a mediados del siglo XII en la mayor parte de la crujía de poniente y en la meridional.

 

Otros dos maestros, en torno al 1200, se encargan de labrar las escenas del Arbol de Jessé y la Anunciación, respectivamente. Se trata de esculturas de bulto, más naturalistas y que son clasificados como protogóticos. De esta época, y de este estilo, son tres capiteles del claustro que muestran escenas bíblicas.

 

De la misma época, inicios del siglo XIII, es el claustro superior, que repite en su estructura y decoración el claustro bajo, bien que ciertos detalles evocan el coetáneo arte cisterciense.

 

Hay que recordar que en este momento a los artistas no se les guardaba ninguna valoración especial, y se les consideraba simples artesanos. Como otras tantas obras de la época, el claustro de Silos pudo ser obra de talleres itinerantes, aunque más bien parece que el monasterio contó con un taller permanente cuyo estilo irradió por toda la Meseta.

 

Como el resto de claustro medievales, el de Silos servía para la meditación y el descanso de los monjes, pero también para organizar las dependencias del monasterio.

 

Aunque Silos mantuvo su independencia respecto a Cluny, lo cierto es que el propio Santo Domingo introdujo la Regla de Cluny en esta comunidad. Por ello, este monasterio, y su claustro, siguen fielmente el esquema cluniacense.

 

Así, el claustro se sitúa al sur de la iglesia, o sea el flanco más soleado. En el lado este del claustro se encontraba el armariolum, habitación destinada a archivo, la sala capitular, que servía para las reuniones de la comunidad, el scriptorium, donde se copiaban los manuscritos, la celda del abad y la colina. En la panda meridional se situaba el refectorio y en la panda occidental se ubicaba la cilla y los lagares. El dormitorio se hallaba en el segundo piso, en el flanco oriental.

 

Para situar el monumento en su contexto histórico, social, político y religioso señalemos que el arte románico es el fruto de la combinación armónica de las más diversas influencias: romana, bizantina, prerrománica, e islámica. Testimonio de esta diversidad en la obra que comentamos es la influencia de la arquitectura prerrománica, mozárabe y musulmana.

 

La distribución geográfica de este estilo es muy amplia y alcanza buena parte de Europa con una alta densidad de construcciones en el norte de España, Francia, Gran Bretaña, Alemania e Italia, extendiéndose además por otras regiones más septentrionales y orientales del continente. Las cruzadas extenderán este arte a Tierra Santa.

 

La península Ibérica, se encuentra en este momento repartida entre cristianos y musulmanes, de ahí que el grueso de las manifestaciones de este estilo se concentren en la mitad septentrional. La convivencia con el arte islámico, especialmente el califal, hará surgir un románico mudéjar, que más que un estilo hay que verlo como una fusión entre las técnicas constructivas y decorativas de la arquitectura románica y de la musulmana.

 

La cronología del románico resulta sorprendentemente breve: surge con posterioridad al año 1000 y a partir del 1144 (consagración de la abadía francesa de Saint-Dennis), comienza a ser sustituido por el gótico, bien que el reemplazo hasta la segunda mitad del siglo XIII, aunque en algunas comarcas pervive hasta el siglo XIV.

 

El mundo románico se caracterizaba por una economía ruralizada, basada en el feudo (gran explotación agraria autosuficiente). Los intercambios económicos solían realizarse mediante trueque, pago en especie o en jornadas de trabajo. Las ciudades o burgos resurgieron a partir del siglo XI, concentrando la artesanía y el comercio.

 

La sociedad estaba configurada en estamentos o grupos sociales a los que se accedía por nacimiento, salvo el clero. Los privilegiados eran la nobleza y el clero y los no privilegiados (villanos) eran un grupo muy heterogéneo (burgueses, artesanos y campesinos). Los siervos de la gleba eran agricultores que vivían en estado de semi-esclavitud.

 

El régimen político imperante era la monarquía hereditaria. En teoría el poder del rey era absoluto, pero en la práctica tenía que gobernar de acuerdo con los nobles con los que establecía relaciones de vasallaje.

 

Respecto a la religión, en este período el Occidente Europeo sigue las enseñanzas de la Iglesia Católica Romana. La Iglesia ayudaba al rey en el gobierno y la administración, controlaba la educación, la cultura y la producción artística. Por lo demás, al administrar los sacramentos, su influencia se dejaba sentir con fuerza en la vida privada. En esta época los monasterios benedictinos cobran un gran auge y reciben cuantiosas donaciones, sobre todo en tierras. También destacan algunas catedrales y santuarios que albergaban preciadas reliquias y que no tardan en convertirse en lugares de peregrinación.

 

El arte románico se convirtió en un eficaz vehículo de la autoridad de la Iglesia y de su doctrina. En este estilo la escultura y la pintura tienen un fin instructivo, pedagógico y aleccionador. Con ellas se transmiten mensajes catequéticos y simbólicos a los feligreses que podían «leer» y recordar en las imágenes tanto las enseñanzas de las Sagradas Escrituras como la concepción del mundo y el universo vigente este momento, concepción en la que primaba lo trascendente y lo simbólico.

 

Esta ilustración procede del álbum de flickr de José Antonio Gil Martínez / FreeCat. A continuación se reproducen enlaces hacia el álbum y hacia la imagen en cuestión:

 

www.flickr.com/photos/freecat/

 

www.flickr.com/photos/freecat/8211726528/

 

© de la imagen: José Antonio Gil Martínez / FreeCat.

 

Por su parte, el comentario depende en gran medida (incorpora párrafos enteros) de la página web «la guía digital de la arquitectura románica», de la que se indica el obligado enlace:

 

 

www.arquivoltas.com/15-burgos/02-Silos02.htm#

 

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Uploaded on May 14, 2014