Epicuro14
Claroscuro invernal
"¿Dónde debemos buscar la verdad,
en la claridad o en la oscuridad?"
Era una tarde borrascosa. Dentro del frío Land Rover, mientras se sucedían chubascos pasajeros, estaba absorto con la lectura.-Qué bien- sin escuchar en la radio sobre las crisis (económica no sólo, sino de sensibilidad...).
La pluma de Werner Heisenberg, uno de los físicos fundadores de la teoría cuántica (pero a la vez preocupado por los fundamentos de la Existencia y el sentido de la vida), me llevó cuando alcancé a leer el párrafo arriba citado, a uno de esos torrentes bestiales del intelecto cuando nos movemos entre el saber y el no saber, y flipamos con la mera realidad que se nos presenta. De pronto, miro, y es como si el Cielo y el Mundo conjugaran todas las respuestas a las preguntas que no hice, en ese su lenguaje que nunca sabremos explicar.
A veces, el cielo y los panoramas del mundo son una respuesta o más bien un reflejo de lo que se cuece en nosotros.
Algo así como los Paisajes del Alma, que decía Unamuno.
Asistí a una fabulosa sucesión de luces y sombras entre los chaparrones.
(No se trata de un halo de luz de sol filtrado entre las nubes, sino que era la cortina de lluvia de un chubasco pasajero iluminada por el sol desde la derecha. Habitualmente estos pequeños chaparrones en el cielo se ven precisamente oscuros y no claros como en este caso)
Claroscuro invernal
"¿Dónde debemos buscar la verdad,
en la claridad o en la oscuridad?"
Era una tarde borrascosa. Dentro del frío Land Rover, mientras se sucedían chubascos pasajeros, estaba absorto con la lectura.-Qué bien- sin escuchar en la radio sobre las crisis (económica no sólo, sino de sensibilidad...).
La pluma de Werner Heisenberg, uno de los físicos fundadores de la teoría cuántica (pero a la vez preocupado por los fundamentos de la Existencia y el sentido de la vida), me llevó cuando alcancé a leer el párrafo arriba citado, a uno de esos torrentes bestiales del intelecto cuando nos movemos entre el saber y el no saber, y flipamos con la mera realidad que se nos presenta. De pronto, miro, y es como si el Cielo y el Mundo conjugaran todas las respuestas a las preguntas que no hice, en ese su lenguaje que nunca sabremos explicar.
A veces, el cielo y los panoramas del mundo son una respuesta o más bien un reflejo de lo que se cuece en nosotros.
Algo así como los Paisajes del Alma, que decía Unamuno.
Asistí a una fabulosa sucesión de luces y sombras entre los chaparrones.
(No se trata de un halo de luz de sol filtrado entre las nubes, sino que era la cortina de lluvia de un chubasco pasajero iluminada por el sol desde la derecha. Habitualmente estos pequeños chaparrones en el cielo se ven precisamente oscuros y no claros como en este caso)