Gullfoss
La cascada de Gullfoss fue de propiedad privada hasta mediado el siglo XX y se especuló con la posibilidad de aprovechar la caída de agua para producir energía eléctrica. La falta de capitales obligó a abandonar la idea. Esta paradoja, se hace presente en 2012 cuando la crisis financiera ha hecho que ciertos islandeses, desde una perspectiva utilitarista pero pensando sólo en el corto plazo crean que el futuro de Islandia es la producción de aluminio. Para ello serían necesarias varía centrales hidroeléctricas nuevas y la modificación de un paisaje, que como vemos es el principal atractivo turístico de Islandia. Lo que está claro es que no se puede combinar un modelo de industria pesada, con un modelo de turismo sostenible y ejemplar.
La cascada de Gullfoss se divide en dos partes, la segunda cascada es oblicua a la primera y lanza las aguas del río Hvítá hacía la zona por la que llegamos. Esto hace que las perdamos de vista y la sensación sea que se internan en la tierra, buscando tal vez a los exploradores imaginados por Julio Verne. El salto de agua es de 32 metros en un estrecho acantilado natural de unos 70 metros, lo que concentra el caudal y provoca un ruido ensordecedor. El cañón por el que el río discurre se extiende durante dos kilómetros y medio, aprovechando y ampliando a través de los milenios antiguas fisuras de lava. Hoy la profundidad de este cañón natural llega a ser de 70 metros en algunos lugares.
Gullfoss
La cascada de Gullfoss fue de propiedad privada hasta mediado el siglo XX y se especuló con la posibilidad de aprovechar la caída de agua para producir energía eléctrica. La falta de capitales obligó a abandonar la idea. Esta paradoja, se hace presente en 2012 cuando la crisis financiera ha hecho que ciertos islandeses, desde una perspectiva utilitarista pero pensando sólo en el corto plazo crean que el futuro de Islandia es la producción de aluminio. Para ello serían necesarias varía centrales hidroeléctricas nuevas y la modificación de un paisaje, que como vemos es el principal atractivo turístico de Islandia. Lo que está claro es que no se puede combinar un modelo de industria pesada, con un modelo de turismo sostenible y ejemplar.
La cascada de Gullfoss se divide en dos partes, la segunda cascada es oblicua a la primera y lanza las aguas del río Hvítá hacía la zona por la que llegamos. Esto hace que las perdamos de vista y la sensación sea que se internan en la tierra, buscando tal vez a los exploradores imaginados por Julio Verne. El salto de agua es de 32 metros en un estrecho acantilado natural de unos 70 metros, lo que concentra el caudal y provoca un ruido ensordecedor. El cañón por el que el río discurre se extiende durante dos kilómetros y medio, aprovechando y ampliando a través de los milenios antiguas fisuras de lava. Hoy la profundidad de este cañón natural llega a ser de 70 metros en algunos lugares.