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Ensueño (a la sombra de una higuera)

Black

 

 

Viento sur, endiablado. Nadie diría que nos encontramos a las puertas de febrero. Hoy el sol ha salido revoltoso y picante.

 

Anaranjado y glotón como no se le recordaba en lo que va de año, va trepando orgulloso hasta alcanzar su zénit mientras desparrama violentas carcajadas sobre las ramas desnudas de los pobres arbolitos, que han pasado sin apenas darse cuenta de temblar, a erizarse; a descontraer sus venas, a templarse, a disgregarse. Y van soltando una especie de tufillo amable, entre confiado y tímido, concentrando sus más íntimas esencias en las diminutas perlas que se les escurren por los dedos para venir a estamparse sobre la frente del emocionado, y fatigado, caminante, que aun no tiene claro si se trata de las lágrimas de la pasada noche o los primeros sudores del rabioso mediodía

 

Al borde de ese paroxismo que roza el delirio y te impulsa torpemente a alcanzar la cumbre, ese que sólo se degusta en toda su amplitud cuando uno se sabe solo, rodeado de esa muchedumbre de seres razonables que pueblan la naturaleza más salvaje; al borde, también, del colapso, un hallazgo impagable: una sombra espesa y fresca, una fuente, un manantial de ensoñación y descanso

 

Una buena piedra plana, un respiro hondo y, de súbito, el hambre se revela como un instinto fiero, tan canino como humano. Entonces la sonrisa emerge tan íntima como abierta en la certeza de que, uno, no se acaba de caer de un árbol. Por mucho que los suizos salgan a diario en la prensa a cuenta de su neutralidad y sus bancos, no cabe la menor duda de que pasarán a la historia por la invención de la navaja multiusos. Otro tanto los ingleses, supongo, por la fraternal fiambrera de lata. Los alpinistas, por la mochila. Los calvos, por si acaso. Y el vino...bueno, estamos en Navarra

 

Estamos en el mundo. Y tras reconciliarnos generosamente con las entrañas, nada mejor que una siesta, al arrullo de ese chapoteo incansable que brota del fondo mismo de la tierra. Tambien estamos en el siglo XXI, y quien necesite otra música que la que brinda el momento no tiene más que ponerse las orejeras. No es el caso

 

Tampoco es el caso de que Morfeo venga a apoderarse de estas cumbres. Aquí, la siesta en un ensueño cargado de ensueños...

 

...y ya no se me ocurre nada más. Lo que queda, que cada cual lo cumplimente a su gusto...

 

es decir: como quiera

 

 

 

uno

 

 

dos

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Uploaded on January 31, 2013
Taken on January 29, 2013