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CONCIERTOS DE VERANO.

Rulo y la Contrabanda.

 

 

AQUELLOS MARAVILLOSOS VERANOS.

 

Mis mejores recuerdos de verano fueron en casa de mis abuelos.

Dos esbeltos cipreses siempre hacían guardia en la puerta, hortensias de mil colores y los jarrones con gladiolos recién cortados.

Y la paz que se respiraba.

El tiempo siempre como detenido.

Y la mesa siempre bien puesta, con manteles y servilletas de hilo.

Y las vajillas antiguas, los vasos de agua, verdes, imitando colas de faisanes y las copas translúcidas, inmaculadas, transparentes…

Y mi abuelo siempre me dejaba mojar los labios en vinos de un rosado arrebolado que nunca más he vuelto a contemplar.

Y el silencio sólido del salón, todo amortiguado en espesas alfombras.

Y la inutilidad de soñar cuando vives en el auténtico paraíso.

 

Mi abuela era harina de otro costal, buena, pero con carácter y la mano muy larga, demasiado larga. Aunque nunca se chivaba de mis travesuras y mis barrabasadas, siempre me caía algún cachete en el culo y siempre esa última frase: luego hablamos tú y yo, mocoso. Se le iba toda la fuerza por la boca.

Me gustaba su sagacidad, su apertura de miras, su delicada autoridad.

Y siempre me dejaba dormir lo que quisiera.

Y jamás de los jamases me castigaba.

 

Después de comer, incluso con la testarudez de las cigarras que te ponían la cabeza completamente loca, aprovechaba las radionovelas de mi abuela a las que era muy

aficionada para escapar a mi rincón preferido… el oscuro desván donde siempre encontraba artilugios casi inimaginables y se me pasaban las horas …algunas veces furiosamente deprisa y otras, maliciosamente lentas.

 

¡Ojalá siempre hubiera sido así todos los veranos de mi vida!

 

Cierta edad hace reescribir inconscientemente algunos pasajes de nuestra infancia.

Contemos historias, amigos.

 

Y ahora una canción:

www.youtube.com/watch?v=8BI-9SNV-xc

 

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Uploaded on September 8, 2022
Taken on September 5, 2022