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ISLAS CÍES.

(Pontevedra)

 

En febrero del año 2007, el periódico británico THE GUARDIAN, eligió la

Playa de Rodas como la playa más bella del mundo.

 

 

HABLEMOS AHORA DE MUJERES.

(El arte de ser un auténtico cotilla).

 

La vida de un “cotilla” es muy sacrificada y en verano roza casi lo tormentoso.

Los cotillas no dejamos de ser unos soñadores, seres muy alejados de las palabras que fija la Real Academia de la Lengua como chismosas y parlanchinas, todo lo contrario, intentamos averiguar el porqué de las cosas, de ciertas actitudes, el intríngulis de ciertos comportamientos.

 

………………………

 

Íbamos todos camino de las Islas Cíes en un barco atestado de turistas.

Y de pronto apareció ella, brillando con luz propia sobre un mar de fondo completamente azul.

Y bajo un violento sol, una luz oblicua derramaba destellos nacarados en su pelo negro azabache.

Hay que reconocer que era una morenaza de muy buen ver, vamos, una chica de portada de revista, espléndida, solemne.

Un servidor elogiaba su fina elegancia, una auténtica reprimenda para mentes que ya creían haberlo visto todo.

Calculando a ojo, no tendría más de treinta y pocos años.

Hablaba por teléfono y me hubiera gustado estar un poco más cerca de ella, pero un vientecillo fresco me traía palabras sueltas, frases inconexas que mi imaginación descifraba de inmediato con cierta coherencia.

 

Al principio no entendía nada, pero poco a poco empecé a entenderlo todo.

Hablaba con el noviete, de eso no cabía la menor duda.

 

- No me fío de ti ni un pelo Carlos, siempre me has dado mala espina, aparte de que siempre has sido un auténtico sinvergüenza.

 

Ya tenía varios datos, el sujeto se llamaba Carlos y era un presunto sinvergüenza.

La cosa se ponía interesante.

 

-Por descontado que esta noche iré al BUDA y te cantaré las cuarenta a la cara y muy clarito Carlos para que no quede ningún género de duda.

Te dejo que ya hemos llegado a las Cíes, nos vemos esta noche, canalla.

 

Hay que reconocer que la chica tenía gran aplomo y cierto carácter.

 

La seguí entre pasarelas de madera y bellos pinares.

Ya en la playa, se quitó sus sandalias, se quitó su falda completamente negra, y su camisa, completamente blanca y quedó en un bikini que lo enseñaba todo y a la vez no enseñaba nada.

Tenía unas magníficas piernas, demoledoras, diría yo.

La miraba y la miraba y no daba crédito……y en eso me quedé dormido.

Al despertar ella ya no estaba.

Volví al muelle y vi partir barcos y más barcos, pero en ninguno estaba ella.

Cogí el último barco y una cosa tenía muy clara, esa noche estaría en el Buda. ¡Vamos, como hay dios ¡

 

A las once de la noche hacía guardia en la puerta del BUDA.

Sobre las doce llegaron ellos. El Carlitos era guapo, las cosas como son, pero ella iba con un traje sastre de chaqueta, chaleco y pantalón azul marino de corte muy masculino, una camisa de raya diplomática y un cinturón negro haciendo juego con unos zapatos de cordones.

La quintaesencia de la pura elegancia. Radiante, solo faltaba una alfombra roja para resaltar tanta belleza.

 

Me senté lo más cerca posible de ellos y me llegaba un aroma fresco a flor de naranja, a madera de cedro…..a vainilla.

 

No podía oír gran cosa por la música, pero siempre quedan los gestos…..y los gestos siempre son muy elocuentes.

 

En un momento dado ella se levantó y dijo:

-¡Y una leche ¡ Ahí te quedas.

Eso lo escuché perfectamente. El hizo ademán de retenerla, pero ella de un manotazo retiró la mano de él.

Y se marchó.

Y yo la seguí.

Pero en un cruce de calles la perdí de vista. Volví sobre mis pasos con la esperanza de encontrarla, pero en vano.

Me hubiera gustado saber su nombre……por todo, por nada.

 

Y ahora una canción de

Leonard Cohen: Closing Time.

 

www.youtube.com/watch?v=XwYwFnV1kKI

 

 

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Uploaded on September 14, 2021
Taken on August 18, 2021