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monasterio de Sant Pere de Casserres: KKD con el grupo afovisp

Su origen se remonta al año 898, cuando se documenta en este lugar la existencia de un castillo fronterizo o Castrum Serrae (castillo de la sierra). El primitivo castillo era una torre rectangular o redonda, de madera o de piedra, tipo atalaya, que cumplía una función estratégica y defensiva del territorio y de las vías de comunicación. En su interior había una pequeña iglesia consagrada a Sant Pere, que los vizcondes de Osona y Cardona decidieron convertir en un monasterio benedictino. El dominio directo del castillo de Casserres pertenecía a los condes de Barcelona pero sus feudatarios eran los vizcondes de Osona y Cardona, que en el año 1006 traspasaron sus derechos sobre el dominio del castillo a los abades y al prior del cenobio. En septiembre de 1463, durante la guerra civil catalana entre el rey Joan II y la Generalitat, el castillo fue totalmente destruido.

 

El monasterio se empezó a edificar hacia el 1005, cuando la vizcondesa de Osona, Ermetruit, pidió al conde Ramon Borrell de Barcelona la cesión del dominio alodial de Casserres y la autorización para reconstruir la antigua iglesia parroquial pre-románica dedicada a Sant Pere, que por motivos desconocidos había quedado totalmente destruida. La intención de Ermetruit era construir un monasterio y proveerlo de un considerable dominio patrimonial. A partir del 1012 ya encontramos en el monasterio vida comunitaria. El primer abad de Casserres fue Acfred que regía una comunidad aproximada de 12 monjes. Entorno al 1030 se cree que empezó la edificación de la iglesia monástica, que fue consagrada en el 1050. Poco después de la consagración de la iglesia, entorno al 1060, el monasterio pasó a ser regido por priores, ya que no se pudo mantener el número de 12 monjes necesario para continuar siendo abadía. Según el historiador medievalista Antoni Pladevall, la disminución del número de monjes se debió a los enormes gastos producidos en la construcción de la iglesia y los edificios monásticos, y la situación de crisis política y económica que vivía el país y que tuvo grandes repercusiones en el aspecto político.

 

Respecto a los motivos que llevaron a la casa vizcondal de Osona-Cardona a la fundación de un monasterio en este lugar hay varias tesis. Según la historiadora Teresa Soldevila, la verdadera razón de la fundación del monasterio debe enmarcarse en un contexto propicio para la construcción de edificios religiosos que se produjo en ese periodo (principios s. XI) y verlo también como una de las consecuencias del crecimiento económico de la época. Además, la propia historiadora es de la opinión que a parte de las causas piadosas y religiosas, en realidad se trataba de reorganizar y ordenar los dominios que la familia Osona-Cardona tenía en las Guilleries y en el territorio de Sant Pere de Roda. Por otra parte, Antoni Pladevall, opina que en este caso, además, podría existir un motivo especial; pedir hijos o descendientes a Dios por parte de algunos de los vizcondes de la época y lo relaciona con la leyenda del Cuerpo Santo y la presencia en la iglesia del monasterio de una arqueta de madera con los restos de un niño momificado. Según Pladevall el hecho de que el monasterio se edificara y se dotara por la voluntad de dos vizcondesas: Ermetruit y Engúncia (suegra y nuera) y que los vizcondes de la época Ermemir II y Bermon, muriesen sin descendencia, “explicaria” la tesis de que el monasterio se fundara sobre el cuerpo de un niño que murió al poco tiempo de nacer, además de la intención votiva y piadosa de pedir descendencia a Dios para el linaje.

 

El Cuerpo Santo y el nacimiento de Sant Pere de Casserres

 

Hace mucho tiempo acaeció un hecho milagroso. Nació el hijo de una familia muy rica y poderosa de Catalunya que a los tres días de nacer ya hablaba como un adulto. Este niño dijo a sus padres que moriría muy pronto y que una vez muerto le tenían que cargar sobre una burra ciega. Les dijo que no tenían que guiar a la burra, que ella sola, sin que nadie la guiara ni le dijera nada, empezaría a caminar y que allí donde se parara tenían que construir un monasterio. Este monasterio tenía que ser en honor a Sant Pere, que era su nombre propio. Así lo hicieron. Una vez muerto el niño, le cargaron encima de una burra ciega junto a dos botellas de leche en las alforjas. La burra ciega empezó a caminar sin que nadie le dijera nada, la gente la seguía en procesión. Subió y bajo montañas, atravesó torrentes y riachuelos, pasó por campos y llanuras... Seguramente aún pueden verse las huellas que dejó marcadas en las rocas de Casserres. Después de un largo viaje, se detuvo en el extremo de la península que se forma cuando el río Ter gira hacia Sau, y la burra murió. Allí erigieron el monasterio de Sant Pere y pusieron el Cuerpo Santo del niño en un lugar principal del templo, dentro de una arqueta detrás del altar. Al mismo tiempo se establecieron unos frailes que cuidaron del monasterio y del Cuerpo del Santo niño, que se ha conservado hasta nuestros días. Hace casi treinta años que el Cuerpo Santo desapareció del lugar donde siempre había estado; alguien lo cogió (ROVIRÓ, 2000). Cuando todo el mundo pensaba que no volvería a aparecer, una noche de hace pocos años, un capellán llamó a la masía del Pla de Roda, propietarios por aquel entonces del monasterio, para informarles que tenía el Cuerpo Santo. Parece ser que quién lo había robado lo había devuelto gracias a un secreto de confesión, poco antes de su muerte. El estado actual de conservación del niño momificado es bastante precario fruto de los condicionamientos climáticos a los que fue expuesto durante su robo.

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Uploaded on May 19, 2012