Adiós a los ríos que se van...
las aguas que en canción de madre alzada
llevan hacia otra luz, hacia otros aires,
las vísperas antiguas de las zudas.
Adiós los ríos que se van, las sombras
perdidas en los árboles trenzado,
la soledad de las riberas pobres,
el hondo desaliento de los juncos.
Yo quisiera contar cómo se quedan
el ojo estrangulado de los puentes,
las ciudades que socorre el agua,
las lavanderas del amor y el hosco
pasar del aluvión en la crecida.
Pero el silencio lo contagia el río
y solo ya y sin calles,
triste amor y viejo de andadura,
he salido a la aceña, con el alba
en la frente a ras del sueño y abro el día
y digo
como un envite de la muerte eterna:
adiós los ríos que se van, bien vayan …
Jesús Hilario Tundidor
Adiós a los ríos que se van...
las aguas que en canción de madre alzada
llevan hacia otra luz, hacia otros aires,
las vísperas antiguas de las zudas.
Adiós los ríos que se van, las sombras
perdidas en los árboles trenzado,
la soledad de las riberas pobres,
el hondo desaliento de los juncos.
Yo quisiera contar cómo se quedan
el ojo estrangulado de los puentes,
las ciudades que socorre el agua,
las lavanderas del amor y el hosco
pasar del aluvión en la crecida.
Pero el silencio lo contagia el río
y solo ya y sin calles,
triste amor y viejo de andadura,
he salido a la aceña, con el alba
en la frente a ras del sueño y abro el día
y digo
como un envite de la muerte eterna:
adiós los ríos que se van, bien vayan …
Jesús Hilario Tundidor