Los voladores.
¡Menos mal que ya no hay quijotes
que arremetan contra ellos!
La vida va dando vueltas
y no quedan pensadores,
ni quedan personas libres,
ni alguien un poco cuerdo
que vuele su propio vuelo.
Ahora todo es artificial
y rebaños en manada
que se dejan maniatar
y responden a consignas
lanzadas desde algoritmos
que hacen perder la mente
en pos de todo y de nada.
Se necesitan quijotes
que alcen su voz al cielo
y con su lanza en ristre
acaben con lo artificial
y volvamos a lo nuestro,
que en este mundo no caben
artificiales inventos.
Los voladores.
¡Menos mal que ya no hay quijotes
que arremetan contra ellos!
La vida va dando vueltas
y no quedan pensadores,
ni quedan personas libres,
ni alguien un poco cuerdo
que vuele su propio vuelo.
Ahora todo es artificial
y rebaños en manada
que se dejan maniatar
y responden a consignas
lanzadas desde algoritmos
que hacen perder la mente
en pos de todo y de nada.
Se necesitan quijotes
que alcen su voz al cielo
y con su lanza en ristre
acaben con lo artificial
y volvamos a lo nuestro,
que en este mundo no caben
artificiales inventos.