Eneas Pedro
Italia - Florencia
:- Júrote, amada mía, por los rayos de la luna que platean la copa de los árboles…
:- No jures por la luna, que es su rápida movimiento cambia de aspecto cada mes. No vayas a imitar su inconstancia.
:- ¿Pues por quién juraré?
:- No hagas ningún juramento. Si acaso, jura por ti mismo, por tu persona que es el dios que adoro y en quien he de creer.
:- ¿Pues por quién juraré?
:- No jures. Aunque me llene de alegría el verte, no quiero esta noche oír tales promesas que parecen violentas y demasiado rápidas. Son como el rayo que se extingue, apenas aparece. Aléjate ahora: quizá cuando vuelvas haya llegado abrirse, animado por las brisas del estío, el capullo de esta flor. Adiós, ¡ojalá caliente tu pecho en tan dulce clama como el mío!
:- ¿Y no me das más consuelo que ése?
:- ¿Y qué otro puedo darte esta noche?
:- Tu fe por la mía.
:- Antes de la di que tú acertaras a pedírmela. Lo que siento es no poder dártela otra vez.
Italia - Florencia
:- Júrote, amada mía, por los rayos de la luna que platean la copa de los árboles…
:- No jures por la luna, que es su rápida movimiento cambia de aspecto cada mes. No vayas a imitar su inconstancia.
:- ¿Pues por quién juraré?
:- No hagas ningún juramento. Si acaso, jura por ti mismo, por tu persona que es el dios que adoro y en quien he de creer.
:- ¿Pues por quién juraré?
:- No jures. Aunque me llene de alegría el verte, no quiero esta noche oír tales promesas que parecen violentas y demasiado rápidas. Son como el rayo que se extingue, apenas aparece. Aléjate ahora: quizá cuando vuelvas haya llegado abrirse, animado por las brisas del estío, el capullo de esta flor. Adiós, ¡ojalá caliente tu pecho en tan dulce clama como el mío!
:- ¿Y no me das más consuelo que ése?
:- ¿Y qué otro puedo darte esta noche?
:- Tu fe por la mía.
:- Antes de la di que tú acertaras a pedírmela. Lo que siento es no poder dártela otra vez.