Eneas Pedro
1 - Castillo de Alba
D. Manuel Gómez Moreno visitó el castillo de Alba de Aliste a comienzos del siglo XX y dejó esta poderosa visión del lugar. "El sitio para fortaleza primitiva resulta excelente, con el río al oeste en lo hondo de espantosos tajos, un arroyo ciñéndose de este a oeste, y acceso único al sur por un breve istmo". Virgilio Sevillano acentuó, años más tarde, la fuerza del paisaje calificándolo de dantesco y comparable a los "arribes" del Duero.
El embalse de Ricobayo inundó parte del agresivo paisaje de rocas cortadas sobre el cauce del Aliste. A pesar de eso, la silueta del viejo castillo continúa mostrando una sorprendente belleza; los restos de sus torres, aún erguidas, se resisten a morir, vigiladas por el azor, los lienzos rotos de las murallas gimen con el viento cortándose en un singular horizonte de rocas, agua, colinas y encinas que ofrecen una visión difícil de olvidar.
1 - Castillo de Alba
D. Manuel Gómez Moreno visitó el castillo de Alba de Aliste a comienzos del siglo XX y dejó esta poderosa visión del lugar. "El sitio para fortaleza primitiva resulta excelente, con el río al oeste en lo hondo de espantosos tajos, un arroyo ciñéndose de este a oeste, y acceso único al sur por un breve istmo". Virgilio Sevillano acentuó, años más tarde, la fuerza del paisaje calificándolo de dantesco y comparable a los "arribes" del Duero.
El embalse de Ricobayo inundó parte del agresivo paisaje de rocas cortadas sobre el cauce del Aliste. A pesar de eso, la silueta del viejo castillo continúa mostrando una sorprendente belleza; los restos de sus torres, aún erguidas, se resisten a morir, vigiladas por el azor, los lienzos rotos de las murallas gimen con el viento cortándose en un singular horizonte de rocas, agua, colinas y encinas que ofrecen una visión difícil de olvidar.