Raíces perdidas
Caminan para ver su pueblo, que fue borrado del mapa. Y ahí está, pero a 40 metros de profundidad.
Hace 50 años, 500 vecinos abandonaron a la fuerza la localidad zamorana de Argusino.
En aras del progreso les construyeron una presa y sus casas y tierras quedaron sumergidas para siempre bajo el pantano de la Almendra.
En los bolsillos, una indemnización modesta, en el corazón un enorme vacío y el alma rota.
A veces la sequía descubre lindes de piedra, árboles y ruinas de sus raíces perdidas.
Y cuando asoma el cementerio llevan flores a sus muertos.
Medio siglo ya y siguen manteniendo viva la memoria del pueblo que murió ahogado.
Un paraje lleno de desolación que impresiona.
Raíces perdidas
Caminan para ver su pueblo, que fue borrado del mapa. Y ahí está, pero a 40 metros de profundidad.
Hace 50 años, 500 vecinos abandonaron a la fuerza la localidad zamorana de Argusino.
En aras del progreso les construyeron una presa y sus casas y tierras quedaron sumergidas para siempre bajo el pantano de la Almendra.
En los bolsillos, una indemnización modesta, en el corazón un enorme vacío y el alma rota.
A veces la sequía descubre lindes de piedra, árboles y ruinas de sus raíces perdidas.
Y cuando asoma el cementerio llevan flores a sus muertos.
Medio siglo ya y siguen manteniendo viva la memoria del pueblo que murió ahogado.
Un paraje lleno de desolación que impresiona.