Almita

Alma,

Sentir que estabas habitando en mí me dio una felicidad e ilusión que no había sentido jamás. Disfruté cada síntoma, cada sueño que iba construyendo junto a Paul. Disfruté cada test positivo de embarazo. Ni te imaginas la alegría que causaste no solo en nosotros sino en muchas personas más. Yo pensaba „como puede un ser tan pequeño generar tanta ilusión?“. Imaginé nuestra vida contigo. Que dificil es no ilusionarse: Te soñamos por años…

Ese sueño se desvaneció cuando me contaron que dejaste de crecer y que me tenía que despedir de ti. El dolor que sentí, al saber que te tenía que dejar ir, fue como si me clavaran miles de cuchillos y las heridas no pararan de sangrar. El dolor sigue y sé que me acompañará.

Pero también sé que habitará en mí siempre este amor que siento por ti. Gracias por regalarme la ilusión y esa alegría infinita. Gracias por haberme regalado mil sonrisas y un amor inmenso. Gracias por haber habitado en mí, por hacerme mamá, ahora de una estrella. Te llamamos Alma, porque estamos seguros de que eres una almita que vino a acompañarnos por un tiempo, y que tú misión era regalarnos la ilusión. Ahora habitas en la tierra, o en el cielo?, te buscamos un lugar que recibe rayos de sol y que podemos visitar y ver desde nuestra ventana.

Te amamos Alma.

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