ICa RoMa
Mirador del Patio de las acequias, Palacio del Generalife
El patio de la Acequia nazarí estaba cerrado al paisaje, al que solo podía asomarse desde este pequeño pabellón mirador situado en el eje. En este las ventanas tienen el alféizar muy bajo para poder divisar el panorama sentado en el suelo, como era costumbre en la cultura islámica de aquel momento
Las inscripciones que enmarcan las ventanas hacen referencia a un poemilla piadoso que también se encuentra -con algunas variantes- en el Mexuar, el Palacio de los Arrayanes, el de El Partal y en la Torre de la Cautiva, aunque en esta ocasión con caracteres cúficos. Esto es lo que aparece en las franjas horizontales de las ventanas:
¡Oh mi certidumbre y mi esperanza!
Tú eres la confianza, Tú eres el amparo.
¡Por el Profeta enviado,
pon buen sello a lo que hago!
Mirador del Patio de las acequias, Palacio del Generalife
El patio de la Acequia nazarí estaba cerrado al paisaje, al que solo podía asomarse desde este pequeño pabellón mirador situado en el eje. En este las ventanas tienen el alféizar muy bajo para poder divisar el panorama sentado en el suelo, como era costumbre en la cultura islámica de aquel momento
Las inscripciones que enmarcan las ventanas hacen referencia a un poemilla piadoso que también se encuentra -con algunas variantes- en el Mexuar, el Palacio de los Arrayanes, el de El Partal y en la Torre de la Cautiva, aunque en esta ocasión con caracteres cúficos. Esto es lo que aparece en las franjas horizontales de las ventanas:
¡Oh mi certidumbre y mi esperanza!
Tú eres la confianza, Tú eres el amparo.
¡Por el Profeta enviado,
pon buen sello a lo que hago!