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Haciendo ochos

Cambiemos un poco la pluma por el pelo. Siempre había oído que las liebres tienen la costumbre de realizar recorridos en los que una y otra vez se cruzan sobre sus propios rastros, de modo que a los posibles depredadores les resulta complicado seguir el rastro por el olfato. Al ser un animal principalmente nocturno, su estrategia defensiva principal es pasar desapercibida, para lo cual confía en su mimetismo hasta extremos increíbles, y sólo cuando es detectada intenta huir a la carrera. Cuando ya no les queda otra que huir lo hace realizando numerosos "zig-zags" que dificultan la captura por parte del depredador y, de vez en cuando, dan grandes saltos. A todos se nos ha puesto alguna vez alguna liebre a correr como una inconsciente delante de los focos en la carretera, ¿verdad?

 

Aquí vemos a una liebre ibérica (Lepus granatensis), especie endémica de la península de enorme adaptabilidad a ecosistemas y condiciones ambientales muy variadas, ya que se la puede observar desde la alta montaña al litoral, tanto en zonas desérticas como en regiones de alta pluviosidad, y tanto en comarcas muy humanizadas como en bosques con grandes claros y las ya mencionadas montañas. Esta estaba en una región agrícola de la meseta norte, en una suave ladera inculta. Me apareció mientras yo fotografiaba perdices y pude ver cómo realizaba, sin mucho sentido aparente, numerosas vueltas en forma de "8" cruzándose reiteradamente sobre sus propios pasos. ¿Será cierto, entonces, que ponen en práctica ese comportamiento antidepredatorio también? No he conseguido encontrar nada al respecto en bibliografía científica, pero ... cuando el río suena ... quizás ... lleve agua, ¿no?

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Uploaded on October 24, 2022
Taken on May 4, 2018