Antonio Ventaja
Virgen de Vallmoll (1450) Jaume Huguet. Museu Nacional d´Art de Catalunya
Tabla central perteneciente al Retablo de Vallmoll pintado hacia 1450 para la iglesia de Santa María de Vallmoll en la provincia de Tarragona.
Probablemente se trata de la primera obra de Huguet y en ella se nos presenta como un creador receptivo a esquemas y modelos eyckianos que ya habían sido adaptados por Lluís Dalmau en su famosa Verge dels Consellers. A pesar de ello, Huguet no volvió a repetir semejanzas tan grandes con los flamencos, sino que adoptó el realismo del norte, que no había visto nunca directamente, en su propia forma compositiva, creando su propia escuela.
La advocación de la iglesia de Santa María de Vallmoll a la Virgen explica que la figura central del antiguo retablo gótico fuera ocupado por la escena de María entronizada en sedes sapientiae —con el Niño sobre sus rodillas—, acompañada de ángeles músicos y oferentes. La composición y buena parte de los detalles de la Virgen dels Consellers están presentes en esta obra. La túnica, el cinturón o el bordado con pedrería de la orla de su manto, son copias exactas.
La ambientación del espacio es más austera en la imagen de Vallmoll y se ha reducido a la parte ocupada del trono de madera tallada. Si la obra dels Consellers la visión del fondo describía un paisaje que enmarcaba la escena interior con todos los personajes, en esta tabla el fondo es dorado con un relieve de decoración fitomórfica, con menos virtuosismo. El trono es de madera con ricas tracerías góticas en la parte alta. Simula formar una hornacina de nervaduras góticas. Los brazos están ricamente tallados con una hoja de acanto y un anciano leyendo.
Detrás del trono se sitúan seis ángeles, tres músicos en el lado derecho y tres cantores en la izquierda, en primer plano, ante la Virgen, hay otros dos ángeles arrodillados, que están ofreciendo respectivamente un lirio blanco y una bandeja de rosas. El lirio fue frecuente en la iconografía mariana de la época la flor que representa la castidad y la virginidad.
El Niño, que lleva al cuello un colgante de coral rojo, anuncio del sacrificio, toma una rosa para entregarla a su madre. El autor utiliza esta simbología en la que las ofrendas de los ángeles van dirigidas al Niño, y este las traslada posteriormente a María para simbolizar el don de la castidad otorgado por Jesucristo.
En la iconografía más común, la rosa aparece en las manos de María. Son menos frecuentes las representaciones en que, como en el caso del Retablo de Vallmoll, es el Niño quien se la ofrece.
La escena central aparece rodeada por la imagen de cuatro profetas situados en los montantes. Van ataviados con largas vestiduras, con turbantes de estilo flamenco, y forros o adornos de armiño. Llevan extendidas las filacterias que los identifican: Moisés, David, Isaías y Daniel.
Virgen de Vallmoll (1450) Jaume Huguet. Museu Nacional d´Art de Catalunya
Tabla central perteneciente al Retablo de Vallmoll pintado hacia 1450 para la iglesia de Santa María de Vallmoll en la provincia de Tarragona.
Probablemente se trata de la primera obra de Huguet y en ella se nos presenta como un creador receptivo a esquemas y modelos eyckianos que ya habían sido adaptados por Lluís Dalmau en su famosa Verge dels Consellers. A pesar de ello, Huguet no volvió a repetir semejanzas tan grandes con los flamencos, sino que adoptó el realismo del norte, que no había visto nunca directamente, en su propia forma compositiva, creando su propia escuela.
La advocación de la iglesia de Santa María de Vallmoll a la Virgen explica que la figura central del antiguo retablo gótico fuera ocupado por la escena de María entronizada en sedes sapientiae —con el Niño sobre sus rodillas—, acompañada de ángeles músicos y oferentes. La composición y buena parte de los detalles de la Virgen dels Consellers están presentes en esta obra. La túnica, el cinturón o el bordado con pedrería de la orla de su manto, son copias exactas.
La ambientación del espacio es más austera en la imagen de Vallmoll y se ha reducido a la parte ocupada del trono de madera tallada. Si la obra dels Consellers la visión del fondo describía un paisaje que enmarcaba la escena interior con todos los personajes, en esta tabla el fondo es dorado con un relieve de decoración fitomórfica, con menos virtuosismo. El trono es de madera con ricas tracerías góticas en la parte alta. Simula formar una hornacina de nervaduras góticas. Los brazos están ricamente tallados con una hoja de acanto y un anciano leyendo.
Detrás del trono se sitúan seis ángeles, tres músicos en el lado derecho y tres cantores en la izquierda, en primer plano, ante la Virgen, hay otros dos ángeles arrodillados, que están ofreciendo respectivamente un lirio blanco y una bandeja de rosas. El lirio fue frecuente en la iconografía mariana de la época la flor que representa la castidad y la virginidad.
El Niño, que lleva al cuello un colgante de coral rojo, anuncio del sacrificio, toma una rosa para entregarla a su madre. El autor utiliza esta simbología en la que las ofrendas de los ángeles van dirigidas al Niño, y este las traslada posteriormente a María para simbolizar el don de la castidad otorgado por Jesucristo.
En la iconografía más común, la rosa aparece en las manos de María. Son menos frecuentes las representaciones en que, como en el caso del Retablo de Vallmoll, es el Niño quien se la ofrece.
La escena central aparece rodeada por la imagen de cuatro profetas situados en los montantes. Van ataviados con largas vestiduras, con turbantes de estilo flamenco, y forros o adornos de armiño. Llevan extendidas las filacterias que los identifican: Moisés, David, Isaías y Daniel.