_Moments_
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Los conquistadores encontraron un Imperio dividido en una guerra entre hermanos, donde se formaron bandos que rivalizaban más entre ellos que contra los españoles. Además, de la ya mencionada ayuda de pueblos antiguamente subyugados por los Incas, como los huaylas y wankas.
No solo las crónicas acreditan estas alianzas entre españoles y nativos andinos, pues también la arqueología respalda esta unión.
Un estudio de los enterramientos en el cementerio de Puruchuco, realizado a los combatientes caídos en el asedio de Lima, demuestra que la muerte de la mayoría de guerreros del ejército de Manco Inca no perecieron por heridas de pólvora o metal, sino por heridas causadas por armas indígenas como piedras, lanzas y macanas.
(...)
El translatio imperii explica la facilidad con la que los descendientes Incas reconocieron el gobierno de la Corona de Castilla, así como el reconocimiento por parte de Castilla de su linaje noble y sirvió para que el polígrafo Pedro de Peralta privilegiara la incorporación del reino peruano al imperio hispano a través de un pacto matrimonial acordado por las casas reales inca y española, antes que una conquista (Víctor Peralta Ruiz en Mujica Pinilla, 2020). Por lo tanto, podemos afirmar que el proceso de conquista en Perú no fue de invasión ni de liberación, sino de una compleja red de alianzas e intereses entre españoles, panacas incaicas y otras culturas aliadas.
(...) A) diferencia de hoy donde se considera que la autoridad del Inca terminó con Atahualpa y la caída del Tahuantinsuyo, para la sociedad virreinal, especialmente para la nobleza indígena, la autoridad del Inca sobrevivió a la conquista trasladándose hacia el rey de España. Según Ramón Mujica Pinilla (2020), “la conquista española no representó para el inca virreinal un quiebre con su pasado histórico. Al contrario, las Cédulas Reales de Carlos V permiten el auge de la genealogía inca que empleó el sistema jurídico hispano para reconstruir los linajes prehispánicos”. Esto llevó a una mayor aceptación de la cultura occidental y la fe cristiana, las cuales fusionaron con las creencias andinas para formar un sincretismo que ha llegado hasta el día de hoy.
No es de sorprender que para el año 1560, los descendientes de las panacas incaicas, incluyendo a los descendientes directos de Huayna Cápac, Sayri Túpac (hijo de Manco Inca) y Carlos Inca (hijo de Paullu Inca) vivían cómodamente entre los españoles, disfrutando de los beneficios y privilegios que les traía pertenecer a una nobleza bajo el amparo de la corona española. Su prosperidad económica venía de las pensiones vitalicias concedidas por la corona española, de los tributos indígenas y de otras actividades económicas lucrativas (Merluzzi, 2014). Sus hijos contrajeron matrimonio con ricos vecinos españoles y la descendencia incaica unió apellidos con las familias más reconocidos de Europa. Ellos fueron los hijos de dos mundos.
Los Incas Hispanos:
La Historia no contada de la Conquista del Perú
Rafael Aita
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Los conquistadores encontraron un Imperio dividido en una guerra entre hermanos, donde se formaron bandos que rivalizaban más entre ellos que contra los españoles. Además, de la ya mencionada ayuda de pueblos antiguamente subyugados por los Incas, como los huaylas y wankas.
No solo las crónicas acreditan estas alianzas entre españoles y nativos andinos, pues también la arqueología respalda esta unión.
Un estudio de los enterramientos en el cementerio de Puruchuco, realizado a los combatientes caídos en el asedio de Lima, demuestra que la muerte de la mayoría de guerreros del ejército de Manco Inca no perecieron por heridas de pólvora o metal, sino por heridas causadas por armas indígenas como piedras, lanzas y macanas.
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El translatio imperii explica la facilidad con la que los descendientes Incas reconocieron el gobierno de la Corona de Castilla, así como el reconocimiento por parte de Castilla de su linaje noble y sirvió para que el polígrafo Pedro de Peralta privilegiara la incorporación del reino peruano al imperio hispano a través de un pacto matrimonial acordado por las casas reales inca y española, antes que una conquista (Víctor Peralta Ruiz en Mujica Pinilla, 2020). Por lo tanto, podemos afirmar que el proceso de conquista en Perú no fue de invasión ni de liberación, sino de una compleja red de alianzas e intereses entre españoles, panacas incaicas y otras culturas aliadas.
(...) A) diferencia de hoy donde se considera que la autoridad del Inca terminó con Atahualpa y la caída del Tahuantinsuyo, para la sociedad virreinal, especialmente para la nobleza indígena, la autoridad del Inca sobrevivió a la conquista trasladándose hacia el rey de España. Según Ramón Mujica Pinilla (2020), “la conquista española no representó para el inca virreinal un quiebre con su pasado histórico. Al contrario, las Cédulas Reales de Carlos V permiten el auge de la genealogía inca que empleó el sistema jurídico hispano para reconstruir los linajes prehispánicos”. Esto llevó a una mayor aceptación de la cultura occidental y la fe cristiana, las cuales fusionaron con las creencias andinas para formar un sincretismo que ha llegado hasta el día de hoy.
No es de sorprender que para el año 1560, los descendientes de las panacas incaicas, incluyendo a los descendientes directos de Huayna Cápac, Sayri Túpac (hijo de Manco Inca) y Carlos Inca (hijo de Paullu Inca) vivían cómodamente entre los españoles, disfrutando de los beneficios y privilegios que les traía pertenecer a una nobleza bajo el amparo de la corona española. Su prosperidad económica venía de las pensiones vitalicias concedidas por la corona española, de los tributos indígenas y de otras actividades económicas lucrativas (Merluzzi, 2014). Sus hijos contrajeron matrimonio con ricos vecinos españoles y la descendencia incaica unió apellidos con las familias más reconocidos de Europa. Ellos fueron los hijos de dos mundos.
Los Incas Hispanos:
La Historia no contada de la Conquista del Perú
Rafael Aita