_Moments_
_
Hace ya muchos siglos que en las aldeas moravas los muchachos salen a la calle con un extraño mensaje, cuyas letras, escritas en un idioma desconocido, reproducen con enternecedora fidelidad pero sin entender su significado. Seguro que algunas gentes de hace mucho tiempo quisieron decir con eso algo importante y hoy reviven en sus descendientes como oradores sordomudos, le hablan al público con gestos hermosos pero incomprensibles. Su mensaje nunca será descifrado, no sólo porque no existe la clave, sino también porque la gente no tiene la paciencia necesaria para prestarle atención en una época en la que se ha acumulado tal cantidad de mensajes antiguos y nuevos que es imposible percibir sus textos, que se interfieren mutuamente. Ya hoy la historia no es más que la estrecha hebra de lo recordado sobre el océano de lo olvidado, pero el tiempo sigue su marcha y llegará la época en que los años tengan muchas cifras, y la memoria del individuo, que habrá permanecido igual en su extensión, no será capaz de abarcarlos; por eso irán desapareciendo de ella siglos y milenios enteros, siglos de cuadros y música, siglos de descubrimientos, batallas, libros, y eso será grave, porque el hombre perderá la conciencia de sí mismo y su historia, inconceptuable, incontenible, se encogerá en unas cuantas abreviaturas carentes de sentido.
(La broma) Milan Kundera
_
Hace ya muchos siglos que en las aldeas moravas los muchachos salen a la calle con un extraño mensaje, cuyas letras, escritas en un idioma desconocido, reproducen con enternecedora fidelidad pero sin entender su significado. Seguro que algunas gentes de hace mucho tiempo quisieron decir con eso algo importante y hoy reviven en sus descendientes como oradores sordomudos, le hablan al público con gestos hermosos pero incomprensibles. Su mensaje nunca será descifrado, no sólo porque no existe la clave, sino también porque la gente no tiene la paciencia necesaria para prestarle atención en una época en la que se ha acumulado tal cantidad de mensajes antiguos y nuevos que es imposible percibir sus textos, que se interfieren mutuamente. Ya hoy la historia no es más que la estrecha hebra de lo recordado sobre el océano de lo olvidado, pero el tiempo sigue su marcha y llegará la época en que los años tengan muchas cifras, y la memoria del individuo, que habrá permanecido igual en su extensión, no será capaz de abarcarlos; por eso irán desapareciendo de ella siglos y milenios enteros, siglos de cuadros y música, siglos de descubrimientos, batallas, libros, y eso será grave, porque el hombre perderá la conciencia de sí mismo y su historia, inconceptuable, incontenible, se encogerá en unas cuantas abreviaturas carentes de sentido.
(La broma) Milan Kundera