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La supresión de la esclavitud proporciona otro ejemplo de que la creencia victoriana en hacer el bien trajo consigo bienes materiales. De nuevo fue Palmerslon quien, como primer ministro, en 1858, señaló las ventajas de la conducta moral. "Es una curiosa coincidencia -dijo-, aun-que quizá no haya ninguna conexión entre las dos cosas, que desde el momento en que este país comenzó a abolir el comercio de esclavos, a partir de este período, ha prosperado en un grado tal como nunca antes se había experimentado."

Como hemos visto, Inglaterra era la nación que más activamente fungía como policía en las costas de África occidental contra los traficantes de esclavos. Pero, consideraciones humanitarias aparte, la Escuadra de Bloqueo se enzarzó en una guerra comercial contra los contrabandistas. El comercio del aceite de palma no podía coexistir con el tráfico de esclavos, ya que dependía de mucha mano de obra. Además, al llegar los esclavistas a puerto, todo el comercio legítimo se detenía. Toda la energía se utilizaba en abastecer al contrabandista. De nuevo, las razones morales y económicas coincidían. El desarrollo del comercio del aceite de palma dependía de la extinción del tráfico inmoral y envilecedor de los esclavos.

(…)De hecho los africanos estaban confundidos acerca del cambio de actitud de los europeos frente a la trata de esclavos. Vieron a los ingleses, que en un tiempo habían sido los principales compradores de esclavos, convertirse de pronto en los supresores principales del tráfico. Los ingleses les decían que la (trata era terrible, mientras que los franceses y portugueses seguían diciéndoles que Dios era quien la ordenaba y debía mantenerse. ¿A quién debían creer? Cuando la expedición patrocinada por Buxton llegó al Níger, en 1841, el rey ibo le dijo: "Hasta ahora habíamos pensado que era la voluntad de Dios que los negros fueran esclavos de los blancos. La gente blanca nos dijo en un principio que debíamos venderles esclavos y se los vendimos, y la gente blanca nos dice ahora que no debemos vender esclavos. Si los blancos dejan de comprar, los negros dejaremos de vender".

Los sacrificios humanos proporcionan un buen ejemplo de cómo los ingleses juzgaban a los africanos con ojos occidentales. Era fácil sentirse sacudido, pero no consideraban que tales prácticas eran parte de una religión complicada basada en exorcizar a los malos espíritus. Desde el punto de vista africano, entrometerse en sus prácticas religiosas era un sacrilegio, al igual que entrometerse en una misa católica. El doctor Oldfield, durante la expedición de Laird, vio en el delta a una mujer encadenada a un tronco de árbol, esperando que llegara la marea "para convertirse en la presa de tiburones voraces". Era la viuda de un jefe y estaba acusada de haber deseado su muerte. Cuando Oldfield intercedió, el nuevo jefe le dijo sensatamente: "La molestia del hombre blanco no es la molestia del hombre negro".

(Dios indómito. La historia del río Níger, págs. 209, 219 y 220) Sanche de Gramont

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Uploaded on October 6, 2024
Taken on November 9, 2020