_Moments_
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¿Qué estaba solo?
Sí. Estaba solo. Solo en aquel trozo de los jardines. Solo en la noche. Solo en el mundo.
Pero él pensaba:
-¿Quién no está solo? Únicamente los bobos, los simples, los que confían en el amor, en la fraternidad, en los sentimientos perennes o en la mirada vigilante de una Divinidad, creen estar acompañados a todas horas. El resto de los humanos, los analíticos, los observadores, los que no confunden el corazón con la vagina, ni toman por fraternidad lo que es interés; ni llaman sentimientos perennes al egoísmo y a la costumbre de verse a diario; ni ven la mirada vigilante de una Divinidad en los fenómenos de un azar absurdo, ciego e injusto, ésos saben de sobra que están solos... Y tienen frío...
(Pero... ¿hubo alguna vez once mil vírgenes?, págs. 522 y 523) Enrique Jardiel Poncela
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¿Qué estaba solo?
Sí. Estaba solo. Solo en aquel trozo de los jardines. Solo en la noche. Solo en el mundo.
Pero él pensaba:
-¿Quién no está solo? Únicamente los bobos, los simples, los que confían en el amor, en la fraternidad, en los sentimientos perennes o en la mirada vigilante de una Divinidad, creen estar acompañados a todas horas. El resto de los humanos, los analíticos, los observadores, los que no confunden el corazón con la vagina, ni toman por fraternidad lo que es interés; ni llaman sentimientos perennes al egoísmo y a la costumbre de verse a diario; ni ven la mirada vigilante de una Divinidad en los fenómenos de un azar absurdo, ciego e injusto, ésos saben de sobra que están solos... Y tienen frío...
(Pero... ¿hubo alguna vez once mil vírgenes?, págs. 522 y 523) Enrique Jardiel Poncela